Arrinconados por el delito: la inseguridad y el cambio de hábitos

Con el crecimiento y el sostenimiento del delito en la Región, los vecinos cada vez encuentran menos lugares donde sentirse tranquilos o protegidos. Sin dudas, el fenómeno de la inseguridad llegó para quedarse y hace tiempo se encuentra en la fase de modificar ciertos hábitos o pautas de vida, lo cual ya roza con lo dramático.

Muchos, los que cuentan con medios económicos, han decidido por ejemplo mudarse a countries o barrios cerrados, porque sienten que en ese tipo de conglomerados urbanísticos están más a resguardo del embate de cualquier práctica delictual. O tal vez otros, sin tantas posibilidades desde lo material, pudieron al menos cambiar una casa con patio por un departamento de alto, que en espacios reducidos brinda otro tipo de contención.

Claro que nadie está exento de sufrir un robo. Pasa en el Centro, en la periferia o en aquellos lugares plagados de dispositivos de vigilancia, pero se nota hace tiempo la existencia de esa búsqueda de espacios donde poder desenvolver cualquier actividad laboral o de ocio sin la amenaza de la violencia.

Los grupos de ciclistas, sin dudas, representan una de esas fórmulas, ya que pedalear de a dos o tres significa exponerse a un peligro seguro. Pero ¿quién se puede animar a un ataque contra un conjunto de 100 personas o tal vez más montadas en una bicicleta?

Lamentablemente, acaba de pasar. Fue anteanoche, en Ensenada, cuando decenas de ciclistas se desplazaban hacia Punta Lara.

“El disparo era para mí, pero ella se cruzó”, contó Silvia, que aún se muestra conmocionada por lo sucedido.

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Fue un sujeto el que empezó a dispararles a mansalva con la clara intención de robar lo que pudiera.

Silvia resultó con algún golpe y está bien. Lo mismo que Alexander, otro ciclista que en ese momento estaba con ella. Pero Mariela, que también participaba de la travesía, recibió un disparo en una pierna, que por fortuna no provocó heridas de gravedad y se recupera en su casa.

“Nosotros habíamos quedado en el medio, porque un grupo grande ya había pasado y nosotros estábamos delante del otro grupo que venía detrás”, contó a este diario.

“Delante nuestro venía un auto que en un momento aceleró y de la nada apareció este hombre con un arma en la mano y disparando a mansalva. A mí me quedó la sensación que el auto estaba con ellos, pero la verdad que no sé”, agregó. Y repasó cómo fueron esos segundos de extrema tensión.

“Al ver que empezó a los disparos, Mariela quiso darse vuelta, me chocó y nos caímos. Dejamos las bicicletas ahí y empezamos a correr hacia cualquier lado y fue en ese momento que ella recibe un disparo en una pierna. Corrió unos 4 ó 5 metros y cayó desplomada y yo también”, recordó.

Sin saber mucho qué hacer, volvió hacia donde había quedado su bicicleta, mientras otros ciclistas le gritaban que se fuera. Para ese entonces, el atacante y los otros dos sujetos que lo acompañaban ya se habían ido “corriendo hacia la laguna y desaparecieron”.

Un entendido en seguridad expresó que los delincuentes utilizan la vía que atraviesa el campo, que es perpendicular a la Diagonal 74: “Es la que sale de Siderar, pasa por detrás de la laguna del Aeroclub y va hasta el barrio El Mercadito de Tolosa. Por eso se hace difícil correrlos, aunque ya estamos pensando en armar un esquema operativo para la zona”.

Mariela aún tiene el proyectil alojado en su pierna. Le harán estudios y evaluarán cúando extraerlo

“La verdad es que quedé shockeada, no pude dormir durante la noche pensando en los disparos que pasaron encima nuestro. Fue todo una locura”, volvió a decir Silvia, todavía angustiada por lo que vivió.

El que también contó lo sucedido fue Alejandro Caparelli, coordinador del grupo “La Plata Pedalea”.

“Esta persona hizo como siete disparos al grupo, se escuchaba el sonido de las balas pegando en las bicicletas”, contó y recordó que “hace como seis años que hacemos salidas nocturnas todos los miércoles y nunca había pasado nada. Son salidas muy numerosas, con más de cien bicicletas en cada salida”.

La mujer herida fue identificada como Mariela Borovko (41). Por su caso, sus compañeros y familiares reclaman medidas urgentes.