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La Ciudad |Ultima visita a la tigresa que en 40 días se va a Sudáfrica. Le seguirá los pasos el hipopótamo

Viaje al corazón del zoológico que fue y el bioparque que se viene en el Bosque

A casi un año del cierre, cómo se trabaja en el nuevo paseo que reemplazará al emblemático Zoo. Los animales que quedarán, los que se fueron y se irán. Habrá un centro de rescate y uno de reproducción de especies en peligro

Carlos Altavista

Carlos Altavista
caltavista@eldia.com

2 de Junio de 2019 | 03:25
Edición impresa

El viernes último, a las 15 y monedas, el ex zoológico estaba hermoso. En una típica tarde otoñal, al recorrer los remodelados senderos bajo la profunda sombra de enormes árboles centenarios, entre pavos reales que se pavoneaban -valga la redundancia- libremente por aquí y allá, y algún carpincho que se cruzaba en el camino sin llegar a alterar en lo más mínimo el sosiego que reinaba en el predio, retornaban mil imágenes de la niñez, cuando se llegaba al paseo en busca de leones, elefantes, jirafas, tigres. Quedarán, definitivamente, en la memoria. De generaciones. Porque hoy, allí, se trabaja día tras día construyendo un bioparque. Otro tiempo, otro paradigma.

En una visita, guiada por el director general del “Bioparque La Plata”, Alejandro Serena, acompañado por el subsecretario de Gestión Ambiental, Germán Larran, se pudo conocer la cocina del proyecto que marcará una nueva época en el corazón del Bosque.

Primera pregunta. De rigor. ¿Cuándo estará habilitado el bioparque? “Previamente hay que terminar de trasladar animales (ya fueron liberados 104). De manera que difícilmente sea antes de 2020”, calculó el responsable principal de la iniciativa.

Llegaron entonces las buenas nuevas. “En 40 días, aproximadamente, la tigresa Colón, que fue bautizada así porque vino desde el zoo de Colón (extremo norte de la provincia de Buenos Aires), partirá hacia Sudáfrica. Irá al santuario de Ubuntu”. Con 12, 13 años de edad, Colón quizás conozca a Tika, la tigresa que viajó a ese sitio desde Santiago del Estero y cuyas imágenes en libertad se conocieron en marzo.

Colón estaba en su cueva. Apenas dejaba ver su cabeza. En un momento se puso patas arriba, como diciéndoles a los reporteros gráficos “estoy muy cómoda, no quiero fotos”. Alejandro explicó que “el intercambio entre zoológicos era una de las formas más comunes de manejarse. ¿Vos qué tenés? Una tigresa. Ah bueno, la cambiamos por un lobo marino”, ironizó, pero enseguida agregó: “Increíble, pero era así”.

Y de ese modo, un día llegó el hipopótamo Hipólito desde el zoo de Mar del Plata. “También se va a Sudáfrica. Pero a Limpopo y ya entrada la segunda mitad del año”, contó. “Hay un tiempo de entrenamiento y preparación antes del traslado, de un mes o más. Hay que acostumbrarlo de a poco al ambiente en el que viajará, ya que, a diferencia de la tigresa, no se lo puede dormir”, añadió Alejandro.

Seguramente ya llegarán imágenes reconfortantes de Colón e Hipólito en libertad, como las que hace poco se conocieron de los leones Melena y Mansa corriendo y chapoteando en la nieve en una santuario de Minnesota (EEUU). “Cerca de Hipólito vivía el lobo marino, hoy a salvo enMundo Marino”, rememoró el “guía”.

“Seremos centro de recepción, recuperación y reinserción en su hábitat de especies víctimas del contrabando”

Alejandro Serena, Director del Bioparque La Plata

 

Una pareja de lémures miraba la cámara, con sus ojos brillosos, detrás de un cristal. Quedarán en libertad el año próximo. Antes de eso, los ciervos axis irán a una reserva de Entre Ríos; anteayer, en un número superior a treinta, corrían de un lado a otro regalando postales increíbles.

A grandes rasgos, se fueron y se irán los animales exóticos y se quedarán los autóctonos, más algunos que, por diversas razones, no soportarían el viaje o la adaptación a otros sitios. “Hay muchos nacidos en cautiverio. Sin ir más lejos, a Melena y Mansa, quienes hoy gozan de un hábitat natural, sería imposible mezclarlos con pares silvestres”, apuntó Germán Larran.

Todo el sector que da a calle 52 estará vedado al público, pues allí funcionará la columna vertebral del bioparque. “Un área de rescate, rehabilitación y reinserción -indicó el director del predio-. Los animales decomisados a los contrabandistas, más algunos que suelen aparecer en lugares no naturales, como pueblos o ciudades, vendrán aquí (entre otros sitios). Seremos centro de recepción. Se los recuperará y se harán las gestiones para llevarlos a ambientes naturales”, detalló.

Me verás, cuando yo quiera

Los animales que queden en el bioparque serán dueños y señores de su vida. “Solían sufrir actitudes invasivas, pues si se retiraban a algún lugar a descansar, la gente daba la vuelta o hasta les golpeaba el vidrio en los casos de aquellos que tenían refugios calefaccionados, hasta que los hacían salir”, dijo Alejandro en tiempo pasado. “Ahora, alrededor de cada ambiente habrá un espacio inaccesible para los visitantes, por lo que si el animal se deja ver, bien, si no, será su decisión”, enfatizó.

Los que tuvieron la gentileza de mostrarse el viernes, y en familia, fueron los monos carayá. Lejos de las pequeñas jaulas en las que solían vivir, un macho, una hembra y su cría, que nació en septiembre del año pasado, iban, venían y jugaban sobre las ramas de un árbol ubicado en un amplio sitio -ex hogar del orangután- cuyo techo era el cielo mismo. “De este modo estamos cumpliendo con las normas internacionales para este tipo de animales”, subrayó.

En el suelo, una docena de pavos reales lucían su hermoso y brillante plumaje mientras picoteaban en busca de alimento. Un par de ellos, en un rincón del enorme “piletón”, daban cuenta de la comida de los carpinchos, que, ya alimentados, habían cruzado el sendero principal en dirección a la entrada del paseo.

Cerca de allí, frente a la casa gigante donde vivió la elefanta Pelusa hasta los 52 años, Andrés Ramírez (53), trabajador del lugar desde hace 17 y escultor, le daba forma al monumento que el próximo martes, cuando se cumpla un año de su fallecimiento (y del cierre del zoo), se inaugurará para recordar, cada día, a uno de los animales más queridos que tuvo el zoo y que marcó a fuego a varias generaciones.

“Es Pelusa de pequeña. Una idea mía y de mis compañeros, que la vimos crecer y compartimos con ella hermosos momentos”, se emocionó Andrés, quien con sus manos talló muchas de las grutas y de los ambientes para animales, como el de la jirafa. “Qué bueno era”, recordó, para lamentarse luego por “la cantidad de porquerías que se encontraron cuando se le hizo la autopsia; bolsas de golosinas, de nylon, maderas, de todo”. Un argumento contundente en favor del giro de 180 grados que está dando el predio del corazón de Bosque: de zoológico a bioparque.

La casona de Pelusa será un museo. Un acceso delimitado por ligustrinas permitirá disfrutar, ya en el interior, de una galería de fotos que narrará la vida de la elefanta.

Otro espacio medular del futuro bioparque será el “centro de reproducción para poblar áreas naturales y, especialmente, aquellas donde hay especies en extinción”, se realzó. Entre las últimas, hay en el Bosque guacamayos y yaguaretés (sólo quedan 250 entre Chaco y Formosa). También una nutrida población de flamencos.

El serpentario continuará. Y mejorado. Habrá pumas, que hoy andan a sus anchas, al igual que llamas, ñandúes, carpinchos, numerosas especies de aves, monos (muy grandes y muy “humanizados” para ser trasladados), cabras enanas y muchos más. La población total actual es de 500 ejemplares.

Bienestar animal y, en el caso de los que quedan, exhibicionismo no invasivo. Ese es el norte.

1907

Fue el año de creación del zoológico platense. Bajo la gobernación de Ignacio D. Irigoyen, el 16 de octubre nació el paseo mediante la ley 3.059, que autorizó al Ejecutivo provincial a invertir “hasta la suma de $50.000 moneda nacional” en el proyecto.

104

Animales ya fueron liberados del ex Zoo. Los últimos, los leones Melena y Mansa, hoy en Minnesota, EEUU. La próxima que se irá, en unos 40 días, será la tigresa Colón. Su destino es el santuario de Ubuntu, en Sudáfrica. Algunos otros que recuperaron su libertad: 57 especies de aves, 23 ovejas de Somalia, muflones, 5 ponys, 4 burros enanos, 3 chimpancés, un búfalo asiático, una lechuza, un zorro y un lobo marino.

 

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el recinto donde vivía la elefanta pelusa se convertirá en museo / santoro

El hipopótamo Hipólito ya tiene destino: una gran reserva en Limpopo, Sudáfrica. Llegó a la Ciudad desde el zoológico de Mar del Plata / César Santoro

La tigresa Colón, en 40 días, se va a un santuario sudafricano / C. Santoro

Los monos carayá se quedan

Los ciervos axis se van / C. Santoro

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