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Espectáculos |LEJOS DEL POP ADULCORADO

Tutelas legales: el drama de Britney, apenas la punta del iceberg

El documental de la diva encendió el debate sobre las curatelas. En simultáneo, dos películas muestran el lado oscuro de la herramienta que a menudo deja sin poder a quien debe proteger

Tutelas legales: el drama de Britney, apenas la punta del iceberg

“Descuida, yo te cuido” abre el debate. Está en Netflix

7 de Marzo de 2021 | 04:13
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“Framing Britney Spears”, el documental producido por The New York Times, estalló en las pantallas hace un par de semanas. Lejos del pop edulcorado que supo cantar la diva, el filme era descarnado, relatando la tortuosa vida de Britney debido a la fama, las presiones y la persecución, sus problemas resultantes con las adicciones y su salud mental, y lo que todo eso provocó: desde 2008, su padre se convirtió en su tutor legal, con control absoluto de sus movimientos, una decisión adoptada por cuestiones de salud mental y que, en principio, iba a ser temporal, aunque casi trece años después se mantiene vigente, con Britney peleando desde hace meses en los juzgados para que esa situación cambie.

De eso se trata, de hecho, el movimiento #FreeBritney, que tras años de pelear en los márgenes, vive gracias al documental un auge, sumando numerosos soldados a la causa de liberar a Britney de su curatela, entre las que se cuentan figuras como Paris Hilton, Cher y Miley Cyrus: “Britney Spears quiere recuperar algo más que el control de su fortuna, quiere que su padre se aparte”, apunta Liz Day, periodista y editora en The New York Times. De hecho, Spears amenaza desde noviembre pasado, después de que la justicia rechazara su demanda para “liberarse” de las ataduras de la custodia legal, con  abandonar indefinidamente los escenarios si su padre no deja de tutelarla.

Pero, ¿en qué consiste la tutela? La herramienta legal está diseñada para personas mayores que no pueden cuidar de sí mismas ni de su dinero, razón por la que la justicia otorga poderes a otra persona.

Pero, claro, en este caso “fue inusual, porque Britney es tan joven y productiva… pero se especuló con que podía estar lidiando con problemas mentales o abusos de drogas. Es algo sorprendente teniendo en cuenta que Jamie Spears no era una figura importante en su vida antes de ello”, según asegura la periodista. En aquel entonces, Britney podría haber aceptado la tutela para no perder la custodia de sus hijos.

El documental pinta a Jamie Spears como un hombre ausente que aprovechó el momento para echar mano a la fortuna de la diva: ese hombre controla ahora quién puede y no visitarla, y mantener guardias de seguridad sobre ella las 24 horas del día. Tiene el poder de acceder a sus registros médicos y comunicarse con sus médicos, tomar el control de su casa e, incluso, cancelar sus tarjetas de crédito. No sólo eso: también pueden firmar contratos y acuerdos de grabación, giras y apariciones en televisión por ella.

El filme de Britney, “Music” y “Descuida, yo te cuido” abren el debate sobre las tutelas legales

 

Britney no está sola en esa prisión: lo mismo le ocurrió a otras estrellas que fueron famosas desde jóvenes, como Macaulay Culkin, cuyos padres gastaron buena parte del dinero que hizo como estrella de “Mi pobre angelito”, o Amanda Bynes, encerrada contra su voluntad en un psiquiátrico y hoy bajo tutela de su madre, a siete años del comienzo de la curatela. Bynes afirmó recientemente que está intentando liberarse del control de su madre.

Lindsay Lohan, otra estrella díscola, podría haber terminado en el mismo lugar: tras varios encontronazos con la ley a causa de sus adicciones, su padre Michael intentó convertirse en su tutor: el resto de su familia, sin embargo, se negó. Mujeres y niños: pocos imaginan que a Charlie Sheen, por ejemplo, le coloquen una curatela. Ahí se notan ciertos sesgos que envuelven la figura de la tutela y la vuelven problemática: los prejuicios de género y las ideas reproducidas sobre la dependencia de ciertas personas (niños, personas con discapacidad, adultos mayores) afectan la decisión en torno a quien recibe la curatela.

Esta serie de casos, y otros similares (podemos nombrar lo que le ocurrió a Maradona aquí: no tenía una curatela, pero sí apoderados que parecieron tomar control de sus finanzas para beneficio propio) revela cómo lo que debería ser una herramienta legal es propensa a abusos, particularmente cuando hay mucho dinero involucrado: lo que debería proteger termina siendo una herramienta para rapiñar fortunas, como muestra una reciente comedia negrísima estrenada en Netflix, “Descuida, yo te cuido”: protagonizada por Rosamund Pike, que interpreta a una tutora legal profesional que utiliza las rendijas del sistema judicial para tomar control de adultos mayores contra su consentimiento y quitarles todo su dinero y propiedades, la cinta le valió un Globo de Oro a la actriz, que agradeció en su discurso al “sistema legal norteamericano roto”. 

Pero otros argumentan que no se trata simplemente de una herramienta que se ha pervertido con la connivencia del sistema judicial (el dinero todo lo corrompe), sino que, ya en su génesis, es una herramienta peligrosa, ambigua y desempoderante: en las curatelas, no se decide con las personas a las que se quiere proteger, sino que se decide por ellas. La idea de que una persona no puede tomar decisiones es problemática de por sí, y muchas veces se da por sentado que alguien no puede decidir en lugar de intentar asesorar a la persona. 

Las curatelas son, además, muy difíciles de romperse: una vez que un juez determina que uno no es apto para controlar los aspectos más básicos de su vida, el camino para revertir la decisión y retomar el control es arduo, casi imposible, como si no hubiera recuperación posible. 

Los soldados de Britney siguen pidiendo por su liberación

Y es en ese sentido que el debate por la tutela de Britney ha generado un debate interno no solo entre las personas mayores, sino también en los movimientos de personas con discapacidad: ¿cómo ayudar a las personas que necesitan asistencia en su vida diaria, sin caer en una herramienta que los desempodera completamente? ¿Cómo devolver el control a quienes son víctimas de las tutelas legales? “La curatela es una forma más de violencia velada contra las personas con discapacidad: bajo el halo de una supuesta protección, desde una mirada caritativa, en realidad se coartan los derechos de las personas y se apoderan de sus vidas, habilitando además otras violencias, como la explotación laboral”, explica la Dra. Pilar Cobeñas, especialista en temas de discapacidad y derechos humanos.

Algunas de estas preguntas se las plantea, quizás incluso de forma involuntaria, “Music”, la película de Sia que parte de una buena idea (intentar acceder a través de lenguajes artísticos como la música y la danza al mundo interior de una persona con autismo) pero que ha sido sumamente criticada por los colectivos de personas con discapacidad por mostrar de forma estereotipada las características de algunas de las personas con condiciones del espectro autista.

En la película, la protagonista queda a cargo de su hermana, adicta y sin dinero, que aprende sobre la marcha, y con gran apoyo de la comunidad, cómo comunicarse. Sin embargo, queda claro que el apoyo, según manda la ley, que tiene la joven, no es el apoyo que necesita... 

Estados Unidos tiene un régimen legal distinto al nuestro: en Argentina, según el Artículo 12 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, un tratado internacional ratificado por Argentina y que por lo tanto tiene carácter constitucional, no deberían existir curatelas: el artículo desafía la idea del tutor legal, y junto con el Artículo 19, que aboga por la vida independiente de las personas con discapacidad, cambian el paradigma, de la sustitución de la voluntad de la persona, que es lo que hace la curatela, a la toma de decisiones con apoyos. 

Amanda Bynes, otro caso

La trama legal es, como siempre, más compleja: las tutorías legales persisten en el país, en un estado de cierta ambigüedad, donde ni se prohíbe la curatela ni se terminan de regular los mecanismos para la construcción de apoyos a la toma de decisión. Porque, dice Cobeñas, no se trata de “curatela sí o curatela no”: “Esas personas requieren apoyos que las respeten como personas, que no les quiten su dignidad: hay que quitar las tutelas, pero hay que construir a cambio un apoyo, ayudas. Ahí se juega la diferencia entre autosuficiencia, que está vinculada a la idea de dependencia e incapacidad, y la idea de interdependencia, vinculada a la idea de vida independiente y de apoyos para la toma de decisiones: el sujeto sigue de esta forma siendo un sujeto titular de derechos, pero se reconoce que tiene un requerimiento de apoyos”. 

Según este razonamiento, a Britney habría que quitarle la tutela, pero a cambio proporcionarle un sistema de apoyos en el que ella tenga voz. “No puede ser un juez el que decida por ella”, concluye Cobeñas.

En Estados Unidos no han ratificado la Convención, pero las organizaciones de derechos piensan de forma similar: las leyes de curatela tienen que cambiar drásticamente, opinan organizaciones como la ACLU (American Civil Liberties Union), para que no continúen horadando derechos humanos básicos como el poder de decidir qué tratamientos hacer o dónde vivir: el movimiento #FreeBritney, así, ha puesto en el mapa la situación de millones de personas en el mundo, atrapadas sin salida en una vida sobre la cual no controlan nada.

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