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Espectáculos |EL CINE NACIONAL QUIERE BAÑARSE DE GLORIA

“Puan”: la comedia argentina que va por el Goya ¿y que se anticipó a la realidad?

Se entregan hoy los galardones españoles, y la cinta local buscará la estatuilla a mejor película iberoamericana, justo cuando su trama parece más profética que nunca

“Puan”: la comedia argentina que va por el Goya ¿y que se anticipó a la realidad?

“Puan”, con Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

10 de Febrero de 2024 | 06:16
Edición impresa

“Puan”, la película de María Alché y Benjamín Naishtat que compite esta tarde por el Premio Goya a mejor película iberoamericana, no podía no ser una comedia: Puán, la calle donde se ubica la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, se ha convertido en un adjetivo, una parodia, un meme, que señala el pensamiento académico, bienpensante y solemne, de un edificio emblemático, antes una fábrica de cigarrillos, hoy una vieja y algo colapsada pero orgullosa edificación, con una cartelería de consignas combativas pintando las paredes que aquí, en La Plata, generará recuerdos y nostalgia por la vieja Humanidades de 48.

Los personajes que se pasean por “Puan” son como ese edificio: golpeados, un poco, pero con orgullo en su tarea académica. Marcelo (encarnado estelarmente por Marcelo Subiotto) está un poco menos orgulloso y poco más golpeado y desencantado con su tarea, cuando asiste a los 50 años a la muerte de su mentor y jefe de su cátedra. Espera heredar la tarea, pero de repente se entera que tiene que luchar, que no es su especialidad: aparece Rafael Sujarchuk, glamoroso profesor de ideas modernas, novia famosa y un pasado reciente en las universidades europeas que genera esa fascinación tan argentina. “Puan” es la comedia de su duelo, una batalla de ideas, de formas.

Pero también es una película profética. Durante casi toda la película, en el fondo se escucha que los profesores no cobran. En las reuniones, siempre alguien pregunta: “¿Cobraron?” La respuesta es negativa, y la charla sigue adelante, acostumbrados los docentes a las irregularidades en el pago. Pero, claro, algo se teje en el horizonte: hacia el final del duelo entre Marcelo y Sujarchuck, la facultad anuncia la quiebra. El estallido.

“La memoria infinita”, la gran candidata al Goya iberoamericano

Cuando “Puan” se estrenó en los cines argentinos, en el Festival de San Sebastián, el escenario planteado por la película parecía una alegoría. Una exageración, incluso. Un aviso, en todo caso, de lo que podría llegar a venir en algún momento si el mundo y el país avanzaban en una dirección privatista que ve a la educación como un gasto. Las PASO ya habían dado un pantallazo de lo que podría pasar, pero la película había sido escrita y rodada tiempo antes de ese advenimiento de ideas que se instaló con el triunfo de Milei primero en las primarias y finalmente en el balotaje.

Un meme que circula en internet reza: “La ciencia ficción es hoy no ficción”. Bueno, algo así pasó con la distopía planteada por “Puan”: las universidades saben hoy que el dinero escaseará por los próximos años, que habrá que pelear para sobrevivir, luego de que una de las primeras medidas del gobierno actual fuera sostener el presupuesto del año pasado, a pesar de la rampante inflación. “Puan” ya no es un aviso, una exageración, ya es un horizonte sumamente posible.

“El final parece que está escrito ahora, o sea hace dos meses”, dice Alché, reconocida como actriz (fue la niña de “La niña santa”) y que debutó como directora con la excelente “Familia sumergida”.

Pero lo que ocurre, le decía en ese sentido Alché a EL DIA a propósito del estreno de la película en La Plata, no es profecía, sino que “quizás hay algo que vuelve permanentemente. La universidad se ve amenazada, se pone en cuestión el presupuesto, aparece esa discusión sobre si debe ser gratuita, ese peligro de la desaparición. Sobre todo para las Humanidades. Y más en Argentina, que tiene permanentemente esta deuda con el FMI. Quizás fuimos sensibles a esas noticias, esas preguntas: en un mundo donde prima cada vez más el mercado, la eficiencia, ¿qué pasa con las Humanidades? Con esta coyuntura, claro, cobró otro sentido”.

Naishat habló antes de los Goya en el mismo sentido: no es que la película se adelantó a la realidad que se está viviendo ahora en el país, sino que lo que ocurre en Argentina “no ha llegado de un día para el otro”.

 

“Venimos asistiendo a una degradación en el sentido común y en el debate público de lo común y del Estado, de lo público”

Benjamín Naishtat,
Director de “Puan”

 

“Venimos asistiendo a una degradación en el sentido común y en el debate público de lo común y del Estado, de lo público”, resalta el director de “Rojo”, para quien lo que hace la película es poner en valor “la esencialidad de la experiencia común y colectiva”, que es justo, opina, lo que está atacando el gobierno del presidente Javier Milei. De hecho, la coda de la película, al son del tango “Niebla de riachuelo”, es a la vez tristón y señal de lucha, de recuperación de ese colectivismo ante la amenaza, la crisis.

En ese sentido, los dos concuerdan que la situación para el cine y la cultura en Argentina es “horrorosa y avasallante” (también se ciernen amenazas, claro, sobre el INCAA, el ente que sostiene el cine con recursos autogenerados, es decir, sin sacarle el pan a ninguno de los niños que multiplican su pobreza por estos días), pero también hay esperanza en el colectivo: “Somos un montón, tenemos muchos encuentros, agrupaciones, grupos de WhatsApp, manifestaciones y, a lo largo y a lo ancho del país, la cultura se está manifestando y es algo que ningún gobierno va a poder detener”.

Quizás por eso, a contramano de la urgente costumbre del cine hoy de pasar unos días en las salas y llegar ya a las plataformas digitales a perderse en la marea de contenido, “Puan” todavía no ha llegado a la pantalla chica. Estiró su presencia en cines, el templo de la experiencia colectiva audiovisual, y luego comenzó a pasearse por diversos espacios, universidades, cines independientes, centros culturales, donde fuera citada (se vio recientemente en la Estación Provincial, una de las tantas proyecciones del filme en la Ciudad, donde pasó por el Festifreak y la sala comercial). “Se convirtió”, dice Naishtat, “en un objeto de debate, de apoyo a la educación pública”.

 

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