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El Gobierno está dispuesto a dar una batalla de largo aliento contra el déficit fiscal

30 de Enero de 2018 | 00:58
Edición impresa

Por RICARDO ROSALES

¿Como sigue la película del dólar y las paritarias salariales?

¿Cuánto realimentan las expectativas de inflación para el año?

¿Habrá una nueva corrección del Gobierno de la pauta de precios para el 2018 como ocurrió en diciembre pasado?

En los últimos días hubo numerosas especulaciones en el mercado después de que por medio del Banco Nación el Gobierno aquietara la suba del dólar en torno a los 20 pesos.

La decisión parece lógica si se toma en cuenta el clima sindical y la cercanía de las negociaciones salariales.

El Gobierno fijó una posición clara, indicando que espera subas de los salarios del 15% y sin la “cláusula gatillo”.

Esta aspiración que parece de máxima, quizás no se cumpla, pero es un indicio concreto de que el Gobierno no estaría dispuesto a convalidar ajustes superiores al 18 ó 19 por ciento.

El clima sindical muestra varias caras: las de los aguerridos complicados por distintas denuncias judiciales y de los que esperan pasar desapercibidos y lograr acuerdos razonables con el oficialismo.

El gobierno nacional y la gobernadora María Eugenia Vidal, también están jugando sus fichas apuntando a las representaciones sindicales, como en el caso de los docentes y los bancarios.

El desgaste del poder sindical parece una meta, luego de la experiencia del año pasado en donde una parte del PJ y el kirchnerismo intentaron boicotear la gestión oficial a través de estas demandas.

Para el mercado y los especialistas, la atención está en la otra cara de la moneda: una suba salarial mayor, por encima de las metas, en especial para los estatales, podría aumentar la presión inflacionaria del año, afectar el crecimiento e impedir bajar el rojo fiscal en un punto del PBI durante el 2018.

El FMI dio una opinión ortodoxa sobre esto, indicando que sería necesaria una pauta moderada.

Estos argumentos (y algunos otros más) explican que el Gobierno se incline por evitar movimientos muy bruscos del dólar o subas que puedan aparecer vertiginosas y sin techo.

Desde mediados de diciembre pasado, la cotización del dólar pasó de 17,50 pesos a 19,50 pesos a fin del año 2017 para rozar los 20 pesos.

De cualquier manera, el Gobierno no parece estar preocupado por un dólar de este nivel.

Al contrario, la suba fue uno de los objetivos que persiguió cuando modificó en diciembre último la pauta inflacionaria de 10% al 15% para el 2018.

En ese momento, el Gobierno también dio luz verde a la baja de las tasas de interés de referencia que fija el Banco Central.

En un par de semanas pasaron de 28,75% a 27,25% anual, y se despejó, así, la recuperación del precio del dólar, muy atrasado respeto la inflación.

Los costos de estos movimientos oficiales, de prueba y error en materia económica han deteriorado algo la credibilidad oficial y del Banco Central, aunque en poca cosa por ahora.

Las proyecciones de inflación del año subieron en no más de un punto, en alrededor del 18/19%, y la administración de Mauricio Macri parece más involucrada en la lucha contra la inflación y la baja del déficit.

En definitiva, la baja del gasto sigue siendo considerada la piedra angular de la solución económica del actual gobierno.

Sin éxito en este frente, el resto de los avances pasarán a un plano intrascendente.

La batalla del rojo fiscal es de largo aliento y llevará al menos dos años más como para advertir avances que sean sustentables en el tiempo.

En cambio, la lucha contra la inflación es de muy corto plazo.

Con la suba de tarifas de los servicios públicos, concentrada en estos primeros meses del año, el salto del dólar de los últimos 30 días y algún traspaso a precios del dólar más alto, resulta inevitable un impacto considerable en los índices de costo de vida de los primeros meses del año.

¿Qué pasaría con las negociaciones paritarias y las expectativas generales si en los primeros tres o cuatro meses del 2018, la inflación se consumiera alrededor de la mitad de la meta del año? ¿Volvería a corregir el Gobierno?

Las conjeturas están al orden del día y también las apuestas del mercado sobre si vuelven las fuertes ganancias en dólares con las altas tasas de interés o se desinfla esa bicicleta financiera.

De todos modos, la economía argentina no está hoy en condiciones de alentar ningún tipo de “festival de remarcaciones”, o que el Banco Central retome las tasas fuertemente positivas del 2016 y 2017.

Este año, la política fiscal y la monetaria no serán expansivas, y el Gobierno parece mucho más involucrado en la lucha contra la inflación, usando otras herramientas.

Quizás haya tomado conciencia que hace falta algo más que la tasa de interés para domar la inflación y que no tiene otra alternativa que bajar el gasto y el rojo fiscal.

 

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