Conservatorio Gilardo Gilardi: 70 años de educación pública de excelencia y orgullo platense

Corría el año 1948, y sobre casi todo el país recaía la decisión oficial de generar espacios de formación artística. El entonces gobernador bonaerense, Domingo Alfredo Mercante, convocó al compositor Alberto Evaristo Ginastera y le ofreció ponerse al frente de esa empresa en territorio provincial. Se había plantado la semilla del Conservatorio Gilardo Gilardi, a la postre, uno de los más importantes del país con proyección internacional. El sábado próximo cumplirá 70 años. Siete décadas de educación pública de excelencia.

El jueves último, en su despacho del primer piso del magnífico edificio Servente, situado en 12 y 523 e inaugurado en 1934 como asilo para niños huérfanos, el director de la institución, Gerardo Guzmán, reseñó que “el proyecto de Ginastera nació como Conservatorio de Música y Arte Escénico. Su idea fue correrse de los tradicionales conservatorios, para conjugar la tradición europea reproductivista del instituto francés con el espíritu creador, la innovación, la composición”, explicó.

El clima, destemplado, devolvía imágenes de bruma y llovizna desde los espléndidos jardines que rodean al edificio. Declarado “monumento histórico provincial definitivamente incorporado al patrimonio cultural de la provincia de Buenos Aires” mediante la ley 14.384/2012, el imponente inmueble recién se convirtió en sede del conservatorio en 2002. Diecisiete años después alberga a 1.500 alumnos, 200 profesores y una rica historia.

Un quinteto de cuerdas ensayaba cerca y le ponía música de primer nivel al racconto del director. “Inaugurado el 18 de mayo de 1949, el conservatorio comenzó a funcionar en una casona de 7 entre 55 y 56, y luego pasó a otra de 7 entre 59 y Plaza Rocha”, donde hoy está la Escuela de Estética Nº 2.

Hacia 1960 comenzó el desgranamiento. Del instituto original nacieron la Escuela de Teatro, la de Danzas Clásicas, la de Danzas Tradicionales. Con la vista puesta en la situación edilicia de esos centros educativos, la comunidad del Gilardo Gilardi sufrió un fuerte “temblor” cuando, a principios de este año, corrió la voz de que el mantenimiento del Servente dejaría de estar en manos de la Secretaría General de Gobierno y pasaría a la órbita de Educación. No ocurrió.

“Ginastera dirigió el conservatorio entre 1949 y 1953. El plan de estudios contemplaba profesorados en múltiples instrumentos. Se entraba desde los 15 años. Había un ciclo inicial para quienes no tenían preparación musical, y un ciclo superior que requería rendir un examen de ingreso. Se egresaba como profesor e instrumentista. En ese tiempo, el conservatorio nutrió de numerosos músicos y artistas al Teatro Argentino”, puntualizó Guzmán.

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El pianista recordó que hubo un importante cambio del plan de estudios en la década de 1980. En esa época, concretamente el 25 de junio de 1983, fallecía en Ginebra, Suiza, Alberto Ginastera. No llegó a ver cumplido el deseo que expresó -y que a la postre se concretó- durante un discurso que dio en diciembre de 1951: “A veces pienso que algún día llegará el conservatorio como lo soñé, con un magnífico edificio rodeado por jardines y una sala de conciertos”.

Tres años antes de que ese anhelo empezara a tomar forma -en 2002 con el ambicioso proyecto de puesta en valor de la casa Servente- se dio “un cambio de plan de estudios más novedoso e innovador que el de los ‘80 -comentó Gerardo Guzmán-. Fue el de 1999, aún vigente, que incorporó una materia llamada práctica escénica, por ejemplo. Y es que hasta el mejor artista no tiene porqué saber cómo enfrentar al público -realzó-. También incluyó conceptos sobre medios electrónicos, informática aplicada, y técnicas de improvisación en el marco de una tradición reproductivista”, contó.

No obstante, opinó que “la mayor innovación llegó en los inicios, de la mano de Alberto Ginastera. Si bien la currícula tenía una fuerte impronta escolástica, a través de clases magistrales, cursos, seminarios y charlas se fueron incorporando elementos muy enriquecedores de la música contemporánea, o incluso muy antigua, ensanchando así las bases del conocimiento y la experimentación”, señaló.

“Luego, fundamentalmente entre 1966 y 1983 se entró en una meseta. No en cuanto al nivel de enseñanza, sino en materia de innovación e investigación”, añadió.

Cuando el conservatorio pasó a ser exclusivamente musical, se pensó en denominarlo Alberto Ginastera. Pero la tradición de no bautizar a instituciones con el nombre de personas vivas, viró la decisión hacia el nombre con el que se lo conoció y conoce en todo el país. Gilardo Gilardi Bignelli (1899-1963) fue un compositor, pianista, director de orquesta y, además, profesor de la Universidad Nacional de La Plata, que incorporó elementos de música autóctona a algunas de sus más célebres obras.

Al conservatorio que nombra, los niños y niñas comenzaron a ingresar en los años ‘60. Hasta hoy, empiezan a los 9 años o a los 14. Unos y otros inician distintos caminos. Pero todos confluyen en la tecnicatura o en el profesorado -al que se accede con la secundaria completa- en dos grandes carreras: Instrumento y/o Canto y Educación Musical. Al contrario de los que muchos creen, no se requieren conocimientos previos para comenzar a desandar el camino de la música en el emblemático conservatorio.

El músico, compositor y actual director no necesita leer ningún papel para nombrar, cuando se lo consulta al respecto, a egresados destacados: José Luis Basso, director del coro de la ópera de París; Andrés Máspero, director del coro del teatro real de Madrid; Lía Konias, pianista en París; Paula Gallardo, educadora musical, directora de coro y pianista en Roma; Susana Opanski, guitarrista de orquesta y conservatorio en Holanda; Zulema Peña, pianista en Suiza; Ezequiel Menéndez, organista en Estados Unidos; Dante Anzolini, director de orquesta en Boston (EEUU), Ana María Tomb, educadora en Italia. Y un largo etcétera que, de más está decirlo, solamente incluye a “embajadores”. Aquí, hay cientos y cientos y más también.

Volviendo a los alumnos de hoy en día y a su ingreso, vale destacar que el Gilardo Gilardi es la única institución pública del país que desarrolla, como “proyecto de extensión”, el conocido Método Suzuki de enseñanza musical para niños y niñas desde los 4 años. Si llegan a los 9 con el entusiasmo intacto, ingresan al conservatorio.

Junto a parte del equipo de conducción, como el secretario Gastón Garrido, la prosecretaria Irma Zaffino, el jefe de área Nicolás Ciocchini, el director dice que a futuro “el desafío es lograr un equilibrio entre la formación tradicional y la música actual, profundizando la extensión comunitaria y la investigación”.

Con una importante cooperadora y una reconocida asociación de amigos, la creación de Ginastera seguirá brindando educación de excelencia y regalando música a través de su orquesta sinfónica, el quinteto de vientos, el ensamble de percusión, los coros, el cuarteto de cuerdas, la orquesta juvenil, la de vientos. Es un orgullo platense, del país, y referencia mundial, que ya atravesó siete décadas sin renuncios.