Poco cambió sobre el estacionamiento frente a las escuelas de la Ciudad

El estacionamiento en doble fila, como infracción al tránsito, figura en el podio de las que más se han sancionado en La Plata entre enero y octubre pasados se labraron más de 11.600 actas -que presuntamente son el antecedente de una multa-, según informó la Municipalidad local.

Se habla de un período en que luego de la pandemia se fue recuperando el ritmo vehicular en la ciudad. Y en ese contexto, fue otra vez el estacionamiento en doble fila frente a las escuelas tanto estatales como privadas –al igual que desde hace muchos años- el que mayor incidencia tuvo en ese ranking negativo.

Tal como se informó en este diario, la única escuela de las ubicadas en el casco urbano que cuenta con un sistema para evitar la doble fila es la del colegio Inmaculada, de 45 entre 11 y 12, donde se habilita un carril exclusivo para que los padres estacionen sus vehículos, los estudiantes suban a los rodados y con la asistencia de inspectores dejan el lugar en pocos minutos.

En el resto, el flagelo no para de aumentar. En horarios centrales, coincidentes con la entrada y salida a los colegios, se convierte en una verdadera pesadilla para los automovilistas y peatones. Los embotellamientos prolongados forman parte de la postal habitual.

Lo cierto es que la alternativa conocida como del “sube y baja”, puesta en vigor por el colegio Inmaculada –y también en la periferia, por ejemplo en el instituto Speroni de City Bell, donde se la utiliza con éxito desde hace varios años- consiste en establecer un carril exclusivo junto al cordón para que los vehículos frenen unos segundos y se permita así bajar a los alumnos que son recibidos por alguna autoridad del colegio y el auto dejar rápidamente el lugar. El mismo sistema se emplea a la salida del horario escolar.

Buena parte del éxito del “sube y baja” responde a que representantes del colegio acuden a la vereda y realizan una lista de los padres o familiares que vienen en cada uno de los vehículos, para que las autoridades que estén en las puertas aguarden ya con los chicos pertenecientes a esas familias y se aligere así el procedimiento de ingreso o egreso de los escolares.

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Se sabe también que algunos vehículos colocan un cartel en el parabrisas para informar a las autoridades escolares los apellidos de los chicos que pasan a buscar. Corresponde consignar que desde hace muchos años en esta columna se mencionó el caso que se presentaba en otras escuelas de la periferia que, ciertamente, resuelven en gran medida esta cuestión.

Sucesivas administraciones municipales habían probado diversas alternativas. Hace varios años la Comuna anunció la puesta en vigencia de un sistema de “cazadores”, que se desplazarían en moto por la zona del micro centro y frente a las escuelas, con cámaras en sus cascos, con la finalidad de tomar fotos de los vehículos que se encontraran en doble fila para multarlos. El problema no sólo siguió sino que se acentuó.

Ahora se ha confirmado la eficacia de una variante imaginativa, que demostró cumplir cabalmente con el cometido de evitar embotellamientos y problemas al tránsito en general, además de ordenar un más seguro desplazamiento de los chicos. Es de esperar que, con la colaboración de los padres y de las autoridades educativas, más la presencia tutelar de los agentes de tránsito, nuestra ciudad pueda ver resuelto en buena medida uno de sus problemas más críticos y recurrentes.