Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar

La rebeldía y el deseo

CLAUDIO PORTIGLIA (*)

26 de Junio de 2019 | 02:57
Edición impresa

Si estremece toda muerte más o menos cercana, la muerte de un ícono convierte el estremecimiento en conmoción social. Por horas, por días, a veces por semanas, se multiplican los recuerdos, las eventuales vivencias, las reflexiones, las valoraciones, los mitos. A los muertos se les adjudica virtudes que quizá no tuvieron y, si el muerto es icónico, las presuntas virtudes devienen verdad.

Hoy (ayer) se murió la Coca Sarli y el tema es ineludible. Perteneció a la selecta casta de las megaestrellas y nadie como ella encarnó la rebeldía y el deseo en una época de pacatería heredada y de censura y prohibiciones adquiridas.

Tres generaciones, cuatro, tuvieron a la Coca como símbolo de lo sexual. Y lo sexual, se sabe, es energía motriz de las personas y de los grupos que las personas integran. Es difícil imaginar la Argentina -la América- de la segunda mitad del siglo veinte, con todas sus convulsiones y todas sus reivindicaciones, sin la presencia apetecible y señera de la diva de ‘El trueno entre las hojas’, de ‘Carne’, de ‘Fuego’, de ‘Fiebre’. Isabel Sarli, como ningún otro, simbolizó la rebelión ante lo prohibido y lo pecaminoso y animó lo posible, aunque lo posible, por entonces, pareciera lejano y esquivo.

Tuve un compañero de trabajo, durante mi primera juventud, que sentía devoción por la Coca y que coleccionaba los afiches de todas sus películas. Era un hombre mayor. Fue un maestro de vida para mí -de esos maestros que enseñan exactamente lo que se necesita aprender- y cuando hice mi primer viaje a Bahía Blanca, donde la empresa para la que trabajábamos estrenaba distribuidor, me lo llevé como acompañante.

Yo no conocía Bahía y él había hecho la colimba en la ciudad portuaria cincuenta y pico de años atrás. Allí había dejado una novia. Nos alojamos en el Gran Sur, a media cuadra de la plaza central, y yo lo notaba ansioso por visitar la plaza. Nos dimos una ducha y fuimos. Se ubicó espacialmente como pudo (la Gath y Chaves que tenía como referencia en la memoria ya no existía y Bahía era un conglomerado de edificios en torre) y se dirigió con determinación hacia un banco en el cuadrante que daba al Museo.

- Acá nos veíamos con la pebeta, che pibe -me dijo y se le empañaron los ojos-; mirá si me la encuentro…

Yo me quedé callado. Después caminamos unos metros, hasta la calle comercial, y nos metimos en un cine. Daban dos continuadas de la Coca Sarli. Una era ‘La burrerita de Ypacaraí’; de la otra, no me acuerdo. El Osvald estaba conmovido. Cuando salimos y volvíamos caminando al hotel, pasamos otra vez por delante del banco donde nadie esperaba. Y con la misma niebla que le empañaba los ojos azules, me miró y me dijo:

- ¿Sabés que se parecían...?

 

(*) Escritor

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla