“Unidos”: una fábula ágil pero poco inspirada que plantea la pregunta: ¿qué le pasa a Pixar?

¿En qué momento se convirtió Pixar en una máquina automatizada, en un estudio que produce en masa películas olvidables, una tras otra, con alguna excepción escondida por ahí? ¿Cuándo se transformó el estudio responsable de “Toy Story”, “Ratatouille”, “Monsters Inc.”, películas emblemáticas, en una fábrica de filmes conservadores, empaquetados para complacer a todos y asombrar a nadie? ¿Cuándo fue que la compañía se acomodó a las reglas de un mercado que propone que la animación debe ser colorida pero chata, burbujeante pero inofensiva y falta de imaginación?

Estas preguntas las desata “Unidos”, última película del estudio, estrenada este año en cines, justo antes de la cuarentena, y que se encuentra desde ayer disponible para alquilar en Flow. Y es curioso, porque la película de Pixar postula que el el mundo ha perdido su vuelo, su imaginación, y que debemos restaurarlo, urgente. Pero, paradójicamente, lo hace con una cinta formulaica, totalmente olvidable.

Bueno, en realidad, “Unidos” no está tan mal. Entretiene, es ágil, y hasta esconde algún momento emotivo entre los dos hermanos protagonistas, dos elfos que habitan un mundo de seres fantásticos, pero donde la magia ha perdido su lugar porque la tecnología hace todo.

Los dos ogros salen en busca de una gema que les permitirá revivir a su padre por un día, escapando del gris mundo moderno (un mundo idéntico al nuestro) y reencontrándose con la magia perdida, literalmente, ya que lo que reencuentran son sus propios poderes mágicos: entre literalidad de la alegoría y la falta de inspiración, originalidad y profundidad en el recorrido emocional de los personajes (termina siendo otra fábula sobre “creer en uno mismo” y “el valor de la familia” y esas cosas, y, tras “Coco”, su tratamiento de la muerte de un ser querido es tan liviana que parece una mera excusa para disparar la trama), “Unidos” se termina volviendo una película divertida pero olvidable, una más en una cadena de películas similares, otra más con un “mensaje” supuestamente profundo y reflexivo que es debajo de la superficie un discurso de autoayuda de manual.

Ese mensaje es ¡sorpresa! que es nuestro mundo el que ha perdido la magia en aras del progreso. Y Pixar bien podría haber dicho hace diez años que esa idea podía aplicarse al mundo de la animación, que perdió su vuelo y autenticidad en manos de los avances tecnológicos y la producción en cadena de cine “para toda la familia”. Pero que Pixar pronuncie ese manifiesto hoy no suena el reclamo de un estudio que desde el margen da batalla contra el monoconsumo, sino que parece el discurso de algún CEO incentivando a tener ideas a sus empleados oprimidos (¿nosotros, los espectadores?) con promesas vacías y sueños de vuelo alto.

Para colmo, ese mensaje lleva a la historia de “Unidos” a transcurrir en un mundo idéntico al nuestro, un mundo urbano y gris, lo cual carece de sentido (¿por qué manejarían los centauros autos hechos para humanos?) y, sobre todo, aporta más chatura a una propuesta desinteresada, menos sorpresas en el mundo imaginado. Y no digo que la animación solo deba encargarse de mundos fantásticos, pero sí que los mundos animados suelen estar pensados al detalle, solo por el hecho de que hay que dibujar cada silla, cada puerta, cada objeto, para ese universo particular. En “Unidos”, en cambio, el mundo por el que se mueven sus personajes parece un fondo de pantalla estándar, metropolis.jpg.

LE PUEDE INTERESAR

¿Chau chau chau?: en una fuerte interna tras el valija-gate, Tinelli analiza irse de El Trece

LE PUEDE INTERESAR

Emma Watson: los 30 años de una actriz que supo reinventarse

Y con tantas series y películas animadas explorando las posibilidades plásticas de la animación para incitar a los jóvenes a a expandir sus fronteras (¡que es lo que Pixar solía hacer!), no es arriesgado decretar que “Unidos” no va a dejar una gran marca en esta generación. Y también, sospecho -no puedo asegurarlo, porque ya no pertenezco a la juventud- que ciertos estereotipos, el nerd, ‘Calabozos y Dragones’, etc., ya no son relevantes para esta generación: es decir, sospecho que es una película hecha por adultos pensando en lo que “consumen” los chicos.

Si esto es así, Pixar, el estudio que hizo sus primeras y brillantes películas sin pensar en replicar lo que supuestamente atraía a cierta audiencia, y rompió así la subestimación del público que había en la industria del cine animado estadounidense, parece ahora haber claudicado a las reglas del mercado. Su calendario parece confirmarlo: tras estrenar una cinta por año durante todo su recorrido, se prepara para lanzar dos películas este año. Y esta cadena de producción acelerada, desde ya, puede tener un efecto sobre la originalidad.

Algo que ya se deja ver leyendo su filmografía, con una sola secuela entre sus primeras diez cintas, casi todas obras maestras, y seis secuelas entre las segundas diez, con varias películas de cuestionable calidad. Un reflejo de cómo la ambición del pasado parece transmutarse en secuelas diluidas, historias desinspiradas y apresuradas: “Unidos” nos invita a dejar volar la imaginación, recuperar la magia y bla... pero solo me ha vuelto más cínico con un mundo que parece querer arruinarlo todo.