Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Espectáculos |MANO A MANO CON EL DIA

Víctor Laplace: “No voy a hacer las cosas con el dedo levantado, prefiero hacer con humor”

El actor se pone detrás de cámara por séptima vez con “El Plan Divino”, cinta que llega el jueves a salas nacionales y que en clave de comedia discute sobre la fe y promueve la fraternidad como único camino posible en tiempos de pobreza y Trump

Víctor Laplace: “No voy a hacer las cosas con el dedo levantado, prefiero hacer con humor”

Víctor Laplace, en un parate del rodaje en Misiones de “El Plan Divino” / Cris Zurutuza prensa

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

10 de Noviembre de 2019 | 06:20
Edición impresa

“No aflojo”, dice sonriente Víctor Laplace, que con 76 años tiene más de cien películas filmadas como actor, y seis como director, a punto de estrenar, este jueves, su séptimo trabajo detrás de cámara, “El Plan Divino”.

Y su agenda de los últimos meses le da la razón: tras rodar “La guarida del lobo” en Ushuaia, Laplace giró con la obra de teatro “Rotos de amor” (pasó por nuestra ciudad), viajó a Cali para ponerse en el cuerpo y la voz cantante de Facundo Cabral, y se instaló un mes en Misiones para rodar “El Plan Divino”: una cinta que transcurre en una pequeña capilla misionera y a través del humor examina algunos de los problemas de la institución.

¿Un acto de catarsis para un actor y director que hace apenas un par de temporadas revelaba que había sido abusado en su infancia, en la escuela de curas? “El tema de la pedofilia está rondado en la película”, acepta, mano a mano con EL DIA, “pero no es el tema central. No pasa por allí la película. Los protagonistas son estos dos niños abandonados que deciden forjar un plan para ver si pueden erradicar al autoritario Padre Roberto de ese mundo que les ha tocado vivir, modificar esa vida. El acento está puesto en ellos”.

“Ser fraterno con el otro, necesito eso de la vida. No necesito la grieta, no me sirve la grieta, son posturas irreconciliables”

 

Ellos, Eustaquio y Heriberto, son interpretados por Gastón Pauls y Javier Lester. Algo en ellos huele a crisis de fe, entre el autoritario sacerdote que gobierna sus vidas y sostiene una capilla alejada de los fieles, y la pasión que despierta en Heriberto por una muchacha del pueblo: “¿Qué les espera, el cielo, el infierno, o una fría tumba en la selva?”, dice Laplace que se preguntan. El camino de sus criaturas, a los tumbos, es un camino de culpa, de dudas, un camino de búsqueda de la fe. Un drama existencial. Pero en clave de comedia: “Quieren poner en marcha el plan divino, pero todo va fracasando, todo es un desaguisado”, se ríe el director y también actor en la cinta (interpreta al Padre Roberto). “Quería que antes que nada fuera una comedia. ¿Uno puede hacer humor con esa vida de dos personas encerradas en una capilla misionera? Creo que sí, que el humor es una maravillosa herramienta para indagar situaciones complejas e incómodas. La risa es un gran elemento de reflexión”, analiza.

Así, “la comedia se ordena a partir de la tensión de estos dos personajes”: un dúo de clowns, pero vestidos de monaguillos cuarentones, desesperados en varias de las dimensiones del término, que sueñan con “abrir las puertas de la Iglesia” y “cambiar la historia”, y “que todo el tiempo se preguntan por su plan”: ¿es una misión encomendada a través de ambiguas señales por la providencia? ¿O una idea trasnochada de dos monaguillos con ansias de escapar a su condición? El silencio de Dios está en el centro de esta comedia, que, agrega Laplace, deja en el aire si se trata de “una idea trasnochada de un autor o un instrumento a través del cual Dios nos quiere decir algo”.

ABRIR PUERTAS Y VENTANAS

Laplace acepta que deja librada “una lectura crítica de la institución”, porque “me parece positivo que nos animemos a abrir. Yo conozco el Vaticano. Y así como he hecho esta película crítica, aunque gracias al humor no llega a ser una crítica, he hecho una sobre Monseñor Angelelli (‘Angelelli, la palabra viva’, de 2007), un cura del tercer mundo de los muchos que conocí en mis días de militancia, trabajando en los barrios. Y que asesinaron”.

“Los curas recién se animaron a hablar de Angelelli cuando dejaron los hábitos: o sea que hay algo en la institución que atrasa”, recuerda el intérprete que se ha puesto en la piel de Horacio Quiroga y, varias veces, Juan Domingo Perón, protagonista de éxitos como “Alta comedia” y “Flores robadas en los jardines de Quilmes”, de larga trayectoria en teatro y que debutó director en 1999 con “El mar de Lucas”.

“Yo he leído mucho a Baruch Spinoza, y es otra concepción de Dios: la Iglesia ha metido la culpa. ‘Pésame por el Infierno que merecí y por el Cielo que perdí’”, cita. “Esa concepción para un niño de fe, como puede haber sido uno en su momento, provocaba miedo. Es una concepción sin libertad, no es una concepción que facilite una vida bien vivida, sin culpa”.

Su película propone en ese sentido otra mirada posible: antes que crítica, es luminosa, cree en la liberación de culpa, en la fe. “Soy un hombre de fe. Sigo entrando una iglesia y me conmuevo”, ratifica. “Cuando me fui de Tandil, me fui con la certeza, con la fe, de que tenía que venir a estudiar. Eso me manda siempre para adelante, la fe mueve montañas”.

“Ahora”, advierte Laplace, “por ahí no creo en algunos hombres que representan a una institución, como puedo tener mis dudas con la política. Pero me parece bueno para la vida dar servicio a la gente. Ser fraterno con el otro, necesito eso de la vida. No necesito la grieta, no me sirve la grieta, son posturas irreconciliables”.

LA GRIETA

La política se instala en la discusión sostenida en su departamento de Buenos Aires que hace las veces también de oficina para sus proyectos. Para Laplace, de una vida de militancia a través del arte y que figuró en las listas negras de la dictadura cívico-militar, es un tema delicado: lo atrapa, pero a la vez lo preocupa. “El universo está en un momento de caos, entonces tampoco voy a hacer las cosas con el dedo levantado: prefiero hacer con humor”, dice, y vuelve a hablar de la grieta citando a Benedetti. “La grieta es la diferencia que existe entre los maravilladores y los desmaravilladores. La gente que es maravilladora es la gente que trabaja, los genios; los desmaravilladores son los que quieren tirar todo para atrás. Ahí estamos en problemas”.

“Lo que pasó en este tiempo, lo que todavía está pasando, me preocupa. Podría cerrar acá. También podría hablar media hora…”, sigue Laplace. Y decide no cerrar. “Hoy no se tiene en cuenta al trabajador, a la gente carenciada. La gente que tiene que ser una preocupación para los gobiernos, está peor. Yo lo veo, salgo de gira por todo el país”.

Por eso, repite, es necesario “ser más fraternos, no tanto dedo levantado en las polémicas. Nadie se escucha, gobierna el ego, la gente que tiene que comunicar es muy autorreferencial. Yo estoy agotado del derrame de la cosa cotidiana. Me preocupa la bancarrota social, cultural. Ojalá el gobierno que viene pueda ayudar a la gente, la gente está muy golpeada, muy desesperanzada. Y encima el gobierno saliente se va aumentando la nafta, aumentando, aumentando. Tendrían que tener más cuidado, no se puede provocar tanto al pueblo”.

Y para colmo, agrega, “uno ve el mundo, Putin, Trump, Corea del Norte, mostrando a ver quien la tiene más larga. ¡Digo, la bomba!” sonríe con picardía. “Y como contrafigura veo una joven de 16 años que los enfrenta y les dice que no sean sinvergüenzas. Yo tengo una nieta de dos años: ¿qué futuro les espera?”.

Laplace pide una pausa. Solo hablar de la situación actual lo afecta. Toma agua, respira. “Lo único que me da felicidad es la posibilidad de hacer cine”, es lo primero que dice cuando se recupera. Filmar, insiste, lo hace “feliz”. “Pensar, generar un proyecto, concretarlo: he sido feliz rodando, llevando los temas que me interesan al cine”.

“El humor es una maravillosa herramienta para indagar situaciones complejas e incómodas. La risa es un gran elemento de reflexión”

 

Y eso que es un momento “muy complicado para estrenar”, con la invasión de “las películas pochocleras” de corporaciones que no tienen cara, que no ofrecen explicaciones sobre por qué dan pocas salas, pocos horarios. “Trabajan en las sombras, pero tienen la decisión. ¿Cómo competís con eso? Es algo que ninguna administración del INCAA consiguió torcer”.

Es algo que haría, lanza, si estuviese al frente del Instituto, pero “no lo voy a hacer. Ya estuve en la administración pública, pero me fui porque no había plata para la cultura”.

Filmar se vuelve en ese contexto una misión empantanada, una lucha constante contra molinos de viento. Pero Laplace insiste en ser feliz, en filmar, y demuestra su espíritu joven proponiendo que el único camino es hacerlo uno mismo, entre pocos, apelando a las solidaridades, como siempre se hizo todo en este país: a pulmón. “El Plan Divino” fue en ese sentido financiada con aportes del INCAA, la producción de Luis Schenone, la productora cooperativa De La Tierra y otros pequeños puchitos reunidos. Laplace no cobró, tampoco su productor, porque “si no no hacés nada”.

“Hay que ser trabajador, humilde, consensuar, sin ostentar”, marca el camino. Y repite: “Y ser fraterno: esa es una idea que se ha ido perdiendo”.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

Multimedia

Víctor Laplace, en un parate del rodaje en Misiones de “El Plan Divino” / Cris Zurutuza prensa

Javier Lester, Laplace, que también actúa, y Gastón Pauls, en personaje

Laplace vuelve a la dirección con “El Plan Divino”

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$135/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2590

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$190/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3970

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$135.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2590.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla