Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Política y Economía |Ocurrencias

Cuando pase el temblor

Cuando pase el temblor

Alejandro Castañeda
Alejandro Castañeda

18 de Septiembre de 2021 | 02:44
Edición impresa

La Casa Rosada sufrió mucho con las cartas que enviaba el papa Francisco. Macri lagrimeaba cada vez que el cartero entregaba un sobre del Vaticano. Sabía que traía cualquier cosa, menos bendiciones.

Ahora arribó otra carta que sacudió el despacho presidencial. La firma una papisa que anduvo sonriendo en el Vaticano y que ahora le mostró los dientes a un cristiano que no sabe cómo dejar este limbo. Fue un mensaje extenso, imperativo y exculpatorio. El “yo te lo dije” retrata el clima de ese búnker lleno de reproches y lamentos.

Como no quiso usar los micrófonos oficiales, Cristina lanzó una carta en cadena que para Olivos sonó como una homilía. Pero al querer pintar a Alberto como un nuevo Nerón, ella quedó como Pilatos. Tras el incendio recogió todos sus angelitos y vació una Casa Rosada que en pleno duelo electoral se va quedando con más lloronas que deudos.

Las cartas públicas valen por su remitente. Una semana antes, en una extraña reacción, Alberto habló de traición. ¿Por qué? Nadie se explicaba. Ahora, surgieron rastros: ¿Vio lo que se le venía encima? ¿Dylan olfateó un traspié? ¿O Tolosa Paz le avisó que la carta natal del domingo 12 pronosticaba huracanes?

Es indudable que Cristina aclaró a su manera una separación que nadie confirmaba y todos veían. Prefirió blanquear el divorcio. Y hasta agarró unos ministros en la división de bienes.

Su declaración en voz alta obliga al destinatario a responder con hechos. Hay varias renuncias, pero los muchachos evitan añadirle lo de “indeclinable”, no vaya a ser que firmen una tregua y por apurados pierdan secretarias, chofer y viáticos.

La española Marta Caparrós dice que los funcionarios públicos no son creyentes porque no pueden concebir que exista otra vida mejor en el más allá.

Alberto, tan locuaz, esta vez prefirió no responder. Sabe que esa carta es inspiradora. La diputada Fernanda Vallejos, una de las apóstoles de la papisa, lo trató de mequetrefe, inútil y ocupa. Casi llama a un exorcista. Ahora Alberto busca nuevos infectólogos. Pero ya le avisaron que todavía no hay vacunas capaces de salvarlo de esos virus tan mandones, destructivos y contagiosos.

Después de leer cien veces la carta, el Presidente se durmió arrullado por Cerati: “Despiértame, cuando pase el temblor”.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla