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Apareció otra presunta víctima que denunció haber sido abusado por el cura Eduardo Lorenzo

Tiene unos 35 años y ya declaró ante la fiscal Ana Medina. En su testimonio dijo que los abusos se registraron entre 2001 y 2002 y que se enteró de los otros casos a través de la prensa

13 de Noviembre de 2019 | 17:50

Un hombre de unos 35 años denunció haber sido abusado sexualmente por el cura Eduardo Lorenzo, por lo que ya son cuatro las víctimas que acusan al sacerdote que hasta hace poco tiempo se desempeñaba en la Parroquia Inmaculada Madre de Dios de Gonnet.

Según se informó, la nueva presunta víctima ya declaró la semana pasada ante la fiscal Ana Medina durante tres horas, donde habría detallado las vejaciones que sufrió entre 2001 y 2002, época en la que Lorenzo estaba en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes.

Durante su declaración, contó que la mayor vinculación con Lorenzo comenzó a darse después de los días que iba a misa, ya que se quedaba a tomar mate con el cura. Hasta que en una oportunidad lo invitó a cenar a un departamento ubicado en 17 entre 37 y 38, la misma dirección que Julián Bartoli, otra de las víctimas, denunció como el sitio donde también había ido siguiendo los requerimientos del religioso.

Esta tarde, la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Argentina brindó una conferencia de prensa en calle 6 n°592, entre 46 y 47, en la sede de la CTA de La Plata, para dar detalles sobre esta nueva denuncia contra Lorenzo, quien fue confesor de Julio Grassi. Julián Bartoli fue quien leyó la declaración de la cuarta víctima cuyo seudónimo es Juan, optando así por resguardar su identidad.

Según se relata en el escrito, Juan expresó que “en 2001 llego a La Plata y lo primero que hice fue buscar una iglesia porque mi familia era muy católica, éramos de esas familias que íbamos a misa todos los días. Ahí voy a la parroquia de Lourdes y lo conocí a Lorenzo. Iba a la iglesia, a la misa y me quedaba después de la misa a tomar mates. Eso lo empecé a hacer más seguido y a tener una relación más cercana con él. En un momento me invitó a cenar a su departamento en calle 17 entre 37 y 38”. 

Allí, “iba a cenar a la casa cada vez más seguido, a veces nos quedábamos solos y tomábamos whisky. Y ahí comienzo a tener una relación de amistad, para mí era ‘el cura de todos’, pero en parte mi amigo. Él me valoraba, me hacía sentir especial, súper importante, donde vos te sentís que te elige a vos y no a otros. Pensaba ‘soy yo, me elige a mí por encima de todos’”.

Además, detalló una de las características de Lorenzo, que es la conseguir que siempre la gente haga todo por él: “Me acuerdo que lo pasaba a buscar por la Parroquia, y ahí una de las chicas le daba la comida, después íbamos al departamento y arrancaba la rutina: yo le ponía a cargar el celular, le cocinaba, cenábamos y con la excusa de mirar televisión, nos acostábamos. Recuerdo episodios de estar en la cama de su habitación. Estar acostados y abrazados, y él me decía que le gustaba mi olor y me pedía que le acariciara la cabeza, que le pasara mi mano por los pelos de su cabeza. Él siempre se encargaba de demostrarme que no había nada malo en compartir la cama o estar abrazados porque éramos amigos; y yo me autoconvencía que tampoco estaba mal, porque éramos amigos. Ahora, de grande, con otra perspectiva, me doy cuenta que no estuvo bien todo lo que hizo”.

También me acuerdo que en un momento me pidió que le limpie los talones, que le pasara crema por los pies”, agregó. Juan detalló que “en el verano de diciembre de 2001 y enero de 2002, Lorenzo alquiló una quinta en Gonnet, que quedaba entre Camino Centenario y Belgrano, y literalmente me mudo a la quinta con él, hasta tenía mi pieza y las llaves del lugar. Una vez casi nos descubre acostados otro chico que vivía en la quinta y que formaba parte del grupo scout de Lourdes. Y ante esa situación, en la que casi nos descubren, cuando estábamos solos recuerdo que Lorenzo me decía: ‘zafamos, qué van a pensar estos’. Y yo me sentía sumamente halagado, porque había hecho algo que le había gustado, había hecho algo bien”.

Lorenzo fue manejando todo para todo sucediera en forma casi natural. Él se acostaba en la cama con la espalda en la pared y estábamos abrazados de costado, porque la excusa era mirar televisión. Cuando llegaba o me iba me daba abrazos fuertes, y me acuerdo que él me decía que le gustaba que yo le metiera los dedos en los rulos y le hiciera caricias en su cabeza. Ahora que soy padre me doy cuenta que no eran conductas apropiadas de una persona de 40 y pico de años con un adolescente, y mucho menos si esa persona mayor era un cura”, especificó.

Finalmente, recordó que “un día en la quinta, cenamos en el patio, estábamos solos y después nos quedamos charlando de sobremesa. Esa noche tomamos champagne y comimos almendras, y eso lo hicimos varias veces, era como un rito. La quinta era un desfile de amigos de Lorenzo, ahí empecé a sentir que yo me había mudado a la quinta y tenía que atender a todos sus amigos. Parecía el mayodormo. En la quinta se quedó unos días otro sacerdote, Tony, que era muy amigo de él”.

PEDIDO DE "INMEDIATA DETENCIÓN"

Días atrás, una de las querellas solicitó a la fiscal Medina la "inmediata detención" de Lorenzo por considerar que se encuentra en peligro de fuga, previo a pericias psiquiátricas a las que deberá someterse a partir del 31 de este mes.

El abogado de Bartoli presentó al Ministerio Público Fscal un informe de la Dirección Nacional de Migraciones que muestra los viajes que Lorenzo realizó al exterior en los últimos veinte años, a destinos tales como Brasil, Estados Unidos, Perú, México, Panamá y Ecuador.

En el informe se puede observar que en 1997 Lorenzo viajó a Río de Janeiro, en 1999, a Miami en 2000 y 2001 también realizó viajes. En 2010 estuvo en Perú, en 2012 fue a México y en 2015 y 2016, en Panamá y Ecuador.

Debido a que el sacerdote acusado deberá realizarse pericias psiquiátricas el 31 de octubre y el 14 y 15 de noviembre de este año, el abogado de la querella solicitó la inmediata detención ante la "posibilidad cierta de evadir la justicia y un evidente peligro de fuga, y con miras a entorpecer el proceso" que se le sigue.

La solicitud se produce, además, luego de que el Arzobispado de La Plata aceptara un pedido de licencia presentado por Lorenzo al arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, la cual se se hizo efectiva el lunes 11 de noviembre.

"Como usted sabe, existe hoy una campaña calumniosa en mi contra que ha derivado en una denuncia falaz y una serie de actos de hostigamiento que me han agotado", expresó Lorenzo en su escrito al arzobispo y se defendió de las acusaciones, a las que califica de "injurias y calumnias", al sostener que pueden "mancillar su figura, la de mis hermanos sacerdotes o la de la Iglesia en general".

La denuncia de Julián Bartoli

Como se recordará el cura Lorenzo es investigado por al menos tres casos de abuso sexual contra adolescentes entre 1990 y el 2008, el último de ellos denunciado meses atrás por un hombre, Julián Bartoli, que reveló abusos sufridos cuando tenía 13 años.

Bartoli, en su declaración, contó que el sacerdote reunía a un grupo todos los viernes, en su departamento, con la excusa de definir las actividades de los sábados del grupo de boy scouts y, cuando todos se retiraban, él, de 13 años, se quedaba allí con el cura.

"Y ahí empezaba su ritual: se bañaba, se afeitaba, se perfumaba, se ponía su pijama y se acostaba y me pedía que lo besara para hacerlo dormir, que lo besara en el cuello, que lo abrazara", relató el hombre conmovido.

Bartoli contó que en una oportunidad lo llamó a su habitación "y estaba sobre la cama, solo con la parte de arriba de su pijama, exhibiendo su pene desnudo y hablando lo más normal".

"¿Qué les parece que esto genera en la psiquis de un chico? Al día de hoy no puedo acordarme qué pasó y qué me hizo", indicó.

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