La avanzada de Bonadio y la recesión disparan internas empresarias

El fin de un año muy difícil viene con mar de fondo entre los empresarios. La profundidad que alcanzó la recesión económica, que afectará el balance de las compañías; y la avanzada de la Justicia que puso en la mira a importantes hombres de negocios, intranquilizan a este sector con peso propio sobre la actividad política, que ya tantea realineamientos de cara al 2019 electoral.

Ambos factores –la incertidumbre económica y también judicial- son determinantes para comprender lo que está sucediendo por estos días entre los empresarios. La junta directiva de la Unión Industrial (UIA) acaba de discutir en duros términos si debía firmar un documento muy crítico del Gobierno que será presentado hoy ante la Conferencia Episcopal Argentina.

El malestar ya era palpable cuando el juez federal Claudio Bonadio procesó a Paolo Rocca

Según pudo saber EL DIA, la discusión tuvo de un lado a los más cercanos a la administración del presidente Mauricio Macri –con Cristiano Ratazzi (FIAT) a la cabeza- y del otro a empresarios que vienen tejiendo un diálogo con algunos obispos del Conurbano –como Jorge Lugones y Ojea- para promover un acuerdo amplio que incluye a los sindicatos y a también a los movimientos sociales.

Aunque se impuso la línea no intervencionista, que despega a la UIA de lo que considera movidas políticas, lo cierto es que el documento que hoy recibirán los obispos de Lomas de Zamora y San Miguel en la sede porteña de la CEA llevará la firma de varios miembros de la Unión Industrial, a título personal. Así, contará con la rúbrica de Guillermo Moretti, jefe de la seccional Santa Fe.

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El documento, al que accedió este diario, advierte que “se observa un incremento de las demandas de los sectores más vulnerados, especialmente vinculadas a la satisfacción de necesidades básicas, como la alimentación”, y agrega: “En nuestro país, hay personas, muchos de ellos niños y niñas, que sufren hambre”, lo cual “hipoteca el futuro de nuestra Patria”.

El texto, que la Iglesia propició pero que no firmará –tal vez para no disparar otro cortocircuito de los tantos que hubo entre el Gobierno y el Papa Francisco- sostiene que “el aumento de la desocupación y la informalidad” es “resultado en gran medida del ahogo de la industria nacional, en especial de las pymes, urbanas y rurales, las cooperativas y las economías regionales”.

Si bien la plana mayor de la UIA no avala este documento, en la reunión del último martes –en la sede de Avenida de Mayo- advirtió: “Los representantes sectoriales y regionales abordaron la evolución de la actividad, dando cuenta del impacto negativo que está teniendo la coyuntura económica en el sector”. Esto es, en términos concretos, una queja directa contra el Gobierno.

Pero la inquietud del sector empresario no obedece solamente a motivos económicos. El avance de la causa judicial de los cuadernos tampoco le depara buenas noticias. El malestar ya era palpable cuando el juez federal Claudio Bonadío procesó a Paolo Rocca, el jefe máximo de Techint. Pero el clima negativo se acentuó cuando el juez llamó a declarar a Franco y Gianfranco Macri.

El mensaje que decodificaron otros empresarios y compañías involucradas en la causa de los cuadernos es que Macri no oficia como un dique de contención ni siquiera para su propia familia. Según trascendió, el Presidente y su círculo íntimo se sorprendieron con el accionar de Bonadío. En especial, el mandatario estaría preocupado por el impacto que tendría en la salud de su padre.

Más que en sus operadores judiciales, Macri aplaca la inquietud de los empresarios por medio del ministro Dante Sica, quien ayer compartió un seminario con Paolo Rocca. El CEO de Techint no habló de su procesamiento, pero el argumento del grupo es que no pagó coimas, sino un “rescate” para que el kirchnerismo contribuyera a terminar el “secuestro” de sus trabajadores en la Venezuela chavista.

Alude así a la expropiación de una planta de Sidor en Venezuela, en épocas en que Hugo Chávez y Néstor Kirchner estaban en pleno auge político y comercial. La derrota del kirchnerismo en 2015 y la llegada de Macri al poder modificaron ese tablero, pero ahora es el propio Rocca el que tiene problemas con la Justicia. El enojo con el juez Bonadío podría hacerse extensivo a Cambiemos.

En el kirchnerismo piensan que un sector del empresariado le soltó la mano a Macri y que eso se expresa en las resoluciones de Bonadío, mientras que en la Casa Rosada intentan determinar si la Justicia actúa bajo influencia política, no tan vinculada a Cristina Kirchner como al peronismo federal. Como sea, queda claro es que el fin de año provoca ruido interno entre los empresarios.