El recuerdo de compañeros en el Pincha y el Lobo

El Tano Piovoso supo cosechar muchas amistades y dejar un gran recuerdo por cada club por donde estuvo. Su paso por las inferiores en Estudiantes en la categoría ´53; su salida imprevista y cruzar de “vereda” para terminar debutando en Primera División en el arco de Gimnasia con 19 años.

SUS DIVISIONES INFERIORES

Abel Herrera recuerda bien a Piovoso en esos años de juveniles en el Pincha: “​El Tano era dos categorías más grandes que yo, pero solíamos jugar juntos cuando hacíamos fútbol una división contra otra en la vieja cancha auxiliar del Estadio de Estudiantes. También entrenábamos en el Bosque. Así que compartimos vestuarios en inferiores”. Más adelante, Tití Herrera agrega, “para mí era un gran arquero, el Tano jugaba mucho con los pies. Y lo recuerdo bien porque las categorías ´53, ´54 y ´55 entrenábamos juntas, había un lindo grupo, éramos muchos. Y él era un gran compañero, era muy jodón... un tipazo. Nunca supe por qué se fue, pero estaban al frente nuestro Rubén Cheves y Juan Urriolabeitía, y creo que tuvo algún problema con Cheves. Eran los técnicos pero estaban en todo, eran educadores, se fijaban que estemos bien vestidos, el pelo corto y prolijo, el orden. Después que se fue del club lo vi un par de veces”, cierra el ex defensor estudiantil.

Quien lo recuerda también con mucho afecto es Gabriel Flores, ya que además jugaban en el mismo puesto. “Me acuerdo de él, muy buen pibe. Era de la línea nuestra de arqueros, teníamos una afinidad. De hecho yo era amigo de Gatti a quien el Tano admiraba. En mi caso yo estaba más arriba, ya con la Primera, y siempre se comunicaba con nosotros, estaba cerca nuestro”. El Bambi agrega, “le gustaba como nos vestíamos y los arqueros de la Primera solíamos darle camisetas a los más chicos. Con Gatti nos hacíamos confeccionar la ropa, nos hacían los pantalones bermudas, las camisetas de colores. De las giras que hacíamos por Europa le traía los guantes a Hugo (Gatti). Eramos revolucionarios en ese sentido, y a Piovoso le gustaba esa línea de arqueros y siempre se acercaba a nosotros cuando todavía estaba en el club. Estaba cerca nuestro y nos cruzábamos a veces en los entrenamientos. Tengo un grato recuerdo suyo, un muy buen pibe”.

Pero sin dudas quien lo conoció muy bien fue Néstor Chirdo, de la misma categoría y quien se emociona al nombrar a “Tonio” (cuenta que así le decía el grupo íntimo de amigos). “Eramos hermanos. Estábamos todo el día juntos con Tomás Morán y Humberto Sosa. Arrancamos en Peñarol de La Plata a los 8 años y después fuimos a Estudiantes a jugar en inferiores a mitad de los ´60. Yo era zaguero y jugaba tranquilo sabiendo que lo tenía a Tonio atrás. No era alto pero era dinámico, como Gatti, era un gran arquero”, dice. Y Chirdo repasa esa época de sueños. “Jugábamos juntos, pero a la vez éramos muy amigos y salíamos como cualquier joven. Usábamos el pelo largo, escuchábamos a los Beatles y los Rolling en casa. Llegamos a Quinta y debíamos dar el salto para entrenar en Primera, yo firmé contrato pero él no y ahí se fue a Gimnasia. En Estudiantes los técnicos eran formadores y estaban en todo, el orden, la ropa, el pelo y me parece que tuvo alguna discusión con Cheves que era uno de los técnicos. Se fue a Gimnasia pero nosotros seguimos con la amistad, yo estaba en Estudiantes y el en Gimnasia pero no hablábamos de fútbol, éramos amigos, como hermanos”, cuenta Néstor.

EL DEBUT EN PRIMERA

Con 19 años, el Tano Piovoso debutó contra Argentinos Juniors en La Paternal reemplazando a Daniel Guruciaga que esa tarde jugaba de titular. Hoy Guruciaga recuerda, “se da que salgo a buscar una pelota y choco con José Pekerman y me lesiono en el hombro izquierdo. Estaba por terminar el primer tiempo, así que salgo y ahí entró el Tanito, ahí debutó”. Daniel recuerda sobre Piovoso, “era un pibe diez mil puntos, un chico buenísimo. El venía remándola de Estudiantes y llegó a Gimnasia para jugar con edad de Tercera, pero en algunos entrenamientos alternaba con nosotros en Primera. Era bajo de estatura tal vez para el puesto, pero se la rebuscaba. Era muy activo, se anticipaba a las jugadas, admiraba a Gatti y tenía ese estilo. Y usaba ropa parecida también. Me acuerdo su último partido con Central, esa noche estuve en la cancha, le hicieron un gol de un tiro libre que se le escapa la pelota. Fue una lástima pobre Tanito, fue una fatalidad ese gol, me acuerdo que se quedó muy mal”.

Walter Durso recuerda con cariño al Tano, con quien compartió dos de los tres partidos que jugó el golero en Primera. “Lo recuerdo como un pibe bárbaro. Era muy jovencito cuando le tocó debutar en Primera. Arriba tenía nada menos que a Gatti y después a Guruciaga, que justo se lesionaron y se le dio la oportunidad de jugar a él”. El ex delantero Tripero afirma, “era un buen arquero, a pesar que por ahí no era tan alto, tenía su estilo. Entrenaba mucho, lamentablemente al poco tiempo se fue de Gimnasia después de esos partidos, tuvo mala suerte”.

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Y en esos dos encuentros que reemplazó a Gatti en el Bosque estuvo muy cerca en el campo el ex defensor Mario Zanotti. El rosarino lo recuerda como alguien, “introvertido, no hablaba mucho, pero era muy trabajador, obediente. Le tocó nada menos que reemplazar en esos dos partidos a Gatti, y por ahí los nervios le jugaron una mala pasada”. Zanotti solo jugó en el Lobo en ese año ´73 y recuerda esa fatídica noche contra Central, que significó la despedida del club de Piovoso. “Me acuerdo de un tiro libre desde afuera del área y que la pelota se le escapa. Perdimos sobre la hora y pobre en el vestuario lloraba como un loco, no lo podíamos consolar”.

Más allá del recuerdo de lo humano y lo futbolístico, todos repiten las palabras “dolor” y “tristeza” por el final que tuvo el Tano al ser secuestrado en plena dictadura. Y Zanotti en ese sentido afirma, “estaba jugando en México y me enteré que había desaparecido. Yo estaba muy vinculado con el tema de los Derechos Humanos, hablaba con gente exiliada, conocía historias y sabía lo de Piovoso. Me dio mucha pena, mucha tristeza”.

A su turno, las palabras de Chirdo suenan desde las entrañas. “Yo me fui a jugar a Chile en el ´76 así que no viví todo lo que pasaba acá. La segunda vez que vuelvo voy con regalos a la casa, y ahí me entero de lo que había pasado, no lo podía creer, no entendía cómo... Sabía que se juntaba con algunos amigos en la Facultad pero no lo podía creer... Sentí que me habían sacado el corazón. Siempre lo recuerdo y con algunos compañeros nos reunimos y siempre en las charlas aparece el querido Tonio”.