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Espectáculos |TEATRO EN LA PANTALLA

Coco Sily: “Sueño con lo que sueña el 90% de la gente: un asado con amigos”

Su unipersonal bate récords en cuarentena: el sábado brindará otra vez su show por streaming, “feliz de que en este momento tan horrible hayamos encontrado un recurso”

Coco Sily: “Sueño con lo que sueña el 90% de la gente: un asado con amigos”

El sábado Coco Sily vuelve a presentar “La Súper Cátedra”, el gran éxito teatral de la cuarentena, vía streaming

13 de Julio de 2020 | 05:44
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La sensación teatral de esta pandemia tiene nombre y apellido: Coco Sily. El actor y humorista fue pionero en esto de transmitir teatro en vivo por streaming durante esta pandemia, y lleva ya tres funciones de “La Súper Cátedra” batiendo récords de venta de entradas.

Por supuesto, el éxito sigue en cartel: este sábado, desde las 21 por la plataforma PlateaLive, Sily volverá a dar cátedra sobre sus habituales temas: los hombres del nuevo siglo, la amistad, los asados, la vida. Y, además, aportará una guía para sobrevivir en cuarentena.

El fenómeno comenzó, contó Sily en diálogo con EL DIA, “por sorpresa. Cuando me llamaron no entendía bien de qué se trataba, fui uno de los primeros. Pero cómo todos los compañeros, ya había suspendido la gira, solo tenía la radio, así que les dije que probáramos a ver qué pasaba”.

Y lo que pasó es que Sily vendió más de mil entradas ya en su primera función. En la tercera, superó los 3.400 boletos expendidos, situación que al humorista le genera “la felicidad de que en este momento tan horrible hayamos encontrado un recurso, en el medio de la nada”.

“Este recurso que no es fácil, me tengo que clavar tres whiskys antes de empezar”, confía el actor que trabajó en series como “Los Roldán”. “Porque estoy solo, solo frente a la cámara. Y hago teatro, no es una charla: me empilcho, pongo una pequeña escenografía y actúo como si estuviera en un escenario… pero no tengo la vuelta de la gente. Y yo trabajo mucho con eso, con la risa de la gente. Así que si no me adobo un poco me agarra un cagazo: ¡estoy solo frente a la cámara!”

Por eso, dice, “la primera vez no sabía si iba a aguantar 20 minutos. Pero al final, siempre me paso, siempre es una hora y media. Pero una vez que pasa la primera media hora, que siento que me sobra material, que la gente está respondiendo, que me dicen que les salvé el sábado, me cebo y le doy y le doy. Y me terminan haciendo señas de atrás para que la termine”.

Sily encontró también la forma de encontrar esa “vuelta” de la gente, aunque sea de forma limitada, a través del chat que se despliega en vivo mientras se desarrolla la obra. En la tercera entrega, agregó a la obra un monitor con imágenes. Para la cuarta, promete que la gente le podrá enviar fotos y recuerdos: “Estamos tratando de innovar, porque ya vamos por la cuarta”, explica Sily.

Y señala que el éxito de “La Súper Cátedra” tiene una explicación sencilla: el público cuarentenado, abrumado por la incertidumbre, precisa de un rato de humor, y tras una carrera de varias décadas, confían en Coco.

“Hoy el humor cumple esa función: si yo logro que durante una hora y media la gente se olvide de la pandemia y se pueda reír en este momento de tanta angustia, es maravilloso. Sé que la gente lo agradece”, analiza Sily, que también es, como todo, víctima de las preocupaciones que asaltan a todos en esta maldita pandemia. “Esto no se parece a nada. Yo he vivido crisis, la del 2001, unas cuantas, pero esta es totalmente desconocida, es mundial… Por suerte nos agarró con estos avances de la tecnología que nos permiten remarla”.

El comediante afirma que su rubro será afectado, como todos, tras este lago parate. “Lo veo muy difícil el futuro, vamos a salir muy lastimados. El país ya estaba hiper comprometido, y esto nos tiró culo al norte: va a difícil no solo para el teatro, para todos. Tenemos que cuidarnos para que bajen los contagios y pasar a una fase donde al menos nos podamos juntar a comer un asado. Y después, poner todo de nosotros para tratar de salir de esta crisis económica”, afirma.

Pero de todos modos, cuenta que la viene llevando “bastante bien”. “Cuarenteneo solo”, confiesa, y eso significa que “no tengo la señora que me ayuda”, algo que para un hombre de la vieja escuela es, claro, terrible. “Soy papanatas con las cosas de la casa, así que tuve que aprender todo”, acepta. “No sabía dónde estaban los artículos de limpieza, no sabía usarlos, mezclo cualquier cosa con cualquier cosa… Hoy me desperté enrededado en la cama: claro, como la hago como el or…”

COCO DECONSTRUIDO

Ser un hombre de la vieja escuela, claro, le costó más de una vez el repudio de la juventud militante feminista, muy crítica de un show que solía llamarse, claro, “La Cátedra del Macho”. Soly se defiende: “El nombre hace mucho que lo dejé de usar, hace tres años, no solo por la connotación que hoy tiene la palabra ‘macho’, totalmente distinta a cuando yo estrené el espectáculo hace una década, sino porque la gente ya decía ‘vamos a ver la Cátedra’, ‘la Cátedra de Coco’. Así que le quedó ‘la Cátedra’. De todos modos, lo hubiese cambiado igual”.

Y explica que, aunque cambió el nombre, “el contenido no cambió” porque no hacía falta: “Nunca tuvo contenido machista: yo hablo más del costumbrismo, de cómo somos, de qué comemos, de cómo nos vestimos, y satirizo un poco a ese personaje en todo caso”.

Padre de cuatro, incluida una hija “feminista”, Sily dice que “sí he cambiado mucho personalmente: he sufrido una deconstrucción en lo personal más que en lo artístico, a partir de mi hija, que me ha enseñado muchas cosas, lógicas para un tipo de 55 años que viene de una cultura netamente patriarcal”.

A sus hijos no los ve en cuarentena, excepto al más grande, que lo acompaña en su envío radial diario, “Código Sily”. “Hago el programa con mucha participación de la gente, trato de hacerlo muy divertido, no sobrecargando de información, sé que hay cientos de programas con un infectólogo al lado, hay gente que ya duerme con un infectólogo al lado... Y esa no es mi función, no soy periodista, entonces hago un programa donde la gente se pueda distender”, dice el conductor.

“Trato de cumplir esa función: cada cual tiene que aportar su granito de arena y yo trato de aportarlo desde la salud mental, el humor es muy sanador”, agrega, metiéndose en el debate que estalló en torno a los medio’ s hace un par de semanas, cuando medio equipo de “El precio justo” se contagió de coronavirus y el público puso en cuestión que ese sea un servicio “esencial” al cual se le permite circular. Sily disiente: “Los que somos personajes públicos que somos empáticos con la gente, a los que la gente les gusta ver, que confían en nosotros, que nos regalan la bendición de comprarnos una entrada, tenemos la función de cuidarles la cabeza: no podemos cuidarlos del coronavirus, pero si podemos ayudarlos a que la sobrelleven de una mejor manera”, opina, agregando que “los programas de tevé o de radio, con los programas necesarios. Y si las condiciones están dadas, y uno es responsable, no está mal que sigamos trabajando para la gente, que está muy sobrepasada de angustia, de miedo. Además, no hay laburo para los actores, y somos los últimos en la cola”.

Hacer radio no es un aliciente solo para el público, acepta Coco: “Ir a la radio me salva”, tira, aunque agrega que “igual, en casa redescubrí un montón de cosas”. La cuarentena, claro, es particularmente difícil para un tipo amiguero como Sily, y en ese sentido dice que “no sueño con el día no que pueda volver a viajar y comprarme pilcha: sueño con el sueño que debemos tener el 90%, un asado, un restorán, un bar, con amigos, con la familia. Cosas que antes no le dábamos la valoración que seguramente ahora le vamos a dar. Si algo hizo la pandemia, es hacernos valorar las pequeñas cosas”.

Por eso, cuando hace sus shows de “La Cátedra”, “me imagino un living con familia y amigos, y hago la obra para ellos”, cuenta Sily, que el sábado volverá a encontrarse, aunque mediado por una pantalla, con el público. “Me gusta hacerlo los sábados para que tenga esa cosa de salida”, cierra el artista. “El otro día un amigo que está cuarentenado con la mujer, me contó que la mujer desapareció y a las 21 apareció toda vestida para ir al teatro. Y èl en ‘yoguineta’: así que se pegó un baño rápido, prepararon una picadita, y comieron mirando el espectáculo. Es una manera de recuperar las rutinas, las cosas nuestras, con la imaginación, con el ingenio que le podamos poner”.

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