¿Qué tendrá Turquía que los vuelve locos?

“Las mil y una noches” dio la puntada inicial en nuestro país. Pasó de ser un relleno de verano, a el gran éxito de El Trece en este 2015 que termina: si bien arrastraba éxitos en otros países, era una incógnita cómo iba a ser recibida por el público argentino. Lo cierto es que esta novela turca causó furor y sirvió de trampolín para otros desembarcos.

“Si vos le decías a un programador ‘te traigo una novela clásica, donde se habla bien y casi no hay sexo’, estoy seguro que cualquiera te la tiraba por la cabeza. Ni El Trece le tenía demasiada confianza”, recuerda Pablo Lago, que prepara el regreso del culebrón clásico a la pantalla de Telefé, con “La Leona”, tras el éxito del género con las novelas turcas. “El género masivo siempre ha sido la telenovela”, agrega Lago, para quien el alejamiento del género y las malas historias, empujadas por las modas del momento, han provocado el éxodo del público en mayor medida que las nuevas pantallas: “El rating se perdió por las malas producciones que hubo en estos tres años, porque la gente está, más allá de que muchos se hayan ido a otras plataformas. Así lo demostró la novela turca”.

Telefé -que había logrado con “Avenida Brasil”, la novela brasilera, romper el rating y los pronósticos de modo similar- siguió los pasos del canal del solcito y apostó a los turcos con “¿Qué culpa tiene Fatmagül?”, que en Chile era un éxito total. Es por eso que esta serie, basada en la novela de Vedat Turkali y que fue emitida desde septiembre de 2010 hasta junio de 2012 en su país de origen, actualmente se mete en el “top five” de los programas más vistos de la TV argentina.

“Ezel”, junto a “El precio del amor”, son otras dos telenovelas traídas de Turquía que son parte del “boom turco” que abrió la historia de Onur y Sherezade en Argentina.

¿El secreto? “Simplemente son buenas historias. Pueden ser más clásicas, más pacatas, pero son buenas historias. Acá están faltando buenas historias hace un par de años: todos intentamos generarla, pero no siempre se logra, y en definitiva nadie sabe nada, nadie tiene comprado qué va a funcionar”.