Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
La Ciudad |¿Cultura o vandalismo?

La Plata grafiteada: algunos dicen que es “arte identitario”, pero los vecinos están en llamas

Ninguna fachada queda a salvo de jóvenes que salen a estampar sus firmas o de los hinchas de Gimnasia y Estudiantes que pugnan por “marcar territorio”. La mirada de una muralista, un grafitero y las de quienes gastan mucho dinero para mantener limpios sus muros

La Plata grafiteada: algunos dicen que es “arte identitario”, pero los vecinos están en llamas

Distintos colores, el mismo problema. Desde la Municipalidad enviaron una carta a Gimnasia y Estudiantes. Esta fachada, al igual que la de la izquierda, son de dos sectores de diagonal 79 / El Dia

Alejandra Castillo

Alejandra Castillo
acastillo@eldia.com

10 de Septiembre de 2023 | 06:15
Edición impresa

Cualquiera que incluya en su rutina diaria el deambular por las calles de La Plata, sabrá que su mirada termina por acostumbrarse al enjambre de garabatos, dibujos y colores que estampan las paredes del casco urbano. Hay murales, hay grafitis, hay firmas de grupos de personas que se reúnen, entre otras cosas, para eso, y también trazos o manchones hechos -quizás- sin sentido y seguro sin permiso, en comercios, casas, trenes, esculturas y espacios comunitarios o públicos. ¿Qué diferencia al arte del vandalismo? ¿Es la estética, el marco normativo o el consenso? ¿Y cómo evitar que el deseo de expresión callejera no se estrelle de frente contra el derecho de propiedad?

“Dejamos de pintar el frente por la reincidencia de las pintadas”, reconoce Simón, dueño de la farmacia que inauguró hace seis años en la esquina de 5 y 46, allí donde antes había un bar temático de Estudiantes. Las paredes “limpias” duraron apenas algunas “semanas”, apunta, por lo cual tiraron la toalla hace 4 años.

“Se nos ocurrió consultar con la Facultad de Bellas Artes, porque entre ellos tienen el código de no garabatear lo que está firmado”, pero la irrupción de la pandemia puso al proyecto en pausa. Simón no descarta retomarlo porque es “la única idea que se nos ocurre”, aunque aclara no estar en contra de que “se manifiesten de alguna manera. Lo que da bronca es que no pregunten. Si vienen y me dicen ‘queremos intervenir esto’, no tendría problema, es más, creo que le sumaría”.

Esta alternativa le dio un nuevo impulso al muralismo, en una Ciudad que se caracteriza por la calidad y belleza de este tipo de obras.

Claudia Piquet es Profesora Titular de Muralismo y Arte Público Monumental 1 y 2, una carrera que cerró la última dictadura militar y se reabrió en los últimos años en la Facultad de Artes de la UNLP. Confirma que desde ese ámbito acordaron distintos convenios con instituciones y particulares para realizar las obras por consenso, “evaluando ideas y conceptos, con la elaboración de bocetos y análisis técnicos hasta concluir la producción”.

Es muy distinto, aclara, a “lo que hacen los artistas callejeros de manera improvisada, sin un marco legal de contención, ni sistemas de seguridad. Trabajan velozmente y con la pintura que ellos pueden conseguir o comprar”, contrapone, resaltando que desde la facultad hacen foco en “el compromiso de producir imagen en el espacio público, aspectos poéticos, ideológicos y técnicos”.

No cobran dinero por esos trabajos, sino que acuerdan determinados canjes: “Hemos pedido pintura para hacer un mural para una escuelita de campo que no tiene dinero, o un andamio. Ahora queremos conseguir pasajes para participar del desfile de carrozas de Gualeguaychú y hacer arte público con la Universidad pública y gratuita”, explica Claudia

¿Cuál es su mirada del arte callejero? Como artista y profesora, considera que “la cultura es flexible y dinámica”, por lo cual dice “bancar todo”. No obstante, “en el lenguaje académico no digo que los estudiantes salgan a hacer garabatos, como decís vos, a la calle. Estimulo un trabajo conceptual profundo, que puede tener una firma individual o colectiva, pero siempre respetando el sentido de la obra, la pertenencia cultural al espacio donde se está emplazando la producción”.

Expresadas estas coordenadas, Piquet reivindica el talento de los grafiteros, territorio del que provienen algunos docentes de la carrera: “Y lo dicen con orgullo”, confirma. “Cuando los ves trabajando con aerosol y haciendo acabados de los grandes murales, te das cuenta de que son maestros, porque no es fácil hacer un buen grafiti, técnicamente; lograr la limpieza de ese garabato, los bordes pulidos, las luces, las letras superponiendo planos como si fueran tridimensionales. Son cosas fantásticas”.

DAÑOS COLATERALES DE LA GUERRA DE HINCHAS

Florencia es dueña de una casa de ropa situada en una de las zonas top de La Plata. Pintó el frente del local de calle 49 apenas lo abrió, hace unos dos años, pero no pasaron ni seis meses antes de que se lo garabatearan. La cortina metálica duró un poco más, pero antes que los grafiteros llegaron los ladrones. “Lo peor es que los seguimos viendo por la zona”, se quejó.

De enero hasta hoy, en el Sistema Único de Atención Vecinal (SUAV) ingresaron “cerca de un centenar de denuncias, que terminaron en más de 50 actas de contravención por pintadas y grafitis en lugares prohibidos”, respondieron de la Municipalidad ante la consulta de este diario.

Reportaron que “los inspectores de Control Ciudadano llevan adelante el decomiso de elementos como aerosoles y pintura, con los que se dañan fachadas y monumentos”, y recordaron que “días atrás se demoró a dos personas que vandalizaban los nuevos contenedores de residuos”.

Por otro lado, dieron cuenta del envío de “una carta a los clubes Gimnasia y Estudiantes, con motivo de las últimas pintadas que ejecutaron en la zona del Bosque simpatizantes de dichos clubes, llamándolos a aunar esfuerzos para evitar que estas acciones se propaguen. En este caso también trabajó una cuadrilla para poner en valor nuevamente el mobiliario afectado”.

Esta problemática es un verdadero dolor de cabeza para los vecinos que viven en los alrededores de ambas canchas y en sectores identificados con una u otra facción.

“Acá en el barrio (reside en 2 y 58) estamos hartos de ver a grupos de supuestos hinchas de Estudiantes que pintan las paredes, los postes de las direcciones de las calles, las cajas de electricidad y a veces hasta los árboles”, contó Alberto, uno de los tantos vecinos que viven en cercanías del Estadio de Estudiantes y penan con este fenómeno. Y agregó: “Lo hacen con total impunidad. Aparecen como 20 personas, hombres y mujeres, incluso con chicos. Llevan tarros con pintura, rodillos y brochas con palos largos para poder pintar en altura, se paran frente a la pared y le dan. Alrededor del molino Campodónico también hicieron un montón de dibujos con referencias a Estudiantes”.

“El tema es que cuando llamás a la Municipalidad o a la policía nunca viene nadie a pararlos. Siempre hay alguna excusa o están de acá para allá; que a uno no le corresponde o que es competencia del otro, pero lo cierto es que no viene nadie”, se quejó. “Y los vecinos no queremos pasar un mal momento discutiendo, porque suelen ser violentos y muchos están tomados”.

Mariano, que vive en la zona de 62 y 117, padece situaciones parecidas, pero en azul y blanco: “Esta idea de que El Mondongo es tripero y todo ese folclore futbolero a muchos de los que vivimos acá nos tiene cansados. No importa si sos de Gimnasia, de Estudiantes o del equipo que seas. Pero a mí no me gusta que me vengan a pintar la casa con los colores del Lobo”, reconoció, sin pasar por alto que él y otros vecinos “ya pintamos los frentes de nuestras casas varias veces para tapar estas pintadas furtboleras, pero a la larga sabés que esto no termina, porque vuelven a venir y la vuelven a pintarrajear”.

“Es un tema de nunca acabar. Y nadie hace nada. El que se perjudica es uno y el que termina pagando por tratar de dejar la casa medianamente bien es uno. Si la Municipalidad no puede hacer nada o no encuentra la manera de parar a estos pibes y pibas que andan pintando en esta guerra de hinchas de los dos clubes, que se haga cargo de pintar de nuevo las casas estropeadas o que colabore de alguna manera. Porque a la hora de cobrar los impuestos, bien que lo hacen”.

HIP HOP Y LA LEY DE LA CALLE

Matías González tiene 35 años y hace 20 que arrancó a hacer grafitis, “como parte de una cultura hip hop” que incluye, según explica, “el tipo de vestimenta que usás, la música que escuchás, el tipo de palabras que utilizás o los videos que mirás; es como una especie de comunidad”. Linkea dicho movimiento a los “tags”.

El término “taggear” (etiquetar, en inglés) alude a pintar el nombre de un grupo urbano para marcar su presencia en un barrio o zona, aunque hoy abundan las pintadas que no parecen responder a una identidad grupal ni respetar esa suerte de “código” de no invadir el arte callejero ajeno.

La idea original, dice Matías, “era que un grafitero pudiese firmar en los lugares más recónditos o complicados; como jugársela un poco, trascender barreras o ir en contra de las normas”. Y aunque con el paso del tiempo fueron apareciendo una gran variedad de estilos –bubble letters, wild style, y, entre tantos otros, algunos más cercanos al muralismotodos seguían conectados con el mismo propósito: lograr “que un nombre estuviese en la mayor cantidad de lugares posibles para dejar la huella de cada uno, sin bardear ni tapar la firma de otros”. Porque, refuerza, “eso no se hace, es como ley. Es buscar quilombo”.

La mayoría de los grafiteros sale en grupo, entre otras cosas, por seguridad: “Por la policía, pero también porque en algunos lugares muy recónditos te pueden pegar un cuetazo”, justifica González. Y, aunque no compartan la calle, entre ellos, en general, se conocen.

“Cuando te empezás a meter en el ambiente hay horarios específicos en los que sabés que hay gente que sale a grafitear; siempre es de noche. Entonces puede ser que llegues a encontrarlos y saber de la vida de esos grafiteros o cruzarte en un bar puntual en el que muy probablemente pasen hip hop; música electrónica o rap”.

Recuerda que en La Plata hubo un sitio así, donde “se juntaba toda la cultura del hip hop, a bailar, hacer breakdance, cantar o consumir vídeos de rap. Eso fue muy de los años 2000 y tuve la suerte de disfrutarlo”, celebra. Fuera del microclima de ese ambiente, reconoce Matías que “al 90 por ciento de la gente no le ‘caben’ las firmas; algunas personas nos han dicho que usemos los espacios de algún baldío para darle un poco de color al barrio, pero son las menos. En general no hay buena onda y mil veces tenés que salir corriendo porque llega la policía”, lo que implica dejar pinturas y otros elementos costosos. ¿Y pedir permiso? “No lo veo mal, pero la idea es que sea algo espontáneo, no consentido”, argumenta.

Claudia Piquet reconoce que hay un conflicto siempre latente entre estas expresiones y “los límites de la propiedad privada, que hay que respetar”.

“En la cátedra tenemos asesoramiento legal para saber los límites y alcances de nuestros derechos en el espacio público. Si a tu muro recién pintado viene cualquiera y te lo mancha con algo que no te gusta, no entendés, ni te interesa, es realmente muy desagradable”, asegura, como “también sé que un aerosol sale 3.000 o 4.000 pesos y si una persona necesita salir con esa mochila a dejar su huella en la sociedad, no sé si es tan terrible”.

Frente a esta disyuntiva, propone la artista impulsar normativas municipales que se cumplan y habilitar en la Ciudad “un espacio para que los skaters y grafiteros se junten a escuchar su música y generar un culto”, de modo que “un grafiti tenga más valor en los muros permitidos, por la pertenencia a un grupo cultural”.

Cada vez que se detectan pintadas o grafitis sobre el patrimonio histórico y cultural de La Plata, toma intervención la Dirección de Restauración del Patrimonio, para restaurar el material vandalizado. De acuerdo a lo que se informó, en lo que va del año se restauraron 44 estatuas y se intensificaron los trabajos de desvandalización en otras 86 obras de arte. Fue imposible conocer cuánto dinero del presupuesto demandaron esas tareas.

Se calcula que pintar el frente de un local pequeño demanda, con materiales y mano de obra, al menos $150 mil

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

Multimedia

Distintos colores, el mismo problema. Desde la Municipalidad enviaron una carta a Gimnasia y Estudiantes. Esta fachada, al igual que la de la izquierda, son de dos sectores de diagonal 79 / El Dia

En 1 y 58 llaman a la Policía cuando ven grupos haciendo pintadas / EL DIA

La esq. de 60 y 116. “pintamos los frentes varias veces”, se quejan / EL DIA

Mural en el Hospital Rossi

Mural en Romero. Realizado por profesores y alumnos de Artes / El Dia

“No soy quién para decir qué es arte o no, pero, además, quisiera que me lo preguntaras dentro de 10 años. Tengo temor de estar diciendo una aberración cultural; que cuando la historia nos juzgue, diga ‘las personas no tenían el vuelo poético para darse cuenta de que esos garabatos eran el rock y el lunfardo visual futuro’” Claudia Piquet - Profesora Titular de Muralismo y Arte Público Monumental

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$135/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2590

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$190/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3970

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$135.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2590.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla