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Información General |Una disciplina que gana terreno

Psicología animal: qué hacer ante malas conductas

En los últimos años la etología ganó notoriedad en una sociedad en la que las mascotas pasaron a ocupar un lugar primordial dentro de los grupos familiares

Psicología animal: qué hacer ante malas conductas

Las alteraciones en el comportamiento pueden complicar la convivencia / Freepik

18 de Diciembre de 2022 | 04:57
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Llegas a tu casa, pones la llave en la puerta e inmediatamente escuchas el sonido de las patas que desesperadas corren a tu encuentro. Sabes que cruzar la puerta significa exponerte a saltos y lengüetazos descontrolados pero sin ningún problema abrís y le pones el pecho a la situación, después de todo nadie más te hace sentir tan bienvenido en ningún otro lugar.

Los amantes de las mascotas no conciben sus vidas sin ellos, sin importar las consecuencias, andan por las calles con su ropa llena de pelos, se dejan babear por completo y hasta perdonan que les rompan sus objetos más queridos.

Pero qué sucede cuando sus comportamientos traspasan todos los límites y dejan de ser travesuras para convertirse en hechos que imposibilitan por completo la convivencia con los tutores que le dieron un lugar en su familia.

Historia

La historia de Ana Laura y Bowie comenzó como la de muchos en pandemia. Él llegó a su vida en plena cuarentena cuando las adopciones de mascotas se dispararon. Un año después las medidas preventivas contra el Covid-19 terminaron, Ana Laura volvió a trabajar fuera de su casa y ahí se desató el problema. Bowie estaba acostumbrado a que su dueña estuviera las 24 horas del día en su hogar y eso ya no pasaba. Apenas ella cruzaba la puerta comenzaban los aullidos, los llantos e incluso en ocasiones se autogolpeaba contra las paredes. La situación era insostenible para todos, los vecinos se quejaban, ella no podía dejarlo solo ni cinco minutos para ir a comprar algo y él la pasaba realmente mal. Fue por eso que un adiestrador le recomendó consultar con un etólogo.

Esa es la forma en la que la mayoría de los pacientes llegan a la etología, una rama de la clínica veterinaria que previene, trata y diagnostica las enfermedades del comportamiento de las mascotas. Si bien es una disciplina que “está en boga desde hace años en Europa y en Estados Unidos, recién ahora se está difundiendo acá en América” explicó Jésica Claudia Singermann médica veterinaria especializada en etología clínica y añadió que “es por eso que la gente llega al consultorio derivada por un médico veterinario o de boca en boca, pero desconoce qué es lo que hace el profesional y nos confunden con adiestradores o educadores con quienes trabajamos en conjunto pero no hacemos lo mismo”.

Pero Ana Laura no fue la única, muchas familias y sus mascotas sufrieron la adaptación pos pandemia, la especialista sostuvo que “luego de la cuarentena se vio que los animales se estresaron por la alteración de la rutina sumado a lo que les produjo percibir el estrés al que estaban sometidos sus tutores por el momento excepcional que se vivía”. Cuando terminaron las restricciones “se empezó a ver como los animales que estaban acostumbrados a estar las 24 horas con sus dueños presentaron trastornos de ansiedad por separación cuando estos empezaron a salir a trabajar. Ni bien estos se iban comenzaban a aullar, a llorar y a hacer pis y caca por todos lados”, manifestó y aseguró que “eso dejó en evidencia que al animal lo atraviesa lo emocional, que son seres sintientes y a partir de ahí aparecen generalmente la mayor parte de las patologías”.

Ante estas situaciones su recomendación es “consultar al notar cualquier cosa rara y tener en cuenta que hay cosas que podemos prevenir en vez de esperar tanto tiempo, porque generalmente llegan a consulta tres o cuatro años después de curso de una patología grave en donde a nosotros nos es muy difícil, nos lleva mucho tiempo o todos ya están cansados para poder afrontar un tratamiento integral”.

¿Pero como discernir entre lo que es una simple mala conducta del animal de una desviación del comportamiento que necesite ayuda médica? Ante la duda siempre se puede preguntar con un veterinario quien decidirá si es pertinente acudir a un etólogo pero sino Singermann detalló aspectos a tener en cuenta. Lo primero que enciende las alarmas son las agresiones, pero “no hay que esperar a que muerda, un gruñido o una mostrada de dientes ya es un aviso, lo ideal es consultar lo antes posible”, aconsejó.

También se debe ir con un especialista ante “signos de miedos extremos, de automutilación, de vocalizaciones excesivas y destructibilidad. En gatos ante lamidos excesivo o cuando hacen pis fuera de su casa. Todas estas patologías son trastornos de comportamientos graves que necesitan el uso de un tratamiento integral” expresó y aclaró: “Lo que hay que ver es si detrás de estas alteraciones hay una patología de base o se trata solo de un mal aprendizaje porque hay un entorno aburrido o porque aun es cachorro”.

Una vez definido que es lo que le ocurre al animal, los etólogos aplican tratamientos integrales, que pueden variar dependiendo la patología. Para eso pueden ayudarse de psicofármacos -los mismos que se usan en humanos- o mediante tratamientos cognitivos conductuales en los que trabajar en conjunto con adiestradores o educadores. Además de los tratamientos con feromonas o nutracéuticos, que se hacen mediante fármacos nutricionales.

No naturalizar ciertas conductas

Lo importante es que los tutores no naturalicen ciertas conductas de sus mascotas. Un claro ejemplo que preocupa a muchos, sobre todo por las fechas que se aproximan, es el temor de los perros a los fuegos artificiales. Eso y el miedo a las tormentas “es algo que aparece mucho y que la gente tiende a normalizar. Van a buscar las gotitas a la veterinaria y listo, pero la verdad es que deberían consultar con un veterinario o un etólogo para poder afrontar las fiestas, que el animal no la pase mal y mejore su calidad de vida, porque la verdad que este miedo a los ruidos fuertes es una patología, es una fobia que con los años empeora” afirmó.

Otro aspecto que los profesionales observan con precaución es la tendencia de humanizar a las mascotas. “Se las localiza dentro del grupo familiar como hijos básicamente, por ahí eso no estaría mal pero el problema es que hay veces que les damos los mensajes erróneos porque el lenguaje que nosotros utilizamos no es el mismo que el de ellos, entonces la interpretación de determinadas cosas puede llevar a complicaciones y derivar en algún problema”. Lo importante ante todo es consultar, así como lo hizo Ana Laura con Bowie, que hoy después de meses de tratamiento ya afronta de otra manera la rutina de su dueña. No fue una tarea fácil, ni inmediata, pero con empeño y el acompañamiento de un profesional pudieron mejorar su calidad de vida.

 

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