Están bajo la lupa los policías a quienes se les escapó el ladrón de la salidera del Banco Provincia

La secuencia de violencia en la espeluznante salidera bancaria del miércoles 9 tuvo un final cinematográfico, con el asaltante huyendo en el auto de un policía, delante de una balacera de efectivos a quienes burló de una manera que no solo dejó con boca abierta a quien se encontró con el espectáculo y decidió grabarlo con su celular desde un la ventana de una oficina. También a las autoridades encargadas de supervisar el comportamiento policial, quienes decidieron iniciar un sumario a todos los oficiales involucrados en las escenas más fuertes: la del delincuente escapando luego de que fuera reducido dentro del vehículo y la de los uniformados tirándole al vehículo en fuga entre centenares de personas circulando a media mañana por el microcentro de la cuidad.

La Dirección de Asuntos Internos abrió un sumario que alcanza a tres efectivos de la fuerza Provincial. En la lista están el joven integrante del comando de patrullas de La Plata que estaba en una jornada de franco y se topó con el ladrón en 48 entre 5 y 6. También un subcomisario que estaba en la Dirección de Servicios Sociales de la Policía (un edificio situado en 6 y 48) y acudió unos minutos después, al ver que había una escaramuza alrededor del auto de su compañero. El tercero en cuestión es un policía retirado que también se acercó en ese momento y se ve pegado al habitáculo del auto.

Según se informó desde el organismo “hay un sumario que avanza con respecto a la cantidad de disparos que hubo. Por otra parte, respecto del policía de Sociales consideramos que confunde al efectivo con un ladrón”, dijo la fuente. Aunque son dos situaciones bajo análisis, la fuente aclaró que “más que nada vamos a ver el tema de los tiros”.

Según los relatos que se conocieron tras el asalto, hubo siete balazos en la mañana de aquel miércoles. Dos salieron de la pistola calibre 9 milímetros que empuñada el delincuente, actualmente prófugo. Le apuntó a Osvaldo Calcaterra cuando intentaba quitarle el bolso donde el hombre de 65 años guardaba un millón de pesos que había retirado unos minutos antes de una caja de seguridad. Las balas dañaron ambas piernas -una en un tobillo, otra en la rodilla- y también un codo. La víctima quedó tendida sobre las baldosas en vainilla de la entrada al Banco, en 7 entre 46 y 47, y el delincuente corrió con el bolso. Detrás de él ya iban dos policías: uno que fue testigo del ataque mientras salía Banco y otro que bajaba de un micro.

¡Bajate, bajate!

El joven ladrón llegó hasta 48 entre 5 y 6, se abalanzó sobre un conductor que estaba en un Volkswagen Gol Trend rojo estacionado en doble fila y le quiso robar el auto. “¡Bajate, bajate!”, le ordenó y la chica que estaba en la butaca del acompañante escapó del habitáculo. Está embarazada y debía hacer un trámite en la Dirección de Servicios Sociales de la Policía, situada en 6 y 48. Mientras ella intentaba ponerse a salvo, su pareja, el oficial Nahuel Calandria logró reducir al ladrón, quitarle el arma y tenerlo a cubierto en el asiento del conductor de su auto.

Solo hubo un tiro hacia el suelo mientras se disputaban la pistola. Pero todo se complicó. Aparecieron tres efectivos y mientras dos observaban el interior del vehículo junto al policía retirado que andaba por la zona, el subcomisario hizo retroceder a Calandria, le ordenó dejar el arma que le había sacado al ladrón y arrodillarse. La pareja de Calandria veía la escena, incrédula. Estaban reduciendo a su compañero que es policía y había controlado a un ladrón. La joven intentó alertar de su error al policía: “¡Es policía, es policía!”, le gritó. No alcanzó. En ese momento, el ladrón puso primera y salió hacia 6 haciendo chillar los neumáticos.

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Advertidos del desaguisado, todos los policías salieron corriendo tras el Gol y realizaron 4 disparos. Las balas cruzaron la cuadra de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, que se extiende por todo el margen izquierdo de 6 entre 47 y 48. Dos tiros dieron en la luneta del auto y uno en una camioneta particular de alguien que esperaba a un familiar que cursa en esa Facultad.

Calandria contó en declaraciones públicas que salieron de la 9 milímetros que le había quitado al ladrón. Hubo otros dos, según los relatos, de los otros policías, que le apuntaron a las ruedas del auto. No lograron detenerlo: el Volkswagen cruzó toda la cuadra de 6 y desapareció al tomar por 47 en dirección a 5. Unas horas más tarde el vehículo apareció en 4 y 41. El ladrón es esfumó pero para la investigación es quien cayó el viernes pasado -ver aparte-.

Como autor de la salidera, la Justicia tiene apuntado a Alexis Carugatti. Un joven de 22 años a quien la Policía le adjudica un historial de unos 30 delitos de robos, cometidos hasta cuando fue menor de edad. También, se dispuso la detención de un familiar de Carugatti, en una casa de Villa Elvira. Según se informó desde Asuntos Internos todavía no se sacaron conclusiones en la investigación a los policías. Los funcionarios del organismo aguardan avances en la investigación del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta (UFI Nº 6) que avanza hacia el esclarecimiento caso y hasta el momento no ha apuntado con cargos contra el accionar de los policías por los tramos que no le cierran a los funcionarios del Ministerio de Seguridad. “Nuestra investigación coincide con la del fiscal. No obstante ello, el sumario sigue su curso”, indicó la fuente.

En Asuntos Internos se objeta que los policías hayan disparado en un entorno con tantas potenciales víctimas civiles. “Es peligroso hacerlo cuando el auto estaba lejos y con tanta gente alrededor. También es peligroso que se haya usado el arma del ladrón”, se detalló desde Asuntos Internos.

Héctor Muzzio abogado, experto en seguridad y ex oficial de la Policía manifestó su acuerdo con respecto a la decisión oficial de revisar algunos aspectos en el desenlace de la salidera: “Me parece bien que se abra un expediente paralelo a la causa para analizar si hubo responsabilidades”, dijo. Luego, pasó a un análisis de la actuación de los oficiales: “la forma de ser policial no la concibo de una manera que no sea proactiva. Si hay un hombre arriba de un auto, otro abajo y una mujer embarazada. Ante la duda pongo a todos a resguardo. Si veo un hombre armado, como en este caso era el policía de civil, le ordeno que baje el arma, pero no me focalizo en uno, si no en todos”.

“El problema es que se duda”

En esa línea, dijo que en lugar de permitir que el ladrón quedara en el auto “lo bajo, lo reduzco en el piso y luego saco mi chapa”. Para el abogado, el accionar de los efectivos está asociado no solo con errores, si no también con una especie de reactivo derivado de sospechas contra los procedimientos de los efectivos, como se hizo en el caso del oficial Luis Chocobar en la Boca, a principios de año, cuando disparó contra un ladrón que intentaba huir, provocándole heridas que lo llevaron a la muerte. “¿Por qué no hace esto el policía?”, preguntó Muzzio y respondió: “es porque tiene miedo a actuar. Porque ante la duda el poder político te corre y perdés tu sueldo y quedás en disponibilidad. El problema es que la Policía duda y cuando dudás te ponés contemplativo. También se escaparon por una red pluvial los delincuentes que robaron el banco en Acassuso. Eso fue el caso de Ramallo. La gente no quiere mano dura ni fofa, si no segura y la policía duda.

Frente a la escena del ladrón huyendo y los agentes tirándole al auto, el ex policía consideró que “en esa situación hay que decidir en base a los principios de razonabilidad y proporcionalidad. Los tiroteos se tienen que dar en un ámbito de una vereda. Yo no lo hubiera hecho eso”, dijo y aclaró que “esto es distinto del caso Chocobar, que se dio cuando venía una persona armada, que había acuchillado a una persona. Chocobar tiró a las piernas pero un disparo se desvía y tiene un recorrido ascendente, lastima un órgano del muchacho y a los días fallece”.

Las salideras bancarias tuvieron uno de sus episodios trágicos en La Plata, en 2010, cuando la ahora diputada Provincial Carolina Píparo fue herida por un delincuente tras retirar dinero de la sucursal de un banco situada en 7 y 42. El caso, que tuvo como trágico desenlace la muerte del niño que llevaba en el vientre cuando fue herida de un balazo, apuró una reforma de las zonas de cajas en todos los bancos, dedicada a brindar intimidad a quien realiza trámites. Desde entonces, hay paneles que intentan garantizar aislamiento y cortar el circuito entre informantes en los bancos y ladrones en las calles.

“Un año antes del caso Píparo opiné que en lugar de mamparas había que colocar cabinas, por una cuestión de aislamiento auditivo y visual. Las mamparas hicieron que el delito bajara un 60 o 70 por ciento. Con las cabinas bajaría un 80 %”, opinó Héctor Muzzio.