Valium, depresión y cocaína: la ex de Elton John prendió el ventilador

Aparecida en la cúspide de la ola de las biopics, “Rocketman” reveló al mundo entero los infiernos personales de Elton John, su lucha interna por aceptar su orientación sexual, su batalla contra las adicciones y todos los puentes que dañó o directamente quemó en el camino. Al final, claro, Sir Elton salía bien parado, arrepentido, talentoso y luminoso; Renate Blauel, su ex esposa, en cambio, era apenas una apostilla en la historia.

Al ver la película, en la que la interpreta la actriz y cantante holandesa Celinde Schoenmaker, la Renate real “ha sufrido pesadillas recurrentes, agorafobia, ansiedad, depresión y miedo por revivir su pasado constantemente”, han dicho de ella personas muy cercanas a la alemana. Ofuscada y afligida, decidió demandar al cantante por tres millones de euros y en documentos presentados al Tribunal cuenta su verdad, una verdad bien diferente a la que narró la cinta estrenada el año pasado.

Ingeniera de sonido, Blauel conoció a Elton en 1976, en la grabación del hitazo “Don’t go breaking my heart”. La relación se consolidó cuando el artista atravesaba una de sus peores etapas de adicción a la cocaína, en plenos 80. Blauel era, mientras grababa “Breaking hearts”, un oasis para Elton, trabajaban bien, se entendían y ella le daba la paz que no encontraba en casa, con su novio Gary. En lo que la película muestra casi como un capricho, Elton se casó con Blauel en 1984. La relación retratada en la película parece terminar en un ratito, en medio de una vorágine de drogas. Quizás Elton lo haya sentido así, pero fueron cuatro años hasta el divorcio. Cuatro años de calvario para Blauel que encima reveló que su ex le comunicó enseguida, en su luna de miel, que la relación no tenía futuro…

De hecho, esa confesión en el tercer día de su relación, denunció la ingeniera de sonido ante la corte, le provocó un intento de suicidio en pleno Saint Tropez: ingirió hasta 36 pastillas de Valium. Le salvaron la vida en el hospital, tras un lavado de estómago. Elton ni fue a visitarla.

Tras el divorcio, Blauel hizo todo lo posible para huir de la luz pública. Cuando compró una casa lo hizo bajo el nombre de un amigo, y llegó a decirle a los suyos que se iba a Inglaterra, solo para quedarse pero bajo otra identidad. Cuando Elton lanzó “Rocketman” y, acto seguido, su autobiografía, repleta de relatos que el cantante prometió que nunca contaría, la alemana decidió demandar a Elton para que deje de revelar su vida privada, como él mismo dice en sus memorias, acusando al cantante, además, de no tener en cuenta sus antecedentes con los problemas de salud mental.

Blauel afirmó a la corte que Elton está muy al tanto de sus problemas, relatando la historia de un encuentro con la familia real británica: cuando las mujeres de la realeza le preguntaron por un cuadro de su marido, ella no supo responder y terminó huyendo de la habitación en medio de un feroz ataque de ansiedad.

LE PUEDE INTERESAR

“I may destroy you”: la potente catarsis de una sobreviviente de abuso sexual llega a su fin

LE PUEDE INTERESAR

“Nos veremos en el cielo”: feroz interna entre “El Puma” y sus hijas

Tras ver la biopic de Elton, Blauel tuvo miedo y depresión, y quiere que él se lo compense con euros

Sir Elton siempre se mostró arrepentido del dolor que le causó a Renate y a su círculo íntimo durante aquellos años negros, y de hecho es el foco de la película. “Renate no solo se casó con un drogadicto gay, sino con un drogadicto gay cuya vida estaba a punto de desmoronarse”, relata en su libro. “Había roto el corazón de alguien que amaba y que me amaba incondicionalmente, alguien a quien no podía culpar de ninguna manera”, escribió sobre el final de la relación. “A pesar de todo el dolor, no hubo acritud en absoluto. Durante años después, cada vez que me pasaba algo, la prensa aparecía en la puerta de su casa: les decía que la dejaran en paz”.

En el mismo tomo Elton cuenta que “la cocaína me convirtió en un monstruo. Comencé a tomar cocaína en 1974. Me gustó cómo me hizo sentir. Esa sacudida de confianza y euforia, la sensación de que de repente podía abrirme, que no me sentía tímido o intimidado, podía hablar con cualquiera. Había algo más en la cocaína que la forma en que me hizo sentir. La cocaína tenía cierto prestigio al respecto. Estaba de moda y era exclusiva. Tomarla fue como convertirse en miembro de una pequeña camarilla de élite, que secretamente se entregaba a algo peligroso e ilícito. Patéticamente, eso realmente lo que me atrajo. Me había vuelto exitoso y popular, pero nunca me sentí genial”.

El problema es que esta retrospectiva de su vida que ha decidido montar en formato libro y película, en el otoño de su vida, atravesando probablemente tiempos de balances, le habrá permitido mostrarse honesto y abierto con sus fans, pero en el camino, y millones de dólares recaudados después, parece haber abierto una profunda herida que nunca cicatrizó en aquellos a los que hizo daño.

De hecho, según relata el propio John, solo vio a su ex, después del divorcio, “una vez... Cuando tuve hijos, la invité porque quería que los conociera. Quería verla, quería que ella fuera parte de nuestras vidas, y nosotros parte de la suya, de alguna manera “, escribe. “Pero ella no quería y yo no insistí en el tema. Tengo que respetar cómo se siente“. Las biografías, sintió Blauel, no respetaron cómo se siente, y tampoco aquel acuerdo de no contar sus intimidades.

Tras la demanda de Blauel, Sir Elton ha mantenido el silencio, aunque su abogada sí atendió las consultas del diario británico Daily Mail: “Elton siempre ha respetado la privacidad de Renate y así seguirá haciendo”, lanzó, antes de decir que consideran que estos ataques por parte de su ex esposa no tienen otro propósito que “extraer una gran suma de dinero de Elton y empañar su nombre públicamente con falsedades”. Epa: así las cosas, no parece que esto se vaya a resolver “amigablemente”, como plantea el abogado de Blauel...