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RODRIGO MARTÍNEZ PUENTE (*)
Durante sus mandatos, tanto Cristina Fernández de Kirchner como Mauricio Macri introdujeron un cepo cambiario con el objetivo de evitar la fuga de divisas e impedir que la moneda local se deprecie. En otras palabras, que pierda valor y que, en consecuencia, aumente la inflación.
En ambas gestiones, se lanzó una serie de restricciones relacionadas a distintas transacciones con dólares, que se endurecieron paulatinamente con el transcurso del tiempo. Sin embargo, el cepo macrista difiere del cepo kirchnerista en varios aspectos. Un repaso por las principales diferencias para entender por qué son sistemas distintos.
El kirchnerismo impuso el cepo cambiario el 28 de octubre de 2011, cuatro días después del triunfo electoral que obtuvo a nivel nacional. El control de cambios limitó el acceso a dólares para atesoramiento, motivo por el cual los ahorristas debían pedir de forma particular una autorización especial a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para conocer el monto permitido para la compra en cada caso.
El organismo nunca aclaró cuál era el importe habilitado per cápita en el mercado cambiario oficial, aunque se calculaba que giraba en torno al 20% de los ingresos mensuales. En consecuencia, los montos eran variables entre las personas mes a mes.
A su vez, el ente recaudador añadió una percepción adicional del 20% sobre esa cifra. Para quienes estaban alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, el monto extra era tomado a cuenta de ese tributo, mientras que los contribuyentes que no abonaban ese impuesto podían solicitar la devolución ante la AFIP.
En cambio, el cepo que la administración de Mauricio Macri instaló a comienzos de septiembre, y que reforzó luego de las elecciones generales del 28 de octubre pasado, dispuso que solo se pueden adquirir solo US$ 200 por mes si la compra se realiza a través de homebanking y US$ 100 si es en efectivo. Las operaciones no son acumulativas. Esto quiere decir que si se compran US$ 100 por ventanilla, solo se pueden comprar U$S 100 más por online banking durante el mes correspondiente. A diferencia del cepo kirchnerista, en ningún caso se debe pagar impuestos o cargos extra.
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Otra gran diferencia tiene que ver con el alcance del cepo a la actividad turística en el exterior. El kirchnerismo introdujo, en 2012, un tope para la compra de dólares para vacaciones en el extranjero, que debía realizarse por medio de un trámite ante la AFIP con una antelación de siete días a la fecha del viaje.
A su vez, se establecieron recargos del 20% (que luego aumentaron al 35%) a los consumos realizados fuera del país, que más tarde también abarcó los pasajes, los paquetes y otros servicios en moneda extranjera.
Con el cepo actual, los gastos que realicen los argentinos fuera del país con tarjetas de débito y crédito no están alcanzados por el tope de US$ 200. Si se abona con tarjeta de crédito, se toma como referencia el tipo de cambio oficial del día en el que se paga el resumen. Y si se paga con débito, se considera el importe correspondiente al tipo de cambio oficial del día en el que se realiza el pago.
Lo mismo aplica para las compras online fuera de la Argentina: pueden seguir haciéndose como hasta ahora, ya que se toma a esta operación como una compra más en el extranjero, sin ser afectada por las nuevas restricciones.
No obstante, el Banco Central fijó límites para las operaciones con tarjeta de crédito en el exterior, que incluyen un tope de US$ 50 para la extracción de efectivo como adelanto. En cuanto a la extracción de dólares por cajero, se puede retirar hasta US$ 200 (o una suma equivalente en otra moneda), ya sea en el caso de cuentas en pesos o en dólares.
El gobierno anterior eliminó el sistema puerta a puerta y estableció controles estrictos en las compras por Internet. En 2014, implementó un esquema de declaración jurada y un impuesto del 50% a los montos de las transacciones online.
Las operaciones de más de US$ 25 fueron incorporadas al Régimen General de Importación y se determinó un tope de dos veces por año la posibilidad de hacer compras en sitios de e-commerce extranjeros.
En el contexto actual, pese al endurecimiento del cepo que se fijó semanas atrás, se mantienen sin restricciones ni cargos adicionales las compras digitales tanto en plataformas de comercio electrónico locales como del exterior. Además, el sistema puerta a puerta funciona de la misma manera que antes.
Ambos controles coinciden en la pesificación de pagos provenientes del exterior
En el caso de las empresas, el cepo kirchnerista disponía un acceso acotado al mercado de cambios. Las compañías se veían limitadas para comprar divisas (debían contar con la aprobación oficial y muchas veces no obtenían dicha autorización) e impedidas de girar dividendos al exterior.
En la actualidad, si bien las empresas tampoco pueden acceder al mercado de cambios oficial para atesoramiento, el Banco Central les permite adquirir divisas para cancelar deudas o hacerle frente a otro tipo de pagos en su operación cotidiana.
En 2012, el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, introdujo las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), un mecanismo que limitaba las importaciones de las empresas con el objetivo de evitar la salida de divisas. También, en ese momento, se dispuso que se debía compensar cada dólar de importaciones por exportaciones. Es decir, por cada producto importado debía exportarse otro.
A diferencia de ese esquema, el cepo actual no aplica trabas a las importaciones.
Ambos controles cambiarios coinciden en cuanto a la pesificación de pagos provenientes del exterior. Tras el anuncio del cepo “hard”, el oficialismo estableció un plazo máximo de 5 días hábiles luego del cobro para que quienes exportan o reciben el pago de un servicio en moneda extranjera liquiden esas divisas en el mercado local, es decir, las convirtieran a pesos. Por su parte, el kirchnerismo adoptó una política similar, que alcanzó la pesificación de pensiones del exterior percibidas por ciudadanos argentinos.
(*) eleconomista.com
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