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La Ciudad |Una situación que se repite

Fuga de cerebros en Argentina: historias en primera persona

Aunque irse del país no era su plan, ante la falta de previsibilidad y la paralización del financiamiento, cada vez más científicos sienten que no tienen otra opción. La decisión de un investigador que trabajó en la UNLP

1 de Octubre de 2024 | 02:23
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Vanesa Puente, bióloga molecular. Se dedicaba a investigar en Argentina nuevas alternativas terapéuticas para la enfermedad de Chagas. El contexto adverso para quienes se dedican a hacer ciencia la llevo meses atrás a mudarse a República Checa, donde ahora trabaja en un centro de la Academia Nacional de Ciencias de ese país

Recortes presupuestarios, despidos, demoras en nombramientos, congelamiento de salarios, reducción de becas otorgadas, líneas de trabajo paralizadas y un Presidente que invita a los científicos a “salir al mercado como cualquier hijo de vecino”, han comenzado a impulsar una nueva “fuga de cerebros” en el país.

“Todo es cuesta arriba y después de 10 años esta fue la gota que rebasó el vaso. Siempre la peleé buscando financiamiento externo, de países como Chile, Paraguay, Uruguay, incluso de la Unión Europea. Pero acá llegué a un límite y ya no hay cómo remarla, prefiero irme. Y no soy el único, somos varios los que estamos en la misma”.

Quien lo cuenta a la Agencia Cyta Leloir es Alejandro Díaz-Caro, investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Ciencias de la Computación (ICC) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Tras haber regresado al país en 2013 con el Programa Raíces, Díaz Caro vuelve a emigrar para trabajar en un instituto de informática en Francia, donde comenzará el próximo mes.

Igual que él, el doctor en Biología de la UBA Pablo Calzadilla, especializado en plantas, se está por mudar al exterior. Aunque luego de un posdoctorado en el Centro de Energía de la Comisión de Energía Atómica y Energías Alternativas francesa (CEA), el año pasado había vuelto a la Argentina como investigador asistente del CONICET en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) para “devolverle de alguna manera al país” toda su “formación de grado y posgrado, yo traer los conocimientos que había adquirido en el exterior”, por estos días prepara sus valijas para marcharse otra vez.

“Como otros colegas, mi deseo y sueño siempre fue regresar y hacer mi carrera profesional acá”, afirma Calzadilla, para quien el hecho de quedarse en la Argentina significaría “tener que hacer otra cosa (distinta a su actividad científica) que rinda más”.

“Los salarios no son buenos y encima no podés desarrollarte profesionalmente. Pierde sentido tratar de pelear con los molinos de viento. En definitiva, lo que hago como científico no es por amor al arte; lo hago porque me formé, quiero crecer en mi profesión y poder aportar a mi país desde el punto de vista de la ciencia, la tecnología y la educación. Hoy por hoy siento que eso no se valora”, comenta el investigador.

Con esa sensación, a fin de este año Calzadilla se incorporará como investigador de la CEA de Francia, organismo que cuenta con un área relacionada a energías renovables y mejoramiento de cultivos agronómicos.

En el caso de Pablo Manavella, investigador principal de biología molecular de plantas en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL), en Santa Fe, su trabajo en el país quedó atrás. Tras dejar su puesto es esa institución que pertenece al CONICET y a la Universidad Nacional del Litoral (UNL), ya se encuentra trabajando en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea de Málaga, España.

“Me ofrecieron una posición, y al ver la falta de financiación y la inestabilidad a largo plazo en Argentina me vine, ya que es bastante difícil planear tanto la vida personal como la vida laboral, incluso más allá del Gobierno de turno”, cuenta.

Aunque admitió que irse del país es algo profesionalmente favorable para él, le resulta difícil el desarraigo familiar y “es raro” estar lejos de la comunidad de científicos argentinos “donde tengo incontables amigos y colegas”.

Para no desvincularse totalmente del CONICET, Manavella -lo mismo que sus colegas Díaz-Caro y Calzadilla- pidió licencia sin goce de sueldo porque mantiene “abierta la posibilidad de volver”.

También la bióloga molecular Vanesa Puente -quien se dedicaba a estudiar el agente causante de la enfermedad de Chagas en el Instituto de Ciencia y Tecnología César Milstein- se fue recientemente del país para continuar su carrera en el exterior.

“Los salarios no son buenos y encima tampoco podés desarrollarte profesionalmente”

La de Chagas es “una de las enfermedades catalogadas como olvidadas y de las cuales el tratamiento que se emplea en la actualidad es muy antiguo y tiene muchos efectos adversos. Nosotros intentábamos desarrollar alternativas terapéuticas contra la enfermedad”, cuenta Vanesa.

Frente ”una situación política desfavorable para quienes hacen ciencia” , “campañas de desprestigio hacia el CONICET” y “ la amenaza clara de que (el nuevo Gobierno) iba a retirar los fondos para investigar”, la bióloga moleculardecidió buscar opciones en el exterior.

Hoy Puente trabaja en Český Budovice, República Checa, en el Centro de Biología dependiente de la Academia Nacional de Ciencias de ese país.

Pablo Calzadilla, doctor en Biología. Había vuelto a la Argentina en 2023 para trabajar como investigador del CONICET en la Universidad Nacional de La Plata. Sin embargo la falta de perspectivas para investigar lo empujó a irse otra vez. A fines de este año se incorporará a la Comisión de Energía Atómica y Energías Alternativas de Francia

 

Vanesa Puente, bióloga molecular
Se dedicaba a investigar en Argentina nuevas alternativas terapéuticas para la enfermedad de Chagas. El contexto adverso para quienes se dedican a hacer ciencia la llevo meses atrás a mudarse a República Checa, donde ahora trabaja en un centro de la Academia Nacional de Ciencias de ese país
Pablo Calzadilla, doctor en Biología
Había vuelto a la Argentina en 2023 para trabajar como investigador del CONICET en la Universidad Nacional de La Plata. Sin embargo la falta de perspectivas para investigar lo empujó a irse otra vez. A fines de este año se incorporará a la Comisión de Energía Atómica y Energías Alternativas de Francia

 

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Vanesa Puente, bióloga molecular

Pablo Calzadilla, doctor en Biología

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