Daños de la sudestada y el desafío de recuperar el paseo ribereño

La última sudestada provocó en la zona de Punta Lara sensibles daños en espacios públicos, que aún no han sido reparados. Debe puntualizarse la necesidad de que el Estado municipal actúe con diligencia y rapidez para efectuar los correspondientes arreglos, porque muchos vecinos han denunciado inconvenientes a raíz de esas consecuencias.
Como se informó esta semana, habitantes de esa zona explicaron que la crecida produjo graves destrozos en la zona de la segunda rotonda, donde directamente desapareció parte de las veredas de las viviendas ubicadas frente al río y el pavimento del camino Costanero se deterioró sensiblemente.

Esto ocurrió hace ya varios días y, según las denuncias vecinales, aún no han intervenido las cuadrillas municipales para encarar los necesarios trabajos de reparación. Los lugareños, como se ha destacado, ahora temen que vuelva a crecer el río en forma desmedida porque "en ese caso los daños serán mayores y podrían provocar consecuencias más graves".
Los vecinos reclaman el arreglo de la vereda que se hizo con la obra del murallón costanero, y la reparación del camino cuyas medidas se redujeron a través del tiempo por la falta de cuidados y por el permanente tránsito pesado por esa calle que es, además, ruta provincial Nº 19.
Aquí se ha remarcado muchas veces que los daños provocados por temporales, sudestadas u otros fenómenos climatológicos exigen una respuesta eficiente y ágil de los organismos públicos que muchas veces no se produce. Y así es como se acumulan problemas que cada vez resulta más arduo solucionar y que terminan incomodando a los vecinos durante más tiempo del que resultaría comprensible.
Ocurre ahora en el distrito de Ensenada. Pero también se ha visto últimamente en La Plata y otras ciudades de la región. No parecería haber una estructura preparada para enfrentar estas situaciones de emergencia con eficacia e inmediatez. Se actúa en la asistencia a los evacuados, pero una vez que la situación tiende a normalizarse se cae en excesivas demoras para poner las cosas en orden y reparar los daños producidos.
En Punta Lara, las sudestadas son fenómenos de algún modo previsibles y que se reiteran en forma más o menos frecuente. Por eso es que el municipio debe contar con una estructura preparada para hacer frente de una manera integral a ese tipo de emergencias y a las consecuencias que producen.
Esto es lo que están reclamando ahora los vecinos, con justificada razón.
De todos modos, los habitantes de Punta Lara también están denunciando que ha habido fallas en las tareas elementales de mantenimiento urbano y que, por eso, las consecuencias de la sudestada fueron mayores. Sostienen, concretamente, que el murallón ya estaba sometido a un progresivo deterioro sin que se haya hecho ningún trabajo de reparación parcial. Y que lo mismo ocurría en las veredas de las viviendas ribereñas.
En relación a los daños producidos sobre el camino Costanero, también hacen referencia a faltas de control y deficiencias en el cuidado. "Es un acceso transitado durante todo el día por camiones que vienen de la zona Franca y, como no tiene mantenimiento desde la última pavimentación, el camino se fue descalzando poco a poco. Al principio tenía ocho metros de ancho pero ahora no llega a los seis", explican.
Detrás de estos reclamos hay una cuestión de fondo: Punta Lara es, ya desde hace muchos años, una zona degradada. La costanera del Río, que podría ser un punto de atracción y un área cuidada para el esparcimiento y el paseo público, se ha convertido -al revés- en un monumento al abandono.
Más allá de las tareas urgentes que ahora están reclamando los vecinos, lo que hace falta es encarar -a corto plazo- un plan integral de embellecimiento y jerarquización de esa zona.