Le volvió a dar otra oportunidad y casi la mata a golpes

Una mujer de 38 años terminó con su rostro desfigurado tras la brutal golpiza que le propinó su pareja, a quien le había dado otra oportunidad pese a haber sido agredida por el hombre en más de una oportunidad. 

"Cerró las puertas con llave. Me desnudó. Me agarró de los hombros y con mi espalda rompió una ventana. Me pegó patadas y piñas en todo el cuerpo, intentó ahorcarme. Lo más suave que me dijo fue ‘puta’. Yo le pedía que se calmara. Le decía: ‘Rodrigo, por favor, me vas a matar’. Y él me respondía que sí, que claro, que me iba a matar”, así relataba Paola Mascambruni el calvario que le tocó vivir en manos del padre de su hijo menor.

Las agresiones y los golpes se extendieron durante dos horas, hasta que la víctima logró saltar una reja y salir a la calle. 

Por la golpiza, Paola, que es mamá de cuatro chicos, terminó con fractura de cráneo, un traumatismo nasal agudo por el que tuvieron que intervenirla, varios dientes flojos, el cuello violeta, derrame en un ojo y hematomas por todo el cuerpo.

Paola conoció a Rodrigo Eduardo Picolini (35) mientra trabajaban juntos como auxiliares de vuelo en Aerolíneas Argentinas. Allí se conocieron en 2009. “Al principio era un amor”, recuerda. Al poco tiempo quedó embarazada de Valentino. Nunca llegaron a convivir porque "se puso violento”, relata.

“A los dos meses de gestación, me tiró un vaso de cerveza. Un día que fuimos a comprar ropa, se enojó y me mordió fuerte una mejilla adelante de mis hijas”, cuenta la mujer, que además relata que cuando estaba embarazada de 6 meses Picolini la golpeó brutalmente: “Me dio una paliza tremenda, yo estaba tirada en la cama y él se puso arriba y me dio muchas trompadas. Mi hijo se salvó de casualidad”.

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Después de ese episodio se alejó del hombre. Pero cuando fue a dar a luz al bebé el apareció en la clínica. “Yo como una estúpida me puse contenta al verlo. Pero ese día de nuevo se complicó. Él se puso nervioso, rompió el timbre de la habitación del sanatorio de una piña y lo echaron”, cuenta Paola.

Pero la situación lejos de mejorar empeoró cuando Picoli comenzó a agredir a su hijo. “Un día le rompió su camiseta de River, porque él quería que fuera de Boca. Yo llamé para pedir explicaciones y esa situación derivó en más violencia. Vino a destrozarme la casa. Con el auto chocó la reja, después me amenazó de muerte con un arma”, cuenta Paola. 

Tras el hecho, el Juzgado de Familia Nº 3 de Morón volvió con una orden de restricción perímetral. “Ellos actuaron rápido, la que hizo las cosas mal fui yo”, afirma la mujer.

Paola formó pareja con otro hombre. Pero en enero pasado se separaron y, al mes, decidió volver a contactar a Rodrigo. Estuvieron en pareja desde mayo hasta octubre. Pero él volvió a golpear al nene. Se separaron y en diciembre se volvieron a arreglar, luego que Rodrigó chocara con su moto. “Me aseguró que el accidente lo había cambiado. Me prometió que las cosas iban a ser diferentes”, afirma. 

El jueves pasado Rodrigo volvió a golpear a Paola. "Estaba en su casa, en Haedo, y apareció todo producido con campera, zapatillas y jean nuevos y me increpó: ‘¿Qué pasa, no me decís nada de lo lindo que me puse para vos?’. Yo me reí, pero no lo tomó bien”, cuenta la mujer, y agrega: “Al rato se calmaba, lloraba y después volvía con más piñas. Pensé que no iba a salir viva de ahí. Ya toda ensangrentada, aproveché un descuido para agarrar las llaves. Llegué a ponerlas en la cerradura pero cuando las giré me agarró de atrás. Al final pude abrir la puerta, me subí a la reja pero me atrapó y me empezó a golpear la cabeza contra el piso. Pero me levanté de nuevo, me trepé a la base del portón, al buzón y salté para el otro lado”.

Vecinos asistieron y un patrullero se llevó a Picolini.

El hombre continúa detenido por “lesiones graves agravadas por haber mantenido una relación de pareja”, confirmó la fiscal Marcela D’ascencao, de la UFI 11 de Violencia Familiar y de Género.