San Carlos no pudo quebrar a Fénix y se quedó con las ganas de llegar a la punta

No fue la tarde esperada de Villa San Carlos. Tenía la gran oportunidad de alcanzar la punta del torneo Apertura de Primera B, pero se le escapó como agua entre los dedos.

Hizo todo lo necesario para quedarse con los tres, y sin embargo, ese esfuerzo realizado a lo largo de los noventa minutos no se expresó en el resultado final.

Se fue masticando bronca porque el empate sin goles con Fénix le dejó un sabor agridulce.

El Celeste, a la hora de los merecimientos, fue el que siempre propuso algo diferente. El que presionó bien arriba, el que manejó los tiempos y el que generó las mejores opciones de gol.

Ni bien comenzó el partido, tuvo una chance muy clara de inaugurar el marcador mediante un penal. Matías Sproat, el de los goles importantes, se encargó de ejecutar la pena máxima, pero su disparo se estrelló en el palo derecho de Mariano Mittelman.

Una ocasión que se sentiría el final del encuentro, cuando el cero se apoderó del resultado.

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El trabajo del Celeste fue de menor a mayor. Los volantes ejercieron una presión permanente en la recuperación de la pelota (buen trabajo de Nacho Oroná), y en ofensiva, cada vez que Matías Brianese y Bryan Schmidt pisaban el área, generaban peligro.

Sin embargo, Fénix, que llegó a Berisso en busca de un empate, se cerró con dos líneas de cuatro bien definidas, y lo hizo con criterio y orden. Por eso, al Celeste le costó romper ese cerco.

Después de la media hora, el partido cayó en un pozo, porque el dueño de casa ya no presionaba como en los primeros minutos. Eso permitió que el Cuervo respirara más aliviado y consiguiera pensar de otra manera cada ataque. No lo hizo con insistencia, pero en las pocas ocasiones que se aproximó al arco, encontró bien parado al experimentado Nicolás Tauber.

SAN CARLOS MERECIÓ UN PREMIO MEJOR

San Carlos salió a jugar el segundo tiempo con la misma intensidad que la del primer tiempo, pero también decidido a quedarse con los tres puntos.

Los cambios le hicieron bien al equipo, pero no alcanzó para quebrar el cero. El ingreso de Matías Grasso le dio otra movilidad por la izquierda. Lo mismo que Wilson Gómez, un jugador que quiere volver a ser aquel delantero explosivo y desequilibrante.

En el minuto 23, el Celeste volvió a estar cerca de abrir el marcador, pero esta vez, el travesaño le negó el gol a Juan Ignacio Saborido, otro que respondió a las exigencias. El remate del marcador lateral le hizo temblar el arco al uno del Cuervo.

Minutos más tarde el delantero Bryan Schmidt, que fue clave en la victoria ante la UAI Urquiza, tampoco pudo quebrar el resultado, ya que su disparo pegó en el palo izquierdo.

Y sobre el cierre, cuando el partido se moría, Matías Grasso lo tuvo, pero esta vez, se lo sacaron prácticamente sobre la línea.

Nada que hacer. Cuando la pelota se niega a entrar al arco, se hace difícil ganar. Y aunque el equipo generó varias opciones y debió irse con los tres puntos bajo el brazo, tuvo que conformarse con un punto con sabor agridulce porque no le alcanza para treparse a lo más alto, ahora en poder de Tristán Suárez y Almirante Brown.

De todos modos, y más allá de que el equipo del Flaco Vivaldo hizo todo el gasto, le queda el aliciente de que sigue siendo uno de los principales protagonistas del Apertura.

Qué tiene material suficiente para pelear cosas importantes. No tiene que bajar los brazos, sino seguir insistiendo con su libreto.

Como se dijo al comienzo de la temporada, el principal objetivo del Celeste es “mantener la categoría”, pero San Carlos tiene que pensar a lo grande, y darse cuenta que se encuentra a la altura de las circunstancias y que puede dar mucho más aún.