“Anacronte”: cómo resistir los flechazos del destino, según una animación fantástica con sello local

Raúl Koler paseaba por la playa una tarde cuando, “típico de cualquier proceso de creación”, aparecieron en su cabeza una serie de imágenes e ideas. “No sé como es, algo se va guardando y de repente salen las ideas y las imágenes”, cuenta Koler: aquellas imágenes serían llevadas a la animación, prácticamente idénticas, en “Anacronte”, corto de animación producido por los estudios locales Mr. Bug y Celeste.

Koler, empresario farmacéutico reconocido de nuestra ciudad pero con una vida paralela como artista (ha publicado novelas y un libro de fotos), imaginó aquella tarde que “la vida transcurre en una planicie ondulada, y toda la humanidad va hacia adelante. Atrás, en unos peñascos, Anacronte y los brujos del mal: unos monstruos horrendos cuyo destino es transformarse en arco y flecha. Cada brujo transmite con sus flechas un mal: traición, accidente, cárcel, separación, los males de la humanidad. Sin apuntar pero sin dudar, ellos saben que tiran la flecha y pega siempre en su destinatario, tienen un ojo preciso”.

“Cada uno que recibe una flecha tiene una actitud diferente”, sigue contando Koler. “Algunos con mucho esfuerzo consiguen arrancársela, y rengueando, con cicatrices, siguen adelante. Otros intentan pero no pueden, y entonces se transforman en cosificados, cosas: tienen un humo alrededor de los ojos que les permite ver de lejos. Los esclavos del sistema. Tras pasar por un portal se transforman, y quienes no consiguieron arrancarse el mal, pasan ahora a transmitirlo, se transforman en brujos del mal”.

Entre esos brujos, “el gran brujo, el que transmite la muerte, es Anacronte”: un nombre que se le ocurrió allí mismo, en aquella plácida playa. “Hay cosas que no se explican: el día que yo imaginé todo esto, se me ocurrió un nombre, Anacronte. Dos años después, charlando con una socióloga amiga, me dijo que venía del griego: ‘ana’, contra, ‘cronos’, el tiempo. Yo no sé griego: hay un lugar donde todo lo sólido, lo concreto, es más difuso, no es el blanco y el negro”.

De existir ese lugar, quizás se parezca a uno de los dos planos del corto, que se mueve entre el mundo real, y un plano fantástico, onírico, donde los brujos lanzan sus flechas y la humanidad camina hacia adelante.

Una serie de historias son relatadas en el corto, observadas por el protagonista, un personaje “más o menos de mi edad”, se ríe Koler, que recibe la flecha de la vejez y queda encerrado en una casa. Su resistencia a esa flecha servirá como ejemplo para otros, algo que Koler relaciona con el rol del arte, pero, agrega Emiliano Sette, co-director del filme, también les interesó el rol del espectador a la hora de pensar el corto: “Nos gustaba mucho la obra de Umberto Eco de que el espectador termina de completar la obra”, explica sobre el corto de final abierto respecto a esa historia de superación.

LE PUEDE INTERESAR

Chaqueño en offside: se puso mirón y toquetón con una cronista

LE PUEDE INTERESAR

“Thriller”: el clip que fue revolución cumple 35 años

Koler iba a convertir su idea en un cuadro, pero cambió de parecer y entonces convocó a Sette, parte del estudio local Mr. Bug, que comenzó a trabajar entonces en los primeros diseños y storyboards. “Después nos asociamos con Celeste”, otro estudio de animación con raíces en La Plata, cuenta Sette; pero la producción se terminaría mudando, a la hora de realizar la animación y la etapa final, a Guadalajara, donde tiene su base el estudio de animación Éxodo. Director y co-director viajaron, trabajaron durante diez días para sentar las bases de la obra y luego trabajaron, durante dos años y medio, a distancia.

Un proceso complicado porque, ejemplifica Koler, “cada torso de la película tiene por lo menos diez capas, y cualquier modificación que hay que hacer, hay que modificar todas las capas”. Por eso, recuerda momentos donde pedían modificaciones y “casi nos matan”.

Pero, dice Sette, “la mayor virtud es que Raul siempre supo muy bien lo que quería”. De todas maneras, el proceso fue particularmente complejo también porque “una de las grandes complicaciones fue que nada se tenía que parecer a algo de la realidad, ni el diseño de la llanura ni el de los personajes”. Trabajaron el arte con Nelson Luty, uno de los directores de arte más importantes de la animación en América latina (el de “Metegol”) y que aceptó el proyecto tras leer el guion y sentirse identificado con esto de los flechazos de Anacronte y sus brujos, luego de superar una enfermedad que lo dejó, justo a él, ciego dos años.

Luty diseñó los personajes y los escenarios, “pero no podíamos trabajar con ninguna referencia de la realidad: él iba leyendo e iba dibujando. Fue un poco prueba y error”, revela Sette. Y cada diseño tenía además que ser aprobado por Koler, quien tenía una idea clara de cómo debían ser, exactamente, las cosas, desde aquel día en la playa.

Finalmente, el corto vio la luz este año y, tras un par de presentaciones en cines (una tuvo lugar en el Select hace dos semanas), “Anacronte” comenzará a presentarse en el circuito festivalero. Y el proceso, lejos de cansar a Koler, le infundió ganas de realizar un largo, “pero tengo dudas. Yo juego mucho al tenis, y hay momentos donde bajás el hombro justo y pegás el golpe perfecto. Pero el siguiente por ahí lo tirás por arriba. Un golpe no te da garantías”.