Las lluvias estiran la angustia y el hartazgo de vivir con “el barro hasta la cabeza”

Las inclemencias climáticas no dan respiro y dejan al descubierto las serias falencias en materia de infraestructura vial con la que conviven miles de vecinos de la Región. Con las calles convertidas en verdaderos pantanos, como consecuencia de las persistentes lluvias y la falta de mantenimiento, en incontables barrios de la periferia platense la vida cotidiana se torna un trauma constante.

“Estamos cansados de vivir con el barro hasta la cabeza”, describió Martín Domínguez, un vecino de la zona de 54 y 149, una de las tantas barridas en donde las calles están para salir a correr un rally.

Y no es para menos: por estas horas de persistente llovizna, en La Granja, Villa Elvira, Melchor Romero, Barrio Aeropuerto, Sicardi, Los Hornos... en todos los barrios de la periferia del Gran La Plata hay miles de habitantes que pasan momentos de angustia entre el barro, los pozos y las zanjas tapadas. Encima el mal clima no cede y para entrar o salir de sus casas deben internarse en un lodazal. Por lo mismo, hay zonas a las que no llegan los micros, las ambulancias ni los remises.

“Ya hemos juntado firmas y enviado petitorios desde hace más de tres años y no logramos nada”, claman desde la zona de 172 y 517. “Han venido políticos en campaña y delegados en ejercicio de sus funciones, pero la solución jamas”, lamentó Erika Baylon, frentista de la zona.

La mujer relató que “hace poco un bebé necesitó ser hospitalizado y lo tuvieron que llevar a “upa” hasta la calle asfaltada para poder subirlo a la ambulancia”. Aseguran que en ese sector las calles ni siquiera están “oficializadas”. “No pedimos limosna. Queremos pagar nuestro asfalto pero solo recibimos promesas. Hemos juntado dinero entre los vecinos y logramos hacer un mejorado de la calle, pero las lluvias y el tránsito no los resiste. Somos un barrio en construcción, por lo que entran camiones de materiales constantemente, necesitamos una solución real”.

Relatos similares se escuchan en casi todas las localidades. Desde 604 entre 124 y 125 un vecino comentó que por el estado en que están las calles “hace más de tres meses que el micro no pasa”. Dijo sentirse “cansado” de reclamar sin que le den una solución.

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En ese sector aseguran que las calles están destruidas desde 3 a 116 y la 116 “sin mantenimiento de zanjas hace varios años”. Agregaron que la “116 entre 605 y 606 es un basural y están los sumideros totalmente tapados”.

Las calles también están intransitables en 141 entre 47 y 49, de San Carlos, donde los frentistas están “hartos” de realizar reclamos en las delegaciones comunales para obtener siempre la misma respuesta: “no hay materiales, ni personal”.

Desde Los Hornos también clamaron por soluciones. En las últimas horas, sumaron su preocupación quienes viven en la cuadras de calle 150 de 54 a 55 y 54 de 149 a 150. “Nadie parece escuchar nuestros alarmantes reclamos”, dijo María Delia, una de las damnificadas.

Similar panorama describieron en la cuadra de calle 126 y 43, en El Dique, Ensenada, donde los vecinos dijeron que “las calles están intransitables, no se puede pasar”.

En tanto, desde 516 entre 155 y 157 enviaron fotos a EL DIA que muestran cómo deben salir de sus casas los vecinos. “Cada vez que llueve hay un desastre, no se puede ni caminar”, asegura un vecino sobre el drama que les toca vivir cada vez que una tormenta golpea a la Ciudad.

“Queremos que la Municipalidad tome cartas en el asunto y haga su trabajo”, manifestó, al tiempo que agregó: “Cada vez que voy al colegio llego todo embarrado o algunas veces los niños no van al colegio por el pésimo estado de las calles”.

Por su parte, una mujer de la zona de 141 entre 47y 49 dijo a este diario que “desde mayo hasta el momento no hemos tenido ninguna solución y la calle cada vez está peor, es imposible transitar”.

Además, en Berisso también llueven las quejas. Un frentista de 127 bis entre 19 y 20 da cuenta de que por esa calle “no se puede pasar” y advierte que sucede lo mismo sobre 19, de 126 a 128.

El mal clima -y las penurias- seguirá hoy, con más lluvia. Recién mañana asomaría el sol para traer un poco de alivio a los castigados vecinos.