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Almudena González: "Vamos a tener que inventar nuevas formas para seguir haciendo como se pueda"

Se estrenó en salas porteñas "El viento que arrasa", adaptación de la novela de Selva Almada a cargo de Paula Hernández, que protagoniza la actriz de "Argentina, 1985"

Almudena González: "Vamos a tener que inventar nuevas formas para seguir haciendo como se pueda"
Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

22 de Marzo de 2024 | 01:20

Un auto se avería: en un taller mecánico al costado del camino rural, descienden del vehículo un pastor evangélico y su hija, que recorren el país llevados por su labor misionera. Allí los reciben el mecánico y un adolescente que cuida. Es el escenario de un drama entre cuatro: el Reverendo Pearson intenta salvar desesperadamente el alma del joven Tapioca, mientras su hija Leni se encuentra con Gringo, el mecánico que vive en las antípodas de la fe. Todo, mientras se avecina una tormenta.

Esa es la premisa de “El viento que arrasa”, novela de Selva Almada que la cineasta Paula Hernández lleva al cine (se estrenó ayer en cines porteños), con sus cuatro personajes que se espejan y se rebotan a partir de este encuentro fortuito. Pero la puesta, de poderosas atmósferas, silencios y sutilezas, tiene un punto de vista: el eje es Leni, la hija del Reverendo, que en los intentos de Pearson de salvar a Tapioca encuentra ecos de su propia historia, y comienza a desandar un camino.

A Leni la encarna Almudena González, la actriz que encarnó a Judith König en “Argentina, 1985”, en su primer protagónico en cine. “Un desafío”, confiesa, porque además tenía que ponerse en la piel de un personaje donde todo va por dentro, contenido. 

En diálogo con EL DIA, González dice que construyó el papel a través de un largo proceso, un mes y medio de ensayos, foniatra para cambiar el acento. Y mientras tanto, se iba interiorizando en su personaje. 

“Yo soy atea”, confiesa, “pero tengo fe. Creo en las cosas, no soy una descreída, respeto a la religión, es algo que se mantiene a lo largo de los siglos. Y la gente lo necesita”. Aún así, acepta que al principio “yo intentaba entender al personaje del lado más racional, pero el desafío es no juzgarla: es una piba religiosa, tiene otras herramientas”. Le sirvió, cuenta, un viaje que realizó con Hernández: “Antes de empezar a filmar, fuimos a ver una misa evangélica. Estuvo buenísimo: es un poco una puesta en escena, que es algo que muestra la película”, dice. Allí encontró “un universo diferente”, y empezó a meterse en la piel de Leni.

“En la película ella dice que ‘todo lo que sé me lo enseñó mi papá’. No está escolarizada, vive en el medio del campo: al principio, creo que juzgaba todo ese universo como algo chato. Pero me di cuenta que el personaje no tenía que ser chato, que aunque fuera en el tono sutil que maneja la película, donde todo va por dentro, tenía que haber un montón de matices”, explica González. 

Así, “a través de los ensayos, el personaje se me fue haciendo carne en el cuerpo: la entendí físicamente, no racionalmente. Es algo más del orden de lo misterioso, que pasa en la actuación, no se puede explicar, ‘yo tengo esta técnica’... Es una energía que se encarna en uno, algo que te toma”.

LOS MIL CASTINGS

González relata que casi no queda para el papel de Leni: todavía está estudiando, y no se había estrenado aún “Argentina, 1985” cuando fue convocada al primero de los castings. Allí, le reveló Hernández tiempo después, no convenció del todo.

“El proceso de selección los actores no sabemos cómo funciona… es casi un tabú. Y Paula me contó después que muchas chicas mandaron ese primer video, y que casi no me selecciona dentro de ese primer corte. Se había imaginado el physique du rol del personaje de otra manera y casi me descarta”, se ríe hoy la actriz.

Para González, el papel era particularmente significativo: era el encuentro de “dos universos que me interpelan”, confiesa, lectora de Almada y amante del cine de Hernández, al punto de que recuerda que fue al Gaumont con su madre a ver “Los sonámbulos” “y salí con una sensación física bastante conmovedora”.

Pero le tocaba esperar, después de aquel primer casting. Pasó el primer corte, el del video, vino un casting, monólogos con páginas del guion, el guion entero… Etapas que iba superando. 

“Actuar es estar todo el tiempo codeándose con la expectativa, con la angustia: queremos hacer lo que nos gusta, nos representa, pero es laburo también. Así que hay que surfear la angustia, tratar de manejar la incertidumbre con amor, no tomarse todo personal, muchas veces no tienen que ver con ser o no buena actriz”, cuenta González. 

Pero finalmente todo se encaminó. “En el primer encuentro con Paula hubo una conexión muy profunda, nos re emocionamos”, recuerda. Y había algo de destino, tal vez: “Yo estudio en la UNA, la Universidad Nacional de las Artes. En segundo año, nos dieron como materiales para hacer monólogos dos libros de Selva Almada, ‘Ladrilleros’ y ‘El viento que arrasa’. Creo que uno no elige a los personajes, sino que los personajes te eligen”.

Ahora, esta incertidumbre habitual de los actores se ve duplicada por el estado de cosas de la cultura, con presupuesto público recortado, sin claridad sobre el futuro y con una inflación que vuelve inviable cualquier rodaje. “Estoy preocupada, estamos preocupados la verdad: hablando con colegas, con productores, estamos preocupados”, dice González. 

Y se queja: “No hay precedentes de esto, siento que sacarle plata porque sí a la cultura es hasta una manera de censurar… Estoy triste, también, estoy enojada: no es necesario desabastecer así a la cultura, la cultura es identidad, tenemos una identidad hermosa, muy vasta, como argentinos, así que me apena”. 

“Y me apena”, cierra, “la gente que se queda sin trabajo, no poder proyectar ni a corto ni a largo plazo. Vamos a tener que estar más unidos que nunca, inventar nuevas formas para seguir haciendo de la manera que se pueda, para que no nos desaparezcan del mapa. El gobierno tiene una lógica del sálvese quien pueda, y para mi es todo lo contrario: nadie se salva solo. El arte es eso, es trabajar en equipo, constantemente”.

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