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“Un corte y una quebrada”: por el delito, dos jóvenes hospitalizados

Luego de sufrir esos violentos asaltos, ambas víctimas acudieron al hospital San Martín en busca de asistencia médica

“Un corte y una quebrada”: por el delito, dos jóvenes hospitalizados

Las víctimas fueron atendidas en el hospital San Martín / Web

18 de Marzo de 2025 | 04:06
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La violencia y la delincuencia volvieron a combinarse en las últimas horas para dejar un saldo escalofriante: dos jóvenes brutalmente atacados en la vía pública por bandas de delincuentes, que no tuvieron reparos en usar la fuerza extrema para someterlos.

Los casos, ocurridos con apenas unas horas de diferencia, evidencian un nivel de impunidad alarmante y han sumido en el miedo a vecinos que ya no se sienten seguros ni en sus propias calles.

El episodio, por caso, de mayor gravedad si se tiene en cuenta la herida que sufrió la víctima, tuvo lugar la noche del domingo 16 de marzo, cuando, a las 23.20 horas, un joven de 22 años se desplazaba en bicicleta por la calle 117.

Al llegar a la intersección con 87, dos individuos a bordo de una motocicleta irrumpieron en su camino con un sigilo letal.

Con gestos amenazantes, simulando extraer un arma de entre sus ropas, sembraron el pánico en su víctima.

Sin darle oportunidad de reaccionar, lo empujaron con una violencia desmedida, arrojándolo con brutalidad a la cinta asfáltica.

Inmediatamente, el joven sintió el dolor punzante de su clavícula fracturándose al impactar contra el pavimento. Horas después se enteraría de este diagnóstico.

Aún aturdido y tendido en el suelo, miró impotente cómo los atacantes se apoderaban de su bicicleta, su mochila, su teléfono celular y hasta su ropa de trabajo.

El motor de la motocicleta rugió en la noche, alejándose con sus pertenencias en dirección a la calle 120, dejándolo abandonado en la oscuridad con un dolor insoportable.

Con muchísimo esfuerzo, el joven logró arrastrarse hasta la vereda y usar el cordón como ayuda para reincorporarse.

Como pudo, ya que no tenía ni un peso en el bolsillo, dirigió sus pasos al Hospital San Martín, donde los médicos le brindaron los primeros auxilios y lo sometieron a una serie de rigurosos estudios a fin de descartar que pudiera tener alguna lesión grave en la cabeza.

Luego, tras someterlo a rayos x confirmaron la fractura de clavícula, testimonio imborrable de la violencia sufrida.

Por varios meses, este joven estará lamentando no solo los objetos de valor que perdió, sino el tiempo que ahora deberá invertir en su recuperación.

Tal como lo indicó una fuente del nosocomio, se trató de una desgracia con suerte, ya que la caída tranquilamente pudo haber tenido otro desenlace.

El segundo episodio, tan o más aterrador, ocurrió el mismo domingo, cerca de las 21.00 horas.

Un joven de 29 años paseaba a su perro por las calles 9 y 67 cuando el rugido de un motor interrumpió la tranquilidad del momento.

Lo llamativo del episodio fue el rodado en el que se trasladaban los delincuentes, porque en el imaginario colectivo la amenaza en la vía pública siempre se asocia a las motos.

En esta oportunidad, un Volkswagen Gol gris, sin patente y con tres puertas, frenó de golpe junto a él.

De inmediato, tres sujetos armados descendieron con una ferocidad salvaje.

Uno de ellos, con la mirada encendida de violencia, sostenía una pistola negra.

Sin mediar advertencia, descargó un golpe brutal con la culata del arma sobre la cabeza del joven, quien sintió un estallido de dolor y vio su propia sangre brotar, mientras se desplomaba.

Mareado y vulnerable, apenas pudo ver cómo le arrebataban su mochila azul, donde llevaba un termo, un mate, una remera, un libro, una riñonera con llaves, documentación, dinero y su teléfono celular.

Con una rapidez espeluznante, los agresores volvieron a su vehículo y desaparecieron en la noche, fugándose por calle 68 en dirección a Parque Saavedra.

Del mismo modo que lo hizo el joven al que le rompieron la clavícula, debió caminar hasta dicho nosocomio en busca de ayuda. Pese a la confusión que sentía, logró llegar hasta la intersección de las calles 1 y 69 y la calma volvió a él.

Sangrando y en estado de shock, la víctima logró ingresar en el Hospital San Martín, donde los médicos le suturaron la profunda herida en la cabeza con dos puntos, evidencia del horror vivido.

 

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