

Primera prueba positiva: Gimnasia venció a Defensa y Justicia en un amistoso
La crisis de los clubes Universitario y CF Los Hornos hace peligrar el patrimonio de sus directivos
VIDEO.- Así una mujer caminaba por una vereda de La Plata y de repente se la "tragó" un pozo
River, ante Inter de Milan, busca clasificar en su partido más difícil: formaciones, hora y TV
Una "patota" golpeó a una legisladora de la UCR de Formosa a días de las elecciones
Oportunidad para vender su auto usado publicando GRATIS sábado y domingo
Otra baja en Estudiantes: se lesionó Tobio Burgos y estará varias semanas afuera
El eclipse del siglo: un experto explicó cómo será el fenómeno y aclaró si se podrá ver en Argentina
¿Cuándo se celebra el Día del Niño en 2025? Confirman la fecha en medio de rumores de cambios
Escándalo: un jubilado le ofreció a sus inquilinas que le paguen el alquiler con sexo
Habían detenido a su pareja, fue a buscarlo con una moto robada y también quedó presa en Berisso
¡Atención! Un simulacro en La Plata complicará el tránsito: cuándo, dónde y a qué hora será
El ranking latinoamericano en Wall Street, con la argentina Mercado Libre a la cabeza
Pasaron 25 años de su trágica muerte: Marixa Balli recordó al Potro Rodrigo, las fotos y testimonios
Miércoles fresco y soleado en toda La Plata: ¿cómo sigue el tiempo en la Región?
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Juan Manuel Morales
eleconomista.com.ar
Argentina está pagando la terquedad, tanto de la clase dirigente como de la ciudadanía en general, de insistir en un modelo económico cortoplacista e insostenible que comenzó en 2003 y se agotó hace más de diez años cuando nuestro país dejó de crecer.
Hay que admitir que los argentinos somos tremendamente irracionales, demostramos ser incapaces de aprender tanto de los errores y experiencias ajenas como de nuestra propia historia (mucho más grave el segundo caso que el primero). Nuestra sociedad padece una patología grave, un fenómeno comparable con lo que se denomina “síndrome de Estocolmo”, el cual refiere a la atracción que algunos rehenes sienten por sus secuestradores al punto de identificarse con ellos y hasta justificarlos.
Es que después haber pasado dos hiperinflaciones y crisis de origen fiscal en todas las décadas desde el 40 en adelante, somos una sociedad que sigue convalidando sistemáticamente a gobiernos deficitarios que recurren a la emisión monetaria descontrolada, que aplican controles de precios permanentes y atrasa el tipo de cambio, que imponen cepos y restricciones de las más insólitas y que avalan el carísimo proteccionismo mientras cobran nocivas retenciones al sector primario.
Hemos escuchado infinidad de veces que Argentina respecto a su economía “es un caso especial” o es “única en el mundo”, como si en nuestro país las leyes económicas dejaran de convalidarse.
Pareciera ser que al cruzar nuestras fronteras las leyes de oferta y demanda se anulan, la teoría cuantitativa del dinero se invalida y los incentivos humanos se vuelven impredecibles por arte de magia.
LE PUEDE INTERESAR
Las motos, en el foco por las tragedias viales en nuestra zona
LE PUEDE INTERESAR
La huelga estudiantil que sacude a Brasil
No es así: las leyes económicas funcionan igual aquí que en cualquier parte, básicamente porque estas surgen de la acción humana y son propias de la esencia de nuestra especie, no depende ni de los gobiernos ni de los países ni de la cultura ni de las ideas.
En lugar de reconocer que nuestro principal error es pensar que somos diferentes y no hacer lo que los países normales hacen, preferimos vivir repitiendo irracionalidades tales como que “Argentina tiene un problema de escasez de dólares” mientras ignoramos el sistemático atraso del tipo de cambio oficial fijado por el Banco Central que artificialmente provoca un exceso de demanda permanente en el mercado de las divisas.
Ahora, lo más importante es entender por qué nos pasa esto. A mi criterio, el problema radica en la penetración social de graves sesgos ideológicos que, como dogmas cuasi religiosos, gran parte de los habitantes ha aceptado y repetido de manera incuestionable desde hace ya muchos años.
Estos sesgos han generado una profunda desconexión entre los resultados que la sociedad desea (como mejores ingresos, más bienestar y menos pobreza) y las acciones que la sociedad le demanda a la política para alcanzar tales fines (como más impuestos progresivos, más presencia del Estado, más regulaciones y más leyes).
Esta desconexión entre fines y medios nos ha llevado a un sistemático fracaso y posterior desencanto social para con la política que se manifiesta en frases como “son todos iguales”, “los políticos no cumplen”, “los gobiernos defraudan al pueblo” o “la política se olvida de la gente”.
Pero, mal que nos pese, los resultados son malos porque la mayoría de las personas vota a políticos que hacen justamente lo que dicen que van a hacer. Por el otro lado, la sociedad suele castigar y marginar a los políticos, periodistas o analistas que atentan contra los “dogmas sagrados” intentando explicar lo obvio.
Los argentinos somos un paciente que va al médico y después de una serie de estudios que arrojan alto colesterol, exceso de triglicéridos, presión alta y sobrepeso, se enoja con el médico que sugiere dieta saludable y deporte.
Lo trata de ajustador e insensible y procede a correr en busca de un chamán que le ofrezca curación mediante rituales mágicos mientras el paciente sigue abusando de las hamburguesas, las gaseosas y la sal.
En la vida real, al chamán lo llamamos “políticamente correcto” y al médico científico se lo apoda de “neoliberal”, “vende patria” o “antiderechos”.
Lo que diferencia a una sociedad exitosa que progresa de una sociedad frustrada que involuciona son las ideas que predominan en sus habitantes. Argentina necesita que más gente asocie bienestar con capitalismo y crecimiento, con inversión privada.
Más gente debería entender que este Estado desproporcionadamente grande y atrofiado no representa una salida a los problemas sino un lastre que requiere reformas de fondo que muchos dirigentes y políticos deben apoyar y explicar.
Además, en lo inmediato e impostergable, es imprescindible que la mayoría de los argentinos esté dispuesto a pagar los costos de corto plazo necesarios para acomodar los desequilibrios macroeconómicos generados en los últimos 20 años.
Sí, lamentablemente hay que seguir pagando costos, costos que se hubiesen evitado de haber cambiado a tiempo, pero ya se volvieron inevitables.
ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES
HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS
Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales
¿Ya tiene suscripción? Ingresar
Full Promocional mensual
$650/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6100
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Acceso a la versión PDF
Beneficios Club El Día
Básico Promocional mensual
$500/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3950
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Diario El Día de La Plata, fundado el 2 de Marzo de 1884.
© 2025 El Día SA - Todos los derechos reservados.
Registro DNDA Nº RL-2024-69526764-APN-DNDA#MJ Propietario El Día SAICYF. Edición Nro. 6986 Director: Raúl Kraiselburd. Diag. 80 Nro. 815 - La Plata - Pcia. de Bs. As.
Bienvenido
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
Bienvenido
Estimado lector, con sólo registrarse tendrá acceso a 80 artículos por mes en forma gratuita. Para más información haga clic aquí
DATOS PERSONALES
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
¿Querés recibir notificaciones de alertas?
Para comentar suscribite haciendo click aquí