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En el oficialismo no se rinden pero ya hay movidas por si pasan a la vereda de enfrente

Mariano Pérez de Eulate

Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com

1 de Octubre de 2019 | 03:12
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Aún con María Eugenia Vidal haciendo campaña para intentar el milagro de revertir el resultado de las Primarias, en el oficialismo provincial se analiza intramuros, como un tema recurrente, el posicionamiento del espacio ante la eventual derrota.

Como ya contó este diario, en la gobernación aplauden la tesis –atribuida a la propia mandataria- que la ubica como jefa de la oposición bonaerense si le toca administrar la Provincia a Axel Kicillof, en un esquema en el que el porteño Horacio Rodríguez Larreta podría posicionarse como la figura presidenciable de Cambiemos para el próximo turno electoral y líder natural del espacio. Si logra, claro, la reelección en su cargo de jefe de Gobierno.

Pero ese escenario, que obviamente es rubricado en voz baja en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, implicaría un rol político prácticamente pasivo de Mauricio Macri en el futuro de la eventual post derrota amarilla a nivel nacional. Larreta, Vidal, Martín Lousteau y algunos nombres más aparecerían así como la continuidad de Cambiemos, con aspiraciones de recuperación hacia 2021.

El problema que ha surgido en los últimos días, cuentan fuentes del oficialismo, es que Macri estaría empezando a mandar señales internas de que en verdad no piensa en una jubilación política, contrariamente a lo que trasmitía en la intimidad en las primeras dos semanas posteriores al fatal resultado de las PASO, que lo ubicaron muy por debajo del peronista Alberto Fernández.

Más allá de la profundización de la crisis económica, desde ese momento hasta hoy sucedieron el episodio de la espontánea Playa de Mayo repleta de gente que lo vivaba, a fines de agosto; la sucesión de definiciones del kirchnerismo puro –reformas constitucionales, Conadep de periodistas, reivindicación de la guerrilla de los 70, etc-; fiscales voluntarios que se anotaron para fiscalizar la elección general y la preparación de las marchas de “Sí, se puede”, con contundente asistencia el sábado pasado.

Estos hechos, y la certeza de que en definitiva cosechará no menos del 32 por ciento en la general, habría envalentonado al jefe de Estado y su séquito más próximo, que más allá de las formas sigue generando resistencias en la tropa de Vidal.

Si Vidal y Rodríguez Larreta habían firmado una suerte de paz coyuntural con la Casa Rosada hasta el 27 de octubre (sindican al “mauricisimo” por las penurias electorales en la Provincia), ahora parecen resurgir ciertas tensiones y muchas preguntas en los entornos de ese tándem que gobierna los dos distritos más importantes del país.

Los vidalistas pasaron de tener la casi certeza de que Macri se tomaría un tiempo en España a preguntarse si no pretenderá liderar la oposición al peronismo-kirchnerismo, basados en ciertas afirmaciones públicas y privadas respecto a que el Presidente se estaría imaginando a sí mismo como una suerte de Sebastián Piñera argentino. No por la afinidad ideológica con él, que la hay, sino por aquella épica del regreso que logró el chileno.

En efecto, Piñera tuvo un primer mandato en Chicle entre 2010 y 2014. Lo sucedió, en lo que también fue su regreso, Michelle Bachelet y luego Piñera volvió a la presidencia con alguna cuota de reivindicación social por el flojo mandato de la hoy funcionaria de las Naciones Unidas.

Lo dicho: en la hipótesis de una derrota, Vidal se imaginaría a sí misma como líder bonaerense del post macrismo, manteniendo una cantidad respetable de legisladores provinciales y un puñado de intendentes –propios y del radicalismo- que la ubicarían en una posición de fortaleza para eventualmente negociar gobernabilidad con Kicillof y postularse como diputada nacional por la Provincia en 2021.

Pero, aunque nunca se dirá en público, ese esquema le cierra con un Rodríguez Larreta como algo más que un “primus inter pares”, que de a poco vaya ocupando la poltrona de cabeza nacional del proyecto. Algo que, aparentemente y según lo que se habla en despachos importantes, no vería con buenos ojos Marcos Peña y el entorno más próximo a Macri.

Varias fuentes amarillas coinciden: se abre una interesante etapa de negociación reservada en el oficialismo.

 

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