EE UU atrapado entre la figura del “macho fuerte” y la del “abuelito componedor”

Pese a que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es considerado por muchos como un “racista”, “presumido”, “arrogante” y “discriminador”, entre tantas otras cosas, alguien que se lleva el mundo por delante, gran parte de la población eligió su nombre para depositarlo en las urnas.

Los especialistas, al analizar el fenómeno, que muestra una nación profundamente polarizada, con una figura antagónica que despierta cierta empatía y compasión como la de Joe Biden (“el abuelito componedor”), destacan que el magnate es el republicano con mejores cifras entre votantes negros desde 1996. Y del lado de los hispanos, un universo de más de 30 millones de personas, también el apoyo fue mayoritario. Algo impensado por su diatriba preelectoral.

La situación realmente suena a un gran sinsentido. Trump llegó al extremo de pedirle a un grupo supremacista blanco que “estuviera alerta” y también ha usado la política migratoria como uno de los pilares más duros de su gobierno.

Pese a todo, los sufragios superaron las expectativas de muchas encuestadoras. Hasta tuvo un importante componente femenino.

Una posible explicación puede venir del lado de la economía. En tiempos de pandemia, el COVID-19 se llevó todos los flashes. Pero Trump desde el vamos le restó trascendencia al virus. Ni siquiera lo afectó haber contraído la enfermedad o los impactantes números de muertes y contagios, que pusieron a su país como uno de los más afectados del planeta.

La atención de Trump siempre estuvo en los números, en las finanzas, en los mercados. En poner en movimiento la rueda comercial.

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Por eso algunos analistas consideran que el magnate ha sido uno de los que más división racial generó en EE UU.

Incluso afirman que Trump hizo más por la comunidad negra que Barack Obama durante su mandato.

Por ejemplo, resaltan el más de un millón de empleos creados para personas negras o el apoyo financiero a colegios y universidades con estudiantes mayoritariamente negros.

“COVID, COVID, COVID. ¿No están hartos de oír hablar del COVID?”, sostuvo Trump una y otra vez en cada uno de sus actos de campaña. Y pareció tener razón, al menos entre sus votantes, que dicen haber votado pensando en el bolsillo.

Para definir los dos extremos, una analista sostuvo: “En uno está el presidente Donald Trump, cuya estrategia es muy poco sutil: presumir sobre su destreza sexual, así con el tamaño de su botón nuclear, proclamar un “dominio” sobre el coronavirus y burlarse de su oponente por el tamaño de su mascarilla (“la mascarilla más grande que he visto”), como si usar cubrebocas fuera una especie de debilidad”.

A Trump “le gusta distinguirse como la persona más varonil -y, por lo tanto, la más calificada en su mente- para ser presidente”, opinó Kelly Dittmar, académica del Centro para Mujeres y Política Estadounidense de la Universidad Rutgers.

En el otro lado del espectro, se encuentra Biden, una figura “tipo papá”, en palabras de la filósofa Kate Manne, que prometió escuchar a los científicos y ser el protector de EE UU en una época oscura (la pandemia de coronavirus), con una combinación de fuerza, empatía y compasión.

VOTO RELIGIOSO

Otra faceta importante en la elección presidencial de EE UU, fue que Trump tuvo los votos de unos ocho de cada 10 cristianos evangélicos blancos, en tanto los católicos se dividieron por igual entre él y su oponente demócrata Joe Biden, según VoteCast.

La fuerza de Trump entre los evangélicos blancos revela el éxito perdurable del Partido Republicano en un bloque de conservadores religiosos, que han sido un pilar de la base política del presidente desde su victoria en 2016.

AP VoteCast reveló que el 50% de los católicos respaldó a Trump y el 49% a Biden, lo que refleja que es un bloque arduamente disputado en las elecciones presidenciales, sobre todo en estados industriales como Michigan y Wisconsin.

Trump ganó ambos estados por menos de un punto porcentual en 2016, pero Biden parece tener la delantera en los dos esta vez.

Los dos campamentos apelaron a los católicos para que votaran de acuerdo con su fe.

Los partidarios de Trump destacaron el apoyo de Biden al derecho de aborto, en tanto los de éste dijeron que el presidente no se ha ocupado de los problemas de justicia social, que son parte del magisterio de su iglesia.

En caso de ganar, Biden sería el segundo presidente católico de la historia, después de John F. Kennedy.

“Los resultados electorales revelan que la Iglesia católica está tan dividida como nuestra nación, pero la división es racial y étnica, no teológica’’, dijo David Gibson, director del Centro de Religión y Cultura de la Universidad de Fordham.

Entre los votantes sin filiación religiosa, Biden se llevó el 72% de los votos y Trump el 26%.

Los judíos constituyeron el 3% del electorado y se volcaron abrumadoramente a favor de Biden, con el 68% contra el 31%.

Entre los musulmanes, el 64% de los votos fueron para Biden, el 35% para Trump.

Trump obtuvo un gran resultado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los mormones. El 71% votó a favor de Trump, el 24% a favor de Biden.