“Lo que falta: una terapia antiviral efectiva y saber más sobre inmunidad”

“Hubo grandes avances y en un año se aprendió mucho más sobre el coronavirus que lo que sabemos sobre otras enfermedades. Pero todavía persisten grandes interrogantes y queda mucho por investigar. Especialmente, se necesita una terapia antiviral, algo que actúe contra el virus y lo mate y también tenemos que tener más precisiones sobre la inmunidad. Saber cuánto dura la inmunidad natural y cuánto las obtenida a través de las vacunas”.

El que habla es el infectólogo platense Amadeo Esposto, que al hacer un balance de los avances e interrogantes relacionados con el coronavirus a un año de producirse la primera muerte causada por el virus en el mundo, también cuestionó el rol de la Organización Mundial de la Salud frente a la pandemia.

“Faltó un liderazgo mundial y no hubo un plan de contingencia, frente a una pandemia que dio demasiados indicios previos. Eso no puede volver a pasar”, sostuvo.

Para Esposto el aspecto más preocupante en torno al coronavirus a un año de esa primera muerte es la falta de un tratamiento antiviral.

“Hubo algunos intentos, inicialmente con la hidroxicloroquina y después con la invertmectina, pero todavía falta información, documentación y análisis”, dice Esposto.

Por lo pronto, las terapias que dieron los mejores resultados en casos graves, como el uso de corticoides, actúan sobre la tormenta de citoquinas (una reacción inmunitaria defensiva potencialmente mortal) y no sobre el propio virus.

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Esposto destaca a su vez que desde que se inició la pandemia hasta hoy se produjeron grandes avances en el conocimiento del virus: “aprendimos que el coronavirus pertenece a un grupo de virus ya conocido que producía resfriados estacionales y dos de los cuales ya habían generado preocupación tiempo atrás: el SARS y el MERS”.

En ambos casos, dice el especialista, se trató de virus que generaron un alto impacto, aunque limitado, pero con una mortalidad importante, mayor aún a la del actual coronavirus.

“También sabemos que se trata de un virus ARN, que el COVID-19 es una zoonosis, una de esas enfermedades que desde el animal se transmite al hombre y se estima que el origen fue el murciélago y desde él llegó al ser humano a través de otro mamífero”.

Se aprendió mucho, agrega Esposto, sobre la forma de transmisión, aunque en el camino hubo algunas polémicas que finalmente se resolvieron, una referida al papel de los aerosoles (partículas suspendidas en el aire) en la transmisión del virus (hoy se consideran uno de los principales factores de contagio) y otra a la utilidad de las mascarillas como método de barrera para prevenir el contagio, incorporadas hoy como un elemento más de la vida cotidiana en gran parte del planeta.

En tanto y en lo referido a la inmunidad, Esposto destacó que falta conocer cuánto dura la natural y la artificial y entre tanto no tengamos certezas en ese sentido, mientras no se logre el control de la epidemia, hasta los que tuvieron el virus o se vacunaron van a tener que seguir las medidas de prevención para no transmitirlo.”