Barbarie delictiva en la Ciudad con otro asesinato en un robo

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La Plata atraviesa una ola de inseguridad y barbarie. Ese es el reclamo que se escucha en casi todos los rincones de la Ciudad, donde los vecinos denuncian robos a toda hora y delincuentes fuera de control. Ayer a la tarde, en un sector arbolado y de calles angostas de Villa Elisa, un hombre de 52 años fue asesinado de un disparo en la cabeza. Estaba en la casa de un amigo, en las calles 28 y 409, cuando dos motochorros armados aprovecharon un resquicio para desatar el horror.

Cerca de las 17, con el sol todavía a pleno, un portón abierto resultó la oportunidad que encontraron para actuar. Y de la forma más despiadada.

Según confiaron a este diario fuentes del caso, la víctima, identificada como Eduardo Chantada, estaba a pocos metros del acceso con quien sería el propietario de la vivienda, ambos sentados al aire libre en el jardín.

La situación fue de sorpresa y tensión. Los delincuentes comenzaron a amenazarlos y, en segundos, escaparon detrás del estallido de dos disparos.

Una de las balas impactó en la nuca de Chantada, quien, pese a los desesperados intentos por auxiliarlo, cuando arribó en un patrullero al hospital San Roque de Gonnet, la gravedad de las heridas sufridas ya habían desencadenado en su muerte.

Los voceros mencionaron que una nena de 11 años, hija del dueño de la vivienda, “vio absolutamente todo”. Por eso la conmoción. En el inmueble estaban sus dos hermanitas de 7 y 8 años.

No se sabe si los ladrones concretaron el robo o no. Pero eso ya pasó a ser una anécdota dentro del estupor que desató el crimen. El tercero en lo que va del 2021 en la Región (ver aparte).

Tampoco se sabe si Chantada o el dueño de la casa ofrecieron resistencia al punto de provocar la reacción homicida.

En esas circunstancias, dramáticas, “un simple movimiento de brazos para proteger a la menor puede ser entendido como eso. Como una señal de resistencia”, conjeturó un investigador.

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Por estas horas, esa es la principal hipótesis. Que Chantada o, el otro hombre, hayan corrido hacia la chiquita al verla en peligro y uno de los delincuentes accionó dos veces su arma.

Se informó que Chantada era abogado, vivía en la calle Laprida 1132 de Capital Federal y que trabajaba como asesor en la Cámara de Diputados de la Nación, vinculado, al parecer, a un grupo partidario afín al Frente de Todos.

Respecto de la investigación del caso, por el momento no hay datos de los criminales, que fugaron a toda velocidad y con rumbo por ahora desconocido.

Pesquisas de la DDI local, bajo directivas del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, comenzaron a trabajar en la zona, a la espera del relevamiento de las cámaras de seguridad.

“Esa es la mayor esperanza”, confió un pesquisa a este diario. “Que hayan sido captados por algún equipo de monitoreo y podamos identificarlos”, agregó.

Otra labor importante será la de los peritos en rastros, en la búsqueda de posibles huellas en la escena del crimen. Aunque todo ocurrió en unos breves instantes.

En el barrio la sensación era de profunda indignación y dolor, ya que la delincuencia viene causando estragos.

Cabe recordar que hoy habrá un “alarmazo” para reclamar más protección policial. Será a partir de las 21 y, si bien la idea nació de grupos de seguridad del cordón Norte de la Ciudad, se sabe que la medida se replicará en todas partes. Incluso más allá de las fronteras del distrito, llegando a Berisso y Ensenada (ver aparte).

A SANGRE Y FUEGO

Los heridos de bala en ataques delictivos no son para nada nuevos en Villa Elisa. Hace pocas horas, otro abogado, identificado como Alejandro Luis Faiala (44), recibió un impacto en su pierna cuando dos ladrones quisieron robarle el auto en 417 y camino General Belgrano.

Al parecer, Faiala no se resistió, pero igual le dispararon.

El proyectil le impacto en el muslo de la pierna izquierda, con orificio de entrada y salida, y también terminó en el hospital de Gonnet.

Allí le hicieron las curaciones del caso y le dieron el alta médica.

En el lugar se encontró un proyectil calibre 22.

De los agresores, todavía no se conoce el paradero.

En otro hecho, donde también hubo disparos, pero sin que dieran en el blanco, un joven, hijo de una reconocida comerciante, fue despojado de sus pertenencias por una pareja que circulaba en moto. El conductor fue el que exhibió un arma de fuego para amedrentarlo.

Ocurrió en 419 y 26 y fue después de apoderarse del botín que escaparon con una detonación al aire.

Afortunadamente, no se registraron heridos. Tampoco detenciones vinculados a lo sucedido.