Marcharon para reclamar justicia ante un crimen “absurdo”

En la tarde de ayer, al cumplirse el quinto día de una discusión en City Bell que terminó con una mujer de 41 años asesinada y uno de sus hijos, de 17, baleado y desde ese momento internado en grave estado, un centenar de familiares y de conocidos, se movilizaron por calles de esa zona para exigir justicia.

Fue desde las 15, en forma pacífica, con pancartas y remeras donde se podía leer “Justicia para Mariángeles y Nahuel”. Todo, en un clima de profundo dolor, pero también de indignación ante la violencia.

Es que Mariángeles Lamella (41) y su hijo Nahuel (17), a media tarde miércoles pasado recibieron disparos de un arma de fuego al quedar como testigos, a escasos metros, de una gresca derivada de un reclamo por una moto robada. Según investiga la Justicia todo empezó en la cuadra con un entredicho entre vecinos y familiares de las víctimas con cuatro jóvenes que buscaban datos sobre el presunto ladrón del rodado, quien viviría en ese barrio.

Poco después del ataque, la Policía detuvo a dos hermanos de 23 y 33 años, mientras que al día siguiente se entregó en la DDI quien reconoció ser el autor de los disparos, un joven conocido en la zona por su apodo “Ruso”.

Permanecen prófugos otros dos actores de esta historia: por un lado, el cuarto sujeto que llegó hasta la cuadra de las víctimas a bordo de un auto Suzuki Fun gris y, por otro, el presunto autor del robo de la moto que los asesinos de Mariángeles estaban buscando por el barrio.

De allí que familiares de Mariángeles y de su hijo Nahuel decidieron marchar ayer por calles de la Zona Norte, para demandar que ambos sean localizados y arrestados a la brevedad.

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“DESTRUYERON A UNA FAMILIA”

Ezequiel Fromigué (33), pareja de la mujer, le dijo a este diario que “organizamos esta marcha para exigir justicia para Mariángeles y para Nahuel, porque si bien hay tres detenidos, falta que atrapen al cuarto cómplice. También al que robó la moto que vinieron a buscar estos asesinos”. El hombre, quebrado por el dolor, habló con este diario minutos antes de encabezar la caravana de manifestantes junto a la madre y un hermano de Mariángeles y algunos de sus hijos, entre otros familiares,

“Ese delincuente vive a una cuadra de acá y después del lío que se armó, se fue del barrio”, dijo Fromigué sobre uno de los prófugos.

Mientras se esforzaba para contener las lágrimas, remarcó una y otra vez que ”queremos justicia para Mariángeles y para Nahuel. Quienes hicieron esto que lo paguen con la cárcel porque destruyeron a una familia”, dijo.

El dolor extremo también impedía hablar a la madre de Mariángeles y a sus hijos.

Según indicó el viudo, “hay testigos que vieron a este grupo merodear durante dos días por el barrio, seguramente tratando de ver dónde vive quien robó esa moto”, mencionó después.

Según contaron algunos vecinos y se maneja en la investigación, el día del crimen, los sospechosos por el crimen y la herida del adolescente se habían cruzado con el autor del robo de la moto e insitían con un nuevo encuentro.

Así habría comenzado la reyerta que terminó de la peor manera, con madre e hijo, ajenos a la situación y finalmente víctimas.

“Fue un ataque absurdo, inclusive con mi cuñado Diego nos acercamos a los del Suzuki Fun a pedirles que por favor se fueran, porque nadie de la cuadra tenía nada que ver con ese asunto y que había chicos nuestros jugando en la calle y no queríamos que les pasara nada”, recordó Fromigué y añadió que “si bien se subieron al coche, desde adentro la siguieron con los que estaban increpando y ahí arrancaron con más de 10 tiros y provocaron esta desgracia”.

“no tuvimos nada que ver”

Diego Lamella, hermano de Mariángeles, puso el acento en que “la discusión de estos tipos fue a 20 metros de la casa. No tuvimos nada que ver con eso. Además, estábamos desarmados y tratamos de apaciguar los ánimos. Hasta les pedimos que se fueran, pero todo terminó en un crimen absurdo de una gran mujer y con Nahuel peleándola desde el hospital de Gonnet”.

Por otra parte, aludió a que “el Suzuki Fun en que se movieron los asesinos era prestado. Encima, el dueño se quejó en la comisaría de que le habían roto los vidrios del auto, cuando eso pasó por lo balazos del arma de uno de ellos”, señaló.

“El que les prestó el coche es un profesor y también es cómplice de los que hicieron todo esto”, sostuvo Fromigué.

Y no soslayó que “con casi una docena de disparos que realizaron desde el auto y con las personas que había en ese momento en la calle, fue un milagro de que no hayan matado a más personas”.

La familia, al mismo tiempo, sigue pendiente del estado de salud de Nahuel: “sigue grave, pero permanece estable”.

Diego, hermano de la mujer ultimada, dijo que “por un milagro” no hubo más víctimas