Sorpresa en una obra en construcción al encontrar un fósil de más de 10.000 años

José Aguirre, un operario que se encontraba rellenando un terreno en 72 y 2, se sorprendió al hallar un inusual hueso que luego se constató que era de un oso que habitó estas tierras hace miles de años. La pieza fue trasladada al Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y en el área de Paleontología se informó que se trata del húmero de un oso rostro corto del género Arctotherium. “La especie vivió en América del Sur desde hace un millón de años hasta hace 10 mil años; es muy importante que den a conocer estos hallazgos porque nos permiten avanzar con los estudios”, sostuvo Leopoldo Soibelzón, doctor en Ciencias Naturales y especialista en carnívoros fósiles.

El hallazgo se produjo el jueves pasado cuando José Aguirre, un vecino de Los Hornos, que se encontraba junto a su hermano Luis descargando un camión de tosca con el que iban a rellenar un terreno, observó un bloque de tosca y al desarmarlo descubrió un hueso en su interior.

La pieza es de unos 60 centímetros de largo y está fosilizada, los operarios descartaron limpiarla por completo para que no se rompiera y para que no se perdiera información que los científicos pudieran obtener de la tierra adherida.

“Nos dimos cuenta de que no era algo común y decidimos llevarlo al Museo de Ciencias Naturales, donde nos explicaron que se trataba del hueso de un oso que habitó en la zona y que en una excavación que se hizo en el Hospital San Juan de Dios encontraron algo similar”, explicó Aguirre.

El Arctotherium es un género extinto de mamíferos placentarios de la familia Ursidae, conocidos con el nombre de osos de América del sur.

Una diversa fauna de osos de gran tamaño habitó América del Sur. ​

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Según contó el obrero, la tosca había sido extraída de una cantera ubicada en 600 entre 8 y 9, pero lo que no imaginaron fue que al descargarla se iban a encontrar con ese fósil.

“Tuvimos que romper la tosca y ahí vimos que tenía una forma rara, cuando la fuimos despejando descubrimos el hueso; ahora está en el Museo donde se van a encargar de estudiarlo”, dijo el obrero y agregó que es la primera vez que encuentran algo de esas características.

En un principio los operarios creyeron que la pieza podía tener algún valor económico y pensaron que si eso era así podrían comprar algunos insumos para el comedor comunitario “El Dibu” que tienen en la casa familiar de 160 entre 62 y 63.

“Le damos de comer a 107 personas y nos hubiera venido bien que eso nos dejara algo de plata, pero entendimos que tiene valor para quienes están en el Museo y se dedican a estudiar, por eso lo dejamos allí”, concluyó Aguirre que dijo estar feliz por el hallazgo del fósil.

Un Arctotherium en la cantera

Leopoldo Soibelzón, especialista en mamíferos carnívoros, sostuvo que se pudo determinar que el resto encontrado en 72 y 2 es el hueso de un húmero del oso Arctotherium.

“Ese aporte nos acerca a una parte de la historia, nosotros estamos como completando un rompecabezas, con ese hueso se puede deducir el tamaño, la especie, la edad que tenía y otros datos”, dijo el licenciado, que es también investigador de CONICET y profesor universitario.

La tarea que se realiza ahora es despegarle la tosca adherida con un micro martillo y cuando la pieza se encuentre limpia será sometida a diferentes estudios.

El científico valoró que es muy importante que se den a conocer esos hallazgos que provienen de las canteras porque los materiales son valiosos para elaborar tesis doctorales.

Además se aclaró que existe una falsa creencia de que cuando aparece un fósil se clausuran las canteras para que los científicos realicen nuevas excavaciones, pero se indicó de manera categórica que eso no pasa nunca.

“Nunca vamos a hacer que la cantera pare la actividad, lo que hacemos es controlar el lugar de donde vino el material y luego nos retiramos”, afirmó Soibelzón, quien además se lamentó porque muchas veces no dan aviso de esos hallazgos por temor a que les cierren las canteras y esos fósiles se hacen desaparecer o se vuelven a enterrar.

Como se recordará, en julio pasado se produjo un hallazgo similar en Berisso, cuando luego de un vuelco de tierra sobre un terreno, un hombre notó que también había algunas rocas y restos óseos que “parecían de un animal grande” - ver aparte -.

En esa oportunidad expertos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata confirmaron que pertenecían a un mastodonte, una especie extinta hace 11 mil años.

¿POR QUÉ SE CONSERVAN?

Soibelzón explicó que el nivel de conservación de esas piezas se explica porque las moléculas orgánicas son reemplazadas por minerales, entonces esos huesos se convierten en fósiles con apariencia de piedra y ya no se degradan.

El científico también recordó los restos de un oso aparecido accidentalmente debajo del Hospital San Juan de Dios y dijo que estuvieron mucho tiempo entre los fósiles que se encontraban en el depósito del Museo de La Plata.

Cuando se los estudió resultaron pertenecer al mayor ejemplar de su especie descubierto hasta hoy en el mundo.

En 1998, fue justamente el doctor Leopoldo Soibelzon quien dio con el fósil mientras preparaba su tesis doctoral.

Así nacía una investigación que lo llevó a recorrer museos de la Provincia y varios centros de investigación de países vecinos.

Su hallazgo fue difundido por el Journal of Paleontology, la mayor publicación científica en su especialidad.