La amistad no sabe de tiempo: cómo conocer gente en la adultez

Que los años pasan y las personas cambian no es ninguna novedad. Las consecuencias del inevitable paso del tiempo son muchas, pero una de la que poco se habla es de la pérdida de amigos y la manera de conocer gente nueva cuando se esta en una edad avanzada.

Jubilaciones, mudanzas, separaciones, son algunas de los factores que provocan que se rompan lazos sociales que parecían inquebrantables y que poco a poco, sin necesidad de que haya una pelea de por medio se van diluyendo.

Así, poco a poco, algunas personas comienzan a atravesar un camino en el que su mundo social es cada vez más chico al punto casi de desaparecer. Si bien muchos se refugian en sus hogares con sus familias, otros en esta falta de amigos encuentran un problema que los mantiene en vilo y que no pueden suplir con el amor de sus hijos o nietos.

Los miedos y los prejuicios suelen sobrevolar sobre los adultos mayores cuando se les propone que intenten conocer gente nueva y ampliar su círculo, “¿cómo voy a hacer amigos a esta edad? Ya estoy grande”, argumentan al ser empujados por sus familias a que salgan. Pero la respuesta que les dan los especialistas a esto es simple: de la misma manera que lo hicieron en otras etapas de su vida.

En ese sentido, psicólogos que han dedicada su carrera a estudiar los vínculos aseguraron que existe un concepto erróneo y es el de asociar a la amistad con algo que sucede naturalmente cuando en verdad pasa todo lo contrario, uno tiene que salir y alimentar los vínculos hasta crear lazos de confianza.

Es por eso que la clave es no recluirse en sus hogares y comenzar actividades que abran las puertas a nuevas relaciones. Puede ser deportivas, artísticas o culturales, lo que importa es que sea sostenida en el tiempo, de esa manera compartirán encuentros siempre con el mismo grupo de personas e indefectiblemente, con el paso de los meses nacerán nuevas amistades.

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Ante esto, los especialistas recalcaron la importancia de que antes de emprender alguna iniciativa se tenga en cuenta la regularidad de las reuniones, es decir a alguien que le interesa la literatura, en lugar de ir a conferencias de autores o bibliotecas, le conviene inscribirse en un club de lectura en el que una vez al mes se junte siempre con las mismas personas para discutir sobre el tópico que tienen en común.

Para aquellos que tienen la posibilidad de emprender un viaje, hacerlo solo -aunque de miedo- es una buena opción para conocer gente. Encontrarse en una ciudad desconocida obliga a entablar diálogo con extraños que eventualmente pueden transformarse en grandes amigos.

Las transiciones, las mejores amigas

En ocasiones muchas personas pasan largos periodos de tiempo sin cuestionarse si poseen la cantidad de amigos que les gustaría tener, algo que es completamente subjetivo ya que no hay una fórmula que indique cual es el número correcto. Pero a veces esta aparente tranquilidad con respecto a la cantidad y calidad de los lazos se ve puesta en jaque de golpe por algún cimbronazo que le da la vida, como la pérdida de una pareja o el retiro del trabajo, y es ahí donde empiezan las preguntas.

Aunque a primera vista estas crisis puedan hacer sentir que todo se acaba, la realidad es que es estos “momentos de transición”, como los definen los especialistas, son los indicados para buscar nuevos vínculos.

Las personas que se separaron, se jubilaron, se mudaron, o emprendieron un viaje tienden a estar más abiertas a la posibilidad de conocer gente. Por lo que si alguien está atravesando una situación de este estilo puede aprovechar el momento para abrir su círculo y buscar nuevas amistades.

En definitiva no hay edad para conocer gente y mucho menos para hacer un buen amigo. Lo importante es no quedarse en la negativa, la vida continúa y uno nunca sabe cuando lo puede sorprender una nueva amistad.

La clave es no recluirse y comenzar actividades que abran las puertas a nuevas relaciones

La amistad no es algo que sucede naturalmente, uno tiene que alimentar los vínculos