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Información General |Se toman medidas para limitarlo y se instala una pregunta: ¿cómo mantener la distancia social en trenes y colectivos con más demanda?

Crece el uso del transporte público, otro escenario crítico frente a la pandemia

Pasó de 552.000 usuarios en el inicio de la cuarentena a 1.084.000 el viernes 8. El distanciamiento se respeta más en micros que en paradas. En los trenes viajan sentados, pero sin asientos libres y preocupa el futuro inmediato. El crecimiento desordenado de la Ciudad desalienta el uso de alternativas como motos y bicicletas

Crece el uso del transporte público, otro escenario crítico frente a la pandemia

paradas sin distancia durante la última semana / demian alday

Omar Giménez
ogimenez@eldia.com

17 de Mayo de 2020 | 01:45
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Viernes 15, 22:28, esquina de 7 y 49. Gustavo Cédola (55) toma el micro 202 ramal “A por 60” con destino a Berisso al cabo de más de una hora de espera. Trabajador esencial, Cédola está acostumbrado desde el principio de la cuarentena a encontrarse, ya en el interior del colectivo, con un paisaje abierto y despojado: pocos pasajeros, todos sentados, con barbijos, dejando -prudentes- asientos vacíos entre sí. Pero el último viernes fue distinto. Apenas subió notó que había muy pocos asientos libres y, por lo tanto, entre muchos usuarios no se guardaba el distanciamiento social recomendado por la Organización Mundial de la Salud en plena pandemia. En pocos minutos la situación empeoraría bastante. En 1 y 60 subieron más personas. Ya más de cuatro iban parados. Cédola supuso que al pasar por el retén policial de 128 y 60 pasaría algo. Y lo que pasó, continuando su camino como si nada sucediera, fue el micro, con su combo de pasajeros sentados y de pie, todos un poco inquietos ante la excesiva cercanía en tiempos de coronavirus.

La situación descrita se enmarca en una preocupación que crece a medida que se autorizan nuevas actividades y aumenta el uso del transporte público instalando un interrogante: ¿hasta qué punto se puede mantener la distancia social en micros, trenes y subterráneos a medida que el caudal de pasajeros crece?

Se trata de una de las cuestiones que más desvelan por estos días a epidemiólogos y autoridades: si hasta este momento los principales focos de atención por la expansión del coronavirus estuvieron en geriátricos, hospitales y barrios vulnerables, a medida que se liberan nuevas actividades el transporte público asoma como otro de los potenciales escenarios críticos frente a la pandemia.

Esta preocupación se basa en antecedentes concretos: en Nueva York, por caso, donde el coronavirus había provocado hasta ayer más de 22.000 muertes, se cree que el principal foco de contagio lo representó el Metro. Así lo indica un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) que encontró una relación entre las zonas más afectadas de por el COVID-19 y las líneas más transitadas del subterráneo.

Con todo, la situación en nuestro país y nuestra región es hasta ahora muy distinta, ya que el inicio temprano de la cuarentena redujo sensiblemente el uso del transporte público en todas sus formas desde los primeros días, al tiempo que se adoptaban protocolos estrictos en materia de higiene de los rodados y mantenimiento de la distancia social.

Eso hasta los últimos días, cuando el número de pasajeros se empezó a disparar: si en una situación normal trenes y colectivos (el 90% de los cuales se concentran en el Área Metropolitana de Buenos Aires) transportan a diario 4.242.450 pasajeros, durante la primera semana de la cuarentena ese número se redujo a 552.179. Pero con la autorización de nuevas actividades esa tendencia comenzó a revertirse rápidamente y ya el viernes 8 viajaron en transporte público 1.084.992 pasajeros, según datos del Ministerio de Transporte.

Desde la Unión Tranviarios Automotor (UTA) se advirtió sobre un fuerte crecimiento del uso de los trenes, incluido el ramal del Ferrocarril Roca que une a La Plata con el conurbano y la ciudad de Buenos Aires. Durante el tramo más estricto de la cuarentena, sólo un 35% de los pasajeros habituales habían usado el tren. El uso de las formaciones creció en los últimos días hasta el 10%.

El aumento también se verificó en el caso de los micros platenses, según indican desde la Municipalidad de La Plata. Si cuando comenzó la cuarentena, la demanda bajó un rotundo 95%, en los últimos días se incrementó alrededor del 10%. Actualmente la cantidad de pasajeros se ubicaría en alrededor del 15% de la correspondiente a un día en condiciones normales.

Distancia social y vehículos llenos

La preocupación en torno al transporte público tiene que ver con la dificultad para mantener la distancia social de un metro y medio recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Sobre todo en el castigado sistema de transporte regional y local, donde viajar en condiciones de hacinamiento se transformó en los últimos años en algo habitual, algo inadmisible en tiempos de pandemia.

Así, y según la UTA, los trenes del área metropolitana de Buenos Aires trasladan a diario 2.000.000 de pasajeros, aunque disponen de 600.000 asientos. Esto implica que normalmente la mayoría de los viajeros (1.400.000) viajan parados, sobre todo en horas pico.

Según datos del Observatorio de Movilidad de Gran la Plata (IIPAC-Conicet-UNLP), los micros de la Ciudad, en condiciones normales, llevan un promedio de entre 20 y 40 pasajeros por coche, muchos de ellos parados.

En estas condiciones, la progresiva incorporación de nuevos pasajeros plantea todo un desafío para micros, trenes y subterráneos.

De la mano de estas preocupaciones el transporte público se ubicó en el centro de la atención y en las últimas horas se tomaron medidas para restringir su uso. Entre ellas, la de habilitar el uso de la tarjeta SUBE sólo a trabajadores esenciales y exceptuados (una iniciativa “en desarrollo” y “sin fecha de implementación”, según se afirmó oficialmente, que había generado muchas polémicas), la multiplicación de los controles o la recurrencia en los mensajes (tanto desde el Estado como desde las empresas) que desalientan el uso de micros, trenes y subtes en el actual contexto.

Frente a este panorama este diario salió a consultar a usuarios locales de trenes y micros para saber cuál es su percepción sobre el funcionamiento de estos servicios en la pandemia y las perspectiva que se abren en el futuro inmediato.

La opinión de los usuarios

Si hace pocos meses le hubieran dicho a Adela Ibarra que iba a tener miedo de viajar en el colectivo que usó toda la vida, probablemente esa idea le hubiera parecido absurda. Pero es lo que le está pasando actualmente, según relata. A los 72 años y consciente de pertenecer a un grupo de riesgo frente al coronavirus por su edad, Adela dice que necesita tomar el micro cada tanto para ir desde Villa Elvira a una farmacia del centro a comprar medicamentos que sólo allí consigue. Y agrega que aunque la tranquiliza ver que en los colectivos de La Plata se respeta, en líneas generales, la distancia social, mediante un protocolo estricto que incluye dejar asientos vacíos entre pasajeros, no siempre pasa lo mismo en las paradas.

Las opiniones de Adela son compartidas por otros pasajeros que destacan que las medidas de distanciamiento social se cumplen tanto como el uso del barbijo y los protocolos de higiene en lo colectivos y que hay una fuerte conciencia entre los pasajeros de las medidas de cuidado. Pero también destacan que ese mismo distanciamiento social no siempre tiene su correlato en las paradas.

Agustín Amarilla, un trabajador esencial que a diario viaja desde la Plata a Buenos Aires cuenta que “hay días y días. Generalmente la distancia social se respeta, pero en horas pico eso de intercalar asientos, dejar espacios vacíos, no siempre se cumple. Y creo que eso se puede agravar a medida que liberen actividades. Otro problema es el distanciamiento en las paradas. Muchas no están señalizadas y no se cumple casi nunca. La gente espera el micro toda amontonada”, sostiene.

Amarilla destaca, a su vez, las diferencias existentes entre nuestra ciudad y Buenos Aires: “en capital los micros andan más llenos; he llegado a viajar parado en hora pico. En el tren todos vamos sentados, pero no se dejan asientos vacíos, con lo cual la distancia social, en definitiva, no se cumple”.

Maximiliano González, otro platense usuario del tren Roca, dice que “viajamos todos sentados y especialmente de Quilmes a La Plata se vacían mucho los vagones y no hay contacto. Pero pasan algunas cosas que no tienen que ver con el servicio ni con los protocolos, sino con la gente. El otro día subió un pasajero sin barbijo al vagón, por ejemplo. Nadie le dijo nada, pero se generó una situación muy incómoda para todos”.

Desde las empresas enumeran una serie de medidas que en los últimos tiempos cambiaron por completo la forma de viajar en colectivo en la ciudad y en la Región.

“Se alternan asientos que se usan y otros que están marcados para que se dejen desocupados, los choferes viajan aislados tras una barrera transparente, el uso de barbijo es obligatorio y la desinfección de las unidades se hace en cada cabecera y aún en medio del trayecto”, le dijeron a este diario fuentes de una de las empresas que presta el servicio de colectivos en la Ciudad.

En las últimas horas, además, la Municipalidad sumó operativos para tomar la fiebre a pasajeros y choferes, entre otras medidas alineadas con los protocolos provincial y nacional (ver aparte).

En tanto, desde la empresa que está a cargo del ramal La Plata Buenos Aires del Ferrocarril Roca se habla una serie de rigurosas medidas que abarcan desde tomarle la fiebre a los pasajeros que viajan en las formaciones en las cabeceras, hasta la señalización de los espacios de espera en las estaciones para que se mantenga la distancia social.

Con todo y si bien el servicio está reservado a trabajadores esenciales y exceptuados y hasta la misma empresa desaconseja su uso si no es indispensable, saben que a medida que se abran más actividades van a tener una demanda mayor que no van a poder satisfacer en las mismas condiciones.

“Desde la última autorización de actividades nuevas el servicio se volvió a brindar con todas las unidades y frecuencias y así podemos lograr que todos los pasajeros viajen sentados. Pero estamos al límite. Para conseguir que eso siga sucediendo a medida que la demanda aumente, una de las medidas en estudio es incluir colectivos que hagan el mismo trayecto del tren y por el mismo valor, de manera que todos puedan seguir viajando sentados”.

Desde la empresa destacan que entre los pasajeros hay una fuerte conciencia sobre las medidas y un altísimo acatamiento del uso obligatorio del barbijo.

“Sin embargo estamos hablando de miles de personas y siempre algún incidente se puede tener. El último fue en la estación Claypole, donde una persona se puso a toser y a gritar que tenía coronavirus. Hubo que implementar un protocolo y aunque finalmente no se registraron casos positivos, derivó en una demora del servicio”, indicaron las fuentes.

La posibilidad de que se autoricen nuevas actividades también genera preocupación en torno al sistema de micros de la Ciudad, que venía mostrando profundos problemas de frecuencias antes de la pandemia que derivaban en un mayor número de micros llenos y en largas esperas.

Para Laura Aón, titular del Observatorio de movilidad del Gran la Plata (IIPAC-Conicet-UNLP) , “ya desde el año pasado el sistema de colectivos presentaba problemas relacionados con el incumplimiento de frecuencias y la falta de controles municipales”.

La profesional cree que es posible que la situación abierta con la pandemia derive en un mayor ordenamiento del sistema y en mayores controles. Al mismo tiempo destaca que uno de los problemas que tiene La Plata es que se ha extendido mucho geográficamente y esto dificulta la prestación del sistema de colectivos. Y agrega que a medida que se vayan autorizando nuevas actividades es probable que se tengan que reforzar frecuencias, sobre todo en horas pico y puede que las empresas vayan a necesitar un mayor auxilio económico para afrontar esa coyuntura.

Pero no ve probable que la gente cambie el colectivo por otras opciones como la bicicleta o la moto -algo que está sucediendo en numerosas ciudades europeas como consecuencia del coronavirus- en parte por las grandes distancias que se recorren habitualmente en colectivo y en parte porque no hay una infraestructura acorde en la Ciudad para un mayor tránsito de ese tipo de vehículos. (ver aparte).

 

 

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“Hay días y días. Por lo general la distancia social en el micro se respeta, pero no siempre, sobre todo en horas pico y eso se puede llegar a agravar. En las paradas se descuida el distanciamiento social” Agustín Amarilla Usuario de micro y tren

“En el tren todos viajamos sentados, pero no se dejan asientos libres. A veces sube alguien sin barbijo y se genera una situación muy incómoda” Maximiliano González Usuario del tren

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