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FestiFreak: “Minga”, el extraño fenómeno de las casas nómadas

Hoy y mañana podrá verse en el marco de la competencia de largos argentinos del FestiFreak la película de Malala Lekander, una cinta "fotográfica" sobre un extraño fenómeno que ocurre en Río Grande

22 de Octubre de 2020 | 08:00

Todos tenemos una idea de lo que son las “casas rodantes”, pero quizás no compartamos esa idea con los habitantes de Río Grande, Tierra del Fuego, una ciudad donde, debido a que el paisaje se vuelve inhóspito, por el mar, el clima, las placas tectónicas, existe un curioso fenómeno que lleva a un grupo de casas prefabricadas a mudarse. Sí: una maquinaria especial montada en un camión levanta las casas y las lleva a otro lugar de Río Grande, manejando por la ciudad y respetando semáforos y peatones. Es común ver casas pasar.

Ese es el extraño fenómeno que enfoca Malala Lekander en “Minga”, película que ingresa hoy y estará disponible hasta mañana para ver gratis en la competencia de largos argentinos del FestiFreak.

Es la primera película de Lekander, nacida en Buenos Aires pero que se mudó a los seis años a Río Grande, debido al trabajo de su padre. Fotógrafa, Lekander montó su estudio frente al mar y “hace mucho tiempo empecé a fotografiar las mareas, la bajamar”, comenta. Allí, observando, encontró “algo curioso de la isla: el movimiento exagerado. La marea se retira un kilómetro y pico, todos los días, dos veces por día, la isla misma estaba sobre dos placas tectónicas, se mueve todo el tiempo… Están todas estas cuestiones relacionadas al movimiento, la población es nómada, va, trabaja un tiempo y se va, los originarios eran nómades… Estaba percibiendo todos estos fenómenos vinculados al movimiento, entre ellas, las casas que se mueven”.

En una de esas casas vivió Lekander cuando llegó por primera vez a Río Grande, y la observación del mar y la población le llevó a darse cuenta de que en realidad era parte de un fenómeno más grande, una cultura nómada. Entusiasmada, atrapada por el tema, “empecé haciendo fotos de las casas, y entré en contacto con la persona que mueve las casas: me pareció alucinante la habilidad con las maniobras y las máquinas para llevar adelante el procedimiento, que es un procedimiento súper delicado, en todo momento parece que todo se va a destartalar, que todo se va a venir abajo”, cuenta.

Así, Lekander comenzó a hacer pequeños videos de cada traslado, aunque “no tenía pensado hacer una película, no estoy formada en cine”. De hecho, así suele trabajar la fotógrafa y realizadora: “No trabajo con ideas preconcebidas. Algo me llama la atención, lo persigo, y ese algo toma forma de algo, o no. En este caso, tomó forma de película”.

Y se convirtió en “Minga” luego de juntar muchísimas horas de video, que fueron encontradas mientras trabajaba en otro proyecto, en Buenos Aires, por el productor Tomás Guiñazú y Rodrigo Sánchez Mariño. “Me propusieron hacer un pequeño armado para ver qué pasaba. Empezamos a jugar… y nos quedó un corto de 40 minutos y todavía había un montón de material”, comenta Lekander. Así, “Minga” se transformó en largometraje.

Una película “fotográfica”, define su directora: no hay diálogos inteligibles, solo planos fijos que observan los movimientos de las casas y lo que ocurre alrededor. “Me interesaba no caer en una cuestión narrativa, que el material quede un poco abierto”, dice al respecto la directora. “Esto es lo que es, y después cada uno termina de cerrar su propia película”.

“A la vez”, agrega, “quería mantener la idea de una película fotográfica, con planos fijos, largos, donde van ocurriendo pequeñas cosas y vas entrando en un estado de atención. En todo mi trabajo me interesa bastante bajar el estímulo hasta donde se pueda, inclusive transitar cierta cosa incómoda, me resulta interesante la ausencia de ese hiperestímulo al que estamos acostumbrados: me parece que pone al espectador en otro lugar, exige otro tipo de participación”.

La cinta tendrá en el FestiFreak su estreno latinoamericano, tras un paso por el Festival de Biarritz: Lekander se lamenta que la premiere local sea en pantalla chica, ya que, afirma, “esta película cambia mucho en la proyección”, y afirma que extrañará la instancia de intercambio posterior. Pero “tenemos que surfear lo que estamos viviendo, así que me parece importante que se haga el festival, que sigan compartiendo materiales, siempre con la esperanza de volver a reunirnos”.

 

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