Para darle pelea a la crisis, el trueque gana terreno en los barrios platenses

Es un martes frío y nublado de la primera semana de vacaciones de invierno. Tal vez por eso la mayoría de mujeres que está en el predio de la delegación de San Carlos, donde dos veces por semana se hace trueque, está con sus hijos. Cada una exhibe lo que está dispuesta a dar por algo de alimento o por alguna otra cosa que necesita y no tiene los medios para comprar. “Acá hay reglas, se respetan y a todas nos va bastante bien, ya sea para conseguir alimentos como para vestirnos nosotras o festejar el cumpleaños de nuestros hijos”, resume Natalín, una de las administradoras de ese trueque que martes y sábados se hace en avenida 32 y 137.

Tanto ella como Yamila, otra de las organizadoras, asegura que el trueque es un movimiento que crece y que ya unas 33 mil personas de la región participan de páginas de internet vinculadas a ese tipo de intercambio. Coincide con un reciente relevamiento del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que relevó que sitios vulnerables de CABA y el gran Buenos Aires cada vez hay más personas que acuden al trueque para adquirir comida.

COMO SON LOS INTERCAMBIOS

A la feria de trueque de San Carlos asisten regularmente unas 250 personas, en su gran mayoría mujeres. Muchas también participan de ferias similares que se hacen en 122 y 530, en 74 entre 18 y 19 y en 155 y 61; se estima que en la Región hay una veintena de puntos de encuentro.

Para hacer los trueques se estipula que los intercambios sean entre objetos de hasta $200; cuando el objeto supera esa suma la modalidad para conseguirlo se denomina “mano a mano”; por ejemplo, una tostadora valuada en 400 pesos podrá intercambiarse por 10 paquetes de harina.

De acuerdo al informe de la CEPA las ferias de trueque surgen como respuesta a la fuerte crisis socioeconómica que atraviesa el país con una tasa de desocupación que superó los dos dígitos en la última medición del primer trimestre de 2019, ubicándose en 10,1%.

“Este es el valor más alto en 13 años. En el Gran Buenos Aires fue de 11,1% y en Ciudad Autónoma Buenos Aires del 7,2%. En este escenario las mujeres jóvenes son las más perjudicadas, alcanzando en ese segmento de población, un 23% de desocupación”, dice el informe. Y agrega: “Adicionalmente, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios que se sostiene en 19 meses consecutivos expone la emergencia de los trabajadores pobres. En este contexto, las ferias son ocupadas por grupos de nuevos desocupados/as, amas de casa, jubilados/as y pensionados/as, o simplemente trabajadores y trabajadoras que no llegan a fin de mes y buscan una salida a sus problemas económicos”.

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Los datos reflejan, en parte, la situación de Viviana Gallo - 57 -, vecina de La Loma, quien trabajó 18 años como maestra, pero a raíz de un problema familiar dejó la docencia y desde hace 2 años concurre periódicamente a diferentes ferias de trueque con el remanente de una librería que cerró tiempo atrás. También suma a esa mercadería algunas manualidades. El resultado es que siempre regresa a su casa con cajas de comida y en varias oportunidades consiguió ropa para sus seis nietos.

“Mi esposo está jubilado y esto nos ayuda mucho a nosotros y a las personas que salen de su casa e intentan ganarse la vida, arrancan con esta actividad y de pronto se encuentran haciendo masas con la harina y el dulce que se llevan, se convierten en microemprendedoras”, cuenta la mujer, al tiempo que recibe una bolsa con zapallitos y a modo de canje entrega uno de los cuadernos que le quedó del comercio que cerró.

La mujer también se las rebusca haciendo diferentes manualidades y arma bolsas de papel para las mujeres que despachan comidas.

“Es mejor estar acá antes que salir a pedir o esperar todo del asistencialismo; uno valora cada cosa que se lleva y se genera un clima de camaradería porque, por ejemplo, alguien cuenta que tiene que festejar el cumpleaños de su hijo y los intercambios los hace entonces por gaseosas, bolsas de snacks o lo que necesita para la fiesta”, agrega Viviana, pero aclara: “esto no es lo ideal” para dar a entender que el trueque debería ser solo la salida coyuntural para quienes atraviesan problemas económicos y laborales.

el 49% en los últimos 3 años

También según el informe de CEPA, el 49% de las personas que participa en la actividad lo hace desde hace unos 3 años; el resto, el otro 49% hace menos de tres años que se considera “feriante”.

Con respecto a la composición según género de las y los feriantes, la investigación de CEPA observa que la amplia mayoría son mujeres (69%). “La composición protagónica de mujeres abre la puerta para problematizar, en el futuro, la enorme importancia de la organización de las mujeres, tendiendo lazos de solidaridad en contextos de crisis económica para sortear la sustentabilidad social”, se indica.

Miriam Hollo - 32 - es de Olmos, tenía una pizzería en 152 y 520, pero la tuvo que cerrar por la cantidad de robos que sufrió. Ella está en pareja y tiene tres hijos y con el trueque consigue -ese día- volver a su casa, por ejemplo, con tres maples de huevos, cinco litros de leche, tres kilos de arroz, un pollo y un bolsón de rollos de papel higiénico. “Hace 7 meses que participo de las ferias de trueque, yo llevo ropa nueva y usada; también vendo casa por casa y concurro a otras ferias”, cuenta para reflejar cómo da batalla al desempleo para que en su casa no le falte nada a sus hijos.