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Información General |Un proceso que no conduce a una sanción penal, pero tiene un propósito reparador

Sufrió abuso sexual en su niñez y ahora busca un juicio sin precedente en el país

Frente a la prescripción de un delito que marcó su vida, Patricia Aguirre espera la realización de un Juicio por la Verdad

Sufrió abuso sexual en su niñez y ahora busca un juicio sin precedente en el país

“Una hace la denuncia cuando puede, cuando le llega el momento y no haciendo cuentas con los tiempos de la Ley”, explica Patricia / cesar Santoro

21 de Marzo de 2021 | 04:20
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Su tío empezó a abusar de ella cuando ella tenía cinco años. Hasta los diez vivió ese tormento que recién veinticinco años después, luego de ser madre y haber recibido tratamiento psicológico, pudo poner en palabras y denunciar. Pero entonces se encontró con dos obstáculos: el primero fue que parte de su familia la dejó de lado al contarlo; el segundo fue de orden legal: por los años transcurridos desde los hechos ese delito había prescrito. Pese a eso, ella busca hoy que la Justicia se ocupe de lo que sufrió por medio de un proceso sin precedente para este tipo de delito en el país.

“Éramos una familia muy clan, muy chapados a la antigua, donde había figuras matriarcales muy fuertes pero que a la vez reproducían toda la estructura patriarcal, porque éramos un mar de mujeres, pero todas abusadas y violentadas”, cuenta Patricia Aguirre, la protagonista de esta historia, que hoy tiene 36 años, vive en La Plata y se expone a hablar de lo sufrido porque entiende que puede ayudar a otras mujeres en su situación.

Con ese telón de fondo familiar, los abusos se sucedieron durante cinco años, de 1990 a 1995. Primero en su casa en Glew, donde vivía en el mismo terreno que ocupaba su tío. Y después siguieron en San Vicente, a donde se había mudado a los nueve años, en la camioneta de él cuando iba a visitarlos.

“Lo naturalicé mientras vivía ahí –reconoce-. Hasta le hacía la torta de cumpleaños a mi abusador: yo formé parte de ese silencio, de esa rueda que giraba, de la cultura de la violencia contra las mujeres, que eran secretos familiares que quedaban ahí”.

Con los años, la maternidad la movilizó a contar su verdad. Fue así que comenzó terapia, donde buscó respuestas. “Era imposible hablarlo con mi familia, pero cuando se lo dije a mi mamá, ella también me contó los abusos que había sufrido, y fue como que todo ese silencio empezaba a tener una forma de tradición de secretos familiares. Esa verdad no podía quedar ahí, era una fuerza interna que tenía que salir. Tenía que hacer unos cambios a nivel familiar, y empecé a no soportar a vivir en esa situación”, explica.

UN PUNTO DE QUIEBRE

Pero hubo un punto de inflexión: el fallecimiento de su tía, la mujer del abusador. “Era el eje de la familia, por lo que su muerte me habilitó a decirlo. Fue mucho malestar acumulado hasta que te das cuenta de que necesitás hablar. Lo hice y lo que vino fue un caos familiar, busqué estar resguardada con mi terapeuta, pero recibía mensajes, llamadas, diciéndome que me callara, que mi tía recién fallecida se estaría revolcando en la tumba”.

De esta forma, Patricia entendió que estos abusos sostenidos en el tiempo suceden porque hay un contexto, un entorno que los habilita. Había una mirada hacia el costado para que su tío -quien formaba parte junto con sus tías del grupo de adultos que quedaba a cargo suyo al irse su madre al trabajo- en lugar de cuidarla abusara de ella.

“Lo naturalicé mientras vivía ahí. Hasta le hacía la torta de cumpleaños a mi abusador: yo formé parte de ese silencio”

“Hay que pensar claramente en lo que viví: una nena de cinco años, con un hombre adulto que le ponía su pene erecto en la boca. Si la sociedad está tan adormecida, hay que decir las cosas como son. A mí no me hace mal hablar del tema, necesito ejercitar la palabra porque fueron muchos años de silencio. Y sí –dice Patricia-, forma parte de la incomodidad, pero tiene que ver con una idea y un tabú en torno a la sexualidad que nunca nos hizo bien como sociedad”.

Que parte de su familia la rechazara al contar lo ocurrido llevó a Patricia a buscar asesoramiento en la línea 137 de violencia sexual, donde le explicaron los pasos a seguir. Se acercó a la DDI de La Plata, hizo la denuncia sin saber que esos delitos habían prescripto por los años transcurridos hasta que los pudo denunciar.

LA POSIBILIDAD DE REPARACIÓN

Aunque los delitos habían prescripto, la denuncia de Patricia -que fue acompañada por la Defensoría del Pueblo bonaerense a través de la abogada Paz Bertero- continuó su camino. Y en su lucha para que la Justicia la escuchara, el juez de Garantías de Lomas de Zamora, Gabriel Vitale, tomó el caso y consideró necesario la realización de un Juicio por la Verdad.

¿Qué son? Son juicios orales y públicos que, ante la prescripción del delito, como le pasó a Patricia, pueden servir para que la persona que los ha sufrido pueda alcanzar algún tipo de reparación, más allá de que al condenado no se le aplique una sanción.

“Fue mucho malestar acumulado hasta que te das cuenta de que necesitás hablar. Lo hice y lo que vino fue un caos familiar”

Aplicados hasta ahora sólo en el contexto de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura, los Juicios por la Verdad representan una instancia jurídica para que las víctimas puedan manifestarle públicamente al Estado lo que padecieron, y sus sentencias constituyen una reparación simbólica ante lo que padecieron.

En este caso, el organismo que conduce Guido Lorenzino se presentó como amicus curiae ante la Justicia en defensa de la víctima, como una respuesta estatal que apunte a la reparación de los derechos vulnerados y para motivar la realización de este proceso en casos similares.

“Una hace la denuncia cuando puede, cuando le llega el momento de la palabra, y no haciendo cuentas con los tiempos de la Ley –explica Patricia-. Tiene que ver con un proceso interno y colectivo que es necesario que llegue a un Juicio por la Verdad para ofrecerles a quienes tardan en términos de la justicia para hablar una posibilidad de reparación”.

Una hace la denuncia cuando puede, y no haciendo cuentas con los tiempos de la Ley

 

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