Cuarentena en el pueblo: el COVID-19 también trastocó la vida de Magdalena

Desde que comenzó el aislamiento obligatorio el pasado 20 de marzo, los medios de comunicación de alcance nacional se encargaron de mostrar detalladamente cómo ha cambiado la vida en las grandes ciudades. Pero en los pueblos, en donde generalmente las cámaras no llegan, también el coronavirus generó que todo lo cotidiano sea diferente.

En Magdalena, a 49 kilómetros de nuestra ciudad por la Ruta Provincia 11, los pobladores entendieron la gravedad de la situación y están cumpliendo con la cuarentena dispuesta por el Gobierno Nacional. En las calles menos gente de la habitual, solamente salen los que están exceptuados y muchos negocios están con las persianas bajas.

A pesar de no registrar casos confirmados hasta el momento, y tener solamente 2 sospechosos por el momento (3 ya fueron descartados), nadie quiere relajarse. “Se cumple la cuarentena. Tenemos fábricas con personas que están trabajando y por eso hay algo de movimiento, pero en su mayoría se está quedando en casa”, aseguró Sebastián Fleitas, Director de Prensa y Cultura.

En la plaza San Martín ayer el movimiento fue casi nulo. Solamente se pudo ver a dos trabajadoras municipales que estaban barriendo las hojas secas. Una de ellas, Lorena, se tomó un breve descanso para contar: “Nosotras lo vivimos normal por nuestro trabajo. Hay menos gente, la que sale lo hace por un tema laboral. Estamos con preocupación, todo tenemos familias”.

A partir de hoy en esa misma plaza funcionará un lavamanos a pedal para todos aquellos que pasen por el lugar. El creador es Javier, dueño de una pinturería y de manera desinteresada lo construyó para el pueblo: “Tiene un tanque de 600 litros con un dispenser de jabón líquido. El dispositivo es a pedal para que nadie lo toque”.

LOS TAXISTAS, CASI SIN TRABAJO

En una de las calles que bordea la plaza San Martín (Hipólito Irigoyen) se encuentra la parada de taxis del pueblo. Al haber menos movimiento, el trabajo bajó hasta un 90 por ciento y por eso hay una cierta preocupación por la parte económica.

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“Estamos haciendo un promedio de un viaje cada tres o cuatro horas. Somos entre 10 y 12, los que trabajamos normalmente, y hay menos movimiento”, aseguró Rodrigo.

Al ser consultado sobre cuáles son las medidas sanitarias que están tomando indicó: “Trabajamos con barbijos y hemos cubierto los coches con un nylon para que haya una separación con el pasajero. No podemos llevar más de dos personas”.

Por último, y en relación a lo económico, remarcó: “Hay gente que solamente trabaja de chofer de taxi y es complicado para ellos la situación. Por suerte yo también laburo en el Servicio Penitenciario”.

A pocos metros de la parada funciona una sucursal del Banco Provincia, el lugar más concurrido. La cola se hace en la calle y la policía controla que se respete la distancia. Jorge, un jubilado que estaba esperando para poder entrar, se mostró sorprendido: “Me parece raro ver tan poca gente. También me sorprende ver tantos taxis en la parada porque antes salía uno detrás del otro”.

Por otro lado, aseguró que por suerte “se está cumpliendo con la cuarentena” y que se ve mucha solidaridad con los adultos mayores a la hora de hacerles los mandados para que no salga. En tanto, indicó que está preocupado por todas aquellas personas que no están pudiendo trabajar.

Edith, magdalenense de 62 años, pasó por la plaza justo cuando este diario estaba su recorrida. Con protección doble en la cara (barbijo y máscara), puntualizó: “La verdad es que tengo mucho miedo y por eso estoy encerrada. Esta es la la primera vez que salgo en 32 días. Mi marido tiene 3 stents y me fabricó esta máscara”.

LAS VENTAS MERMARON

Al igual que ocurre en el resto de las ciudades del país, en Magdalena muchos negocios están con las persianas bajas. Solamente están abiertos aquellos que entran dentro de los trabajos exceptuados, los cuáles han sufrido bajas en sus ventas en tiempos de cuarentena.

“Hubo una merma porque hay menos gente circulando. Es muy rara toda la situación la verdad, pero nos adaptamos a esta nueva vida que esperamos que termine pronto”, aseguró Hugo, dueño de un almacén.

Sobre la calle Rivadavia, una panadería y rotisería reabrió sus puertas hace apenas 3 días. Si bien antes lo podían hacer, el problema era que los encargados son de La Plata y no tenían el permiso para circular.

Laura, una de las dueñas, contó cómo está viviendo toda esta nueva situación: “La gente respeta la distancia social, hace los pedidos pro WhatsApp y está todo organizado”

Y agregó: “Nosotros tomamos todas las precauciones sanitarias y atendemos máximo dos personas para que tampoco haya tanta gente adentro. Solamente se junta cuando vienen al cajero, pero hay distanciamiento social”.

En las afueras funcionan varias empresas: las relacionadas a los alimentos no frenaron su producción y solamente extremaron las medidas de seguridad para evitar contagios, pero hay otras que tuvieron que parar la actividad. Una de ellas está ligada a la construcción y Bruno, uno de los empleados, contó: “Estábamos parados, pero teníamos los silos llenos de cemento y corríamos riesgo de que se endurezca. Por eso se pidió autorización al Municipio para vaciarlos”. Y añadió: “Se le está complicando a la empresa y, por consiguiente, a nosotros. Hay algunas rebajas de sueldos, que se entienden por la situación. ”.

EL INTENDENTE ONLINE

Gonzalo Peluso fue reelecto como intendente de Magdalena el año pasado y, al ser factor de riesgo, trabaja desde su casa apoyándose en la tecnología. En diálogo telefónico con este medio, contó cómo está viviendo la pandemia desde su cargo: “Con mucha preocupación y ocupación. Más allá del problema sanitario, está el económico y social”.

Por otra parte, explicó que Magdalena tuvo más movimiento que otras ciudades pequeñas bonaerenses por su actividad: “Acá tuvimos un buen acompañamiento de la población. Independientemente que en Magdalena, por su composición de mercado de trabajo, hubo muchos que continuaron trabajando, tenemos un polo carcelario que siguió trabajando con 1.200 empleados; fábrica de lácteos con 300 obreros; la curtiembre con 500 empleados; el hospital con 200 trabajadores; las guardias mínimas del Municipio; entre otras”.

En relación a esta nueva fase de la cuarentena que está atravesando la Provincia, explicó: “Nosotros nosotros debemos armar un protocolo, mandarlos a la Provincia para que los autorice y luego hacer el acto administrativo para que puedan empezar a trabajar. Esto nos da la posibilidad de regular otras actividades que no están contempladas en la regulación provincial y nacional”.

Al ser consultadas sobre cuáles son las actividades que comenzarán a trabajar en Magdalena, indicó: “Albañilería, las peluquerías y los lavadores de autos. Nosotros hicimos un decreto regulando la actividad y un protocolo. En peluquería, por ejemplo, hay ciertas medidas de higiene a cumplir, se permite atender de a una persona por local, el turno debe ser acordado por teléfono y no pueden ir personas consideradas por el Ministerio de Salud de la Nación como factores de riesgo”.

Por último contó cómo está desarrollando su trabajo de manera virtual: “implementamos las reuniones de gabinete por Zoom y obviamente el WhatsApp y las llamadas telefónicas las 24 horas. Incluso el Comité de Crisis, donde hay profesionales de la salud, de seguridad, miembros de la oposición, también decidimos no hacer reuniones para dar el ejemplo. Ahora todo es virtual”.