Los peligros que se esconden en los juegos de las plazas

El caso que conmocionó a todo el país y generó un escalofrío en las espaldas de muchos padres sucedió el martes pasado en el barrio Monterrey de la localidad de Ingeniero Derqui, Pilar. Como todas las tardes, en la plaza ubicada en las calles Alfaro y Perú, un grupo de chicos del barrio usaba los juegos, sin siquiera sospechar el peligro que se escondía en esas viejas estructuras.

La víctima fue una nena de siete años, que vivía justo frente a ese parque y que jugaba junto a otros siete amigos con edades similares. La chica empujaba a su hermano mayor, que se columpiaba en una hamaca. Hasta que la enorme estructura de metal que las sostenía se desplomó sobre su cabeza. Murió al instante.

Más tarde, en medio del desconsuelo de los familiares y amigos, los fiscales que comenzaron a investigar la muerte de la nena confirmaron que, tal como se sospechaba, los juegos no estaban en condiciones de ser usados.

"El material estaba totalmente desgastado, dos de las patas de la hamaca estaban en el aire, sin ningún tipo de sustento y las otras dos estaban encastradas en un caño y sostenidas con cal", explicó la fiscal María del Carmen Gigante, quien calificó a la muerte de la pequeña como "algo previsible y evitable".

De hecho, se conoció luego que la estructura de la hamaca estaba tan frágil que el soporte que aún quedaba fijo al piso fue removido con una mano por un perito de la policía científica.

En seguida, el episodio generó una intensa polémica sobre el estado de los juegos que utilizan a diario los chicos en todas las plazas del país y que, como denuncian muchas veces los vecinos, no reciben el mantenimiento adecuado y son una verdadera "trampa" para quienes los usan.

En la Ciudad, las plazas y los espacios verdes volvieron a captar el foco de atención. A partir de lo que sucedió en Pilar, muchos vecinos que vienen denunciando el mal estado de los juegos infantiles y el peligro que se esconde para los chicos que los usan comenzaron a formular una pregunta que circuló con fuera: ¿Puede ocurrir en La Plata un accidente mortal como el que se llevó la vida de la nena en Ingeniero Derqui?

TRAMPA MORTAL

La calesita donde ahora se montan tres chicos que dan vueltas y vueltas a fuerza de empujarse con un pie en el piso hace tiempo que dejó de ser elegante, atractiva o segura. Ahora, es un manojo de fierros, algunos sueltos, maderas con clavos al aire, remaches flojos, soldaduras vencidas y pintura descascarada que gira, desvencijado.

Un poco más allá, las hamacas no presentan un panorama mejor. Las cadenas que sostienen esos tablones de madera vieja y astillada amenazan con ceder en cualquier momento. Y el esqueleto de metal tampoco parece resistir demasiado tiempo más el paso del tiempo.

Para completar el cuadro, un tobogán desvencijado, con listones de madera ausentes desde hace años, protecciones que parecen traer más peligro que seguridad y clavos sueltos que los chicos logran esquivar con agilidad.

El escenario no es propiedad de alguna plaza de la Ciudad en particular. Más bien, pertenece a la mayoría de los espacios verdes, según consta en una recorrida realizada por este diario y según se desprende de las denuncias de vecinos usuarios de las plazas junto a sus hijos.

En las últimas semanas, los reclamos por el mal estado de estas estructuras se han multiplicado. Desde la zona del Parque San Martín, los vecinos se quejan porque los juegos están "a la miseria", sobre todo el tobogán, usado por decenas de chicos que van a jugar todas a las tardes allí, al que le faltan tablones y que se convierte en una peligrosa trampa.

MIEDOS PATERNOS

"Antes de que se suba a cualquier juego, primero revisamos bien en qué estado está. Hay que fijarse en todo". Para Daniel, que pasea junto a su pequeña hija Cassandra, de 2 años por Plaza España, no hay espacio verde en que los juegos ofrezcan total tranquilidad.

"En las hamacas, hay que fijarse que las cadenas cierren bien y que estén firmes. Y en el tobogán, que no haya clavos salidos y que no falten maderas", recomienda Daniel.

"Venimos a esta plaza porque están un poco mejor. Antes, íbamos mucho a la Plaza Matheu y a los juegos que hay en 3 y 72. Pero esos están peor, así que caminamos unas cuadras más y venimos acá, que es un poco más seguro", dice, mientras mira de reojo a Cassandra, que se acerca al tobogán.

Al "mapa" elaborado por Daniel, pueden sumarse otras plazas que son evitadas por los padres debido a que los juegos en muchos casos son más una peligrosa trampa que un elemento de recreación para los chicos.

En la Plaza 19 de Noviembre, de 44 y 25, los juegos están rotos y oxidados, con agujeros y clavos sobresaliendo, denunciaron los vecinos tiempo atrás.

Desde Plaza Paso, en 13 y 44, los vecinos también realizaron un reclamo similar, y señalaron que los juegos "no son adecuados para niños menores a cinco años, por lo que deberían colocarse carteles, ya que cualquier chico puede sufrir un accidente o una caída". Además, señalaron que hay "hamacas con cadenas que pueden cortarse en cualquier momento".

Y desde la plaza Islas Malvinas, donde los juegos son un poco más modernos, también surgieron denuncias vecinales por mal estado de los toboganes y las hamacas.