La noche que prometía mística y terminó en una vergüenza

Desde el inicio de la presentación, a las 22, los puestos de comida, baños y otras instalaciones ya se encontraban desbordados. Además, una parte del público no tenía entradas y el único lugar oficial para conseguirlas era en la terminal de ómnibus de Olavarría. El clima de desorganización y descontrol era evidente, según numerosos testimonios recogidos ayer.

A 30 minutos del inicio, el Indio Solari paró el show y pidió a quienes ocupaban el sector del frente que se corrieran varios metros para atrás porque estaban aplastando a la gente: “Por favor, no se peleen, córranse dos metros para atrás que hay mucha gente embriagada”.

Siguió el show con tres temas más de Los Redondos y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, para volver a cortar la música y decir: “Dale que acá hay doscientos y pico mil (sic) y los de adelante no pueden respirar”.

Y prosiguió: “Bueno, vamos a continuar. Traten de no hacer avalancha, no sean pelotudos”.

Mientras seguían sonando algunos temas, entre el público ya se comentaba que seguramente habían liberado la entrada (para gente que no tenía tickets) porque de repente se sumó mucha más fanáticos.

MENSAJE POLITICO

Para continuar, el artista pidió al público que lo escucharan para emitir un mensaje de tono y contenido político: “Si me escuchan se los voy a agradecer. Hace 40 años las Abuelas de Plaza de Mayo están buscando a los nietos de los desaparecidos; si tenés dudas, ellas te van a ayudar a encontrar tu identidad”.

“Por otro lado, pensemos bien lo que está pasando con respecto a los menores. Están pensando en bajar la imputabilidad a 14 años y estadísticamente son ínfimos los resultados que indican que esto funcione; lo que están haciendo es una locura. Los muchachos no nacen malos y el Estado no debe ser penal sino cumplir un rol social”, agregó, mientras los asistentes aplaudían.

Previo al cierre del show, Solari agradeció al público la enorme convocatoria. “Gracias infinitas para ustedes. Esto es una locura, la cantidad de gente que ha venido hoy, es único en el mundo. Agradecemos a todos el cariño y que hayan venido aquí”, dijo antes de terminar con “Ji Ji Ji” y “Mi perro Dinamita”.

A pesar de los reiterativos pedidos del Indio Solari, el show continuó apretado y también se vieron varias personas colgadas de las torres de sonido.

La salida fue preocupante. Muchos de los presentes entre el público hacían ciertas comparaciones con la tragedia de Cromañón, ya que desde el predio hasta dos cuadras al exterior se generó un embudo donde todos quedaron apiñados uno atrás del otro. Jóvenes y mujeres llorando, padres que sacaban los cochecitos por encima de la gente y pedidos de solidaridad entre el público para evitar la avalancha fueron postales del desbande.

Según testimonio coincidentes, en 10 cuadras sólo se vieron dos patrulleros y un auto más de policías de civil.

Olavarría se vio desbordada desde muy temprano. Periodistas que viajaron para cubrir el recital coincidían ayer en que hubo varios elementos que confluyeron para que todo terminara en un caos. Hay consenso, además, en que pudo ser muchísimo peor; una tragedia aún muchísimo más grave.

A Olavarría llegaron unas 250 mil personas. Eso, entre otras cosas, provocó la saturación de las líneas de celulres, que quedaron sin señal.

Pero muchos apuntaban otras deficiencias organizativas: No hubo una buena señalización de caminos y de accesos. Los accesos, además, no estaban bien iluminados: una de las vías por las que se llegaba al predio del show era a través de un parque. Ese parque, enorme y arbolado, estaba oscuro, embarrado y sin gente de seguridad o carteles que permitieran orientarse.

Una cronista del diario La Nación lo contaba ayer así: “El malón de gente avanzaba -avanzábamos- como una especie de rebaño ciego que chapoteaba sobre un terreno desconocido, incierto. Y eso sí fue algo inesperado, porque el show de Solari en Tandil había sido organizado de forma adecuada, con buenos accesos y correcta señalización. Olavarría marcó un retroceso inexplicable. Para los viejos seguidores de los Redondos, lo de anoche tuvo la misma y oscura carga energética de antaño: la sensación de que cualquier cosa podía pasar, de que el destino tuyo depende de unos dados lanzados al aire”.