Justificado reclamo por la falta de una autovía en un tramo de la Ruta 3

El encuentro sostenido por intendentes de varios distritos bonaerenses, representantes de diversas fuerzas políticas, en el que reclamaron la construcción de una autovía en el tramo de 180 kilómetros de extensión de la ruta 3 entre las ciudades de Monte y Azul -ya que la actual traza resulta en extremo peligrosa, por la falta de separación de sus carriles de ida y vuelta-, ofreció conclusiones que merecen un detenido análisis por parte de las autoridades provinciales y nacionales. Cabría agregar que los jefes comunales ofrecieron datos ciertamente significativos sobre la inseguridad vial que caracteriza a ese corredor.

La cita se concretó en Las Flores y convocó al intendente de esa ciudad y a los de Olavarría, Azul, Rauch, Monte y General Belgrano, quienes pusieron de relieve que sólo en el período 2006/2013, en el tramo mencionado, ocurrieron 138 accidentes de tránsito con 261 personas heridas y 96 víctimas mortales.

Los jefes comunales anunciaron que presentarán un documento tanto al gobierno nacional como bonaerense, para reclamar que se asignen las partidas necesarias para la construcción de la autovía en las leyes de Presupuesto. Como se sabe, la ruta 3 –en su paso por el territorio bonaerense- es una vía estratégica de ingreso desde el Sur del país, tanto a la ciudad de Buenos Aires, como al Conurbano y a La Plata. Se indicó que el tramo entre Monte y Azul se encuentra saturado de camiones, ya que sólo las dos cementeras situadas en Olavarría movilizan 800 camiones diarios.

No debiera ser preciso abundar en argumentaciones. En fecha reciente se publicó un extenso informe en este diario, revelador de que dentro del territorio bonaerense corren unos 13 mil kilómetros de rutas provinciales, la mayoría de ellas abandonadas a la buena de Dios, sin mantenimiento y rotas. Se habla, entonces, de una situación incomprensible dentro del corazón productivo del país.

La Región no escapa a ese cuadro. Muchas rutas que la sirven, así como la red de caminos comarcales, muestran un avanzado estado de obsolescencia. El muy escaso ancho de las calzadas, que apenas permite el paso de los vehículos cuando circulan por manos enfrentadas, sumado a la presencia de baches sumamente peligrosos que afectan a las capas asfálticas, las banquinas rotas, la falta de señalizaciones verticales y demarcaciones horizontales, así como la carencia de alumbrado, son parte de los elocuentes signos de la decadencia que sufren esas vías camineras

Inclusive, más allá de que semejante panorama responde a una sostenida falta de inversiones en materia de obras de pavimentación, que se prolonga inexplicablemente a través de las décadas, se advierten graves deficiencias en lo que concierne a las mínimas tareas de mantenimiento que deberían realizarse.

Es de esperar, entonces, que el reclamo unánime de intendentes de distritos vitales para el desarrollo agropecuario e industrial de la Provincia, encuentre eco en las autoridades nacionales y bonaerenses. Las rutas al borde del colapso, que ponen en riesgo la vida de miles de automovilistas, como así también múltiples razones de seguridad y otras tantas que hacen al mejor desarrollo económico abonan este pedido, que no debe ser desoído.