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Información General |CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA

Cuando el corazón no resiste antes de llegar al hospital

Cardiólogos dan cuenta de un aumento significativo de paros cardiorrespiratorios prehospitalarios, que sorprenden en el hogar o en la calle misma

23 de Diciembre de 2020 | 01:48
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La pandemia de coronavirus, en este año a punto de finalizar y que marcó al mundo, dejó muchas estadísticas negativas en materia de enfermedades, y no todas referidas al virus, aunque sí influenciadas por el temor al contagio. Y una de ellas es que, en lo que va de la pandemia, se registró un notable aumento de los paros cardiorrespiratorios prehospitalarios.

“Cuando uno mira las estadísticas -señala el cardiólogo Simón Salzberg- vemos que se han incrementado los casos de paro cardiorrespiratorio prehospitalario. Y estos estudios coinciden en demostrar una mayor mortalidad, menor sobrevida y retorno de la circulación espontánea como consecuencia de estos episodios prehospitalarios, ya sea en la calle, el hogar o en la guardia del hospital, porque no conocemos aún a ese paciente”.

Estos resultados se explican en parte por el COVID propiamente dicho, pero también por el temor de contagiarse al concurrir a una consulta hospitalaria.

“Si bien el COVID puede hacer más paros prehospitalarios por inflamación o arritmias -afirma Salzberg- el gran problema fue el temor a concurrir a la consulta y la mayor demora en la respuesta a la emergencia o en el tiempo que se tarda en llegar a la víctima”.

En este sentido, el especialista describió que “estos pacientes deben ser pensados por el personal de emergencia como “reversibles”, pero también como COVID positivos, por lo cual no se puede hacer respiración boca a boca, y está desaconsejada la ventilación con bolsa-válvula-máscara, por el tema de la aerolización. En cambio, se indican las compresiones torácicas y el uso de desfibriladores manuales”.

El gran problema es el temor en concurrir a la consulta y la mayor demora en la respuesta a la emergencia o en el tiempo en que se tarda en llegar a la víctima”

Simón Salzberg
Cardiólogo

 

Por su parte, el también cardiólogo Carlos Tajer, recordó que “durante el 2020 tuvimos una reducción muy marcada de las prestaciones, con una caída del 40% en las internaciones por infarto e insuficiencia cardíaca en relación con las estadísticas promedio de 2010-2019 para establecimientos públicos y privados. Uno supone que toda esa demanda asistencial no atendida, especialmente durante los primeros meses de la cuarentena, tuvo consecuencias en la morbimortalidad por afecciones cardíacas. Y si bien luego se presentó un incremento de las prestaciones cardiovasculares detenidas coincidente con una reducción de los casos de COVID, después nos vamos a enfrentar a la capacidad de nuestro sistema para prevenir una eventual segunda ola, por lo que tenemos que pensar políticas para proteger la práctica cardiovascular en ese período”.

LAS CONSULTAS PRESENCIALES

En este marco, los especialistas destacan que la consulta presencial en caso de tener síntomas como dolor de pecho, falta de aire o palpitaciones, y la realización de estudios y cirugías con las normas de seguridad correspondientes, son factores clave para reducir las muertes por infarto que han aumentado en todo el mundo en el contexto de la pandemia.

“Muchos de los pacientes con enfermedades cardíacas agudas -señaló José Luis Navarro Estrada, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC)- no han concurrido a realizarse controles, con el consiguiente aumento de la mortalidad cardíaca. Esta situación hizo que en los hospitales haya habido una reducción de hasta el 50% de las admisiones en guardias de Infarto Agudo de Miocardio, lo que ha llevado en todo el mundo a un aumento de hasta cinco veces la mortalidad por infarto, según publicaciones científicas”.

“El origen de este problema -añadió- es multicausal. Por un lado, los pacientes aún sintiéndose mal no consultaban por miedo de ir a un hospital y contagiarse con el virus; y por otro lado, ante el temor a la pandemia, se pospusieron o reprogramaron estudios y cirugías en pacientes de riesgo”.

En este contexto, desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) elaboraron un documento con propuestas para el sistema de atención de la salud, la realización de estudios y procedimientos y la comunicación a la población.

“Lo primero es evitar la autolimitación de la consulta -señaló el documento de la SAC- hay algunas que se pueden hacer por telemedicina, pero otras requieren la asistencia presencial”, y recordó además que los síntomas que requieren consulta presencial son dolor de pecho/opresión en el pecho/brazo izquierdo, dolores súbitos nuevos persistentes por varios minutos en dorso o abdomen, falta de aire, síncope, pérdida de conocimiento y edemas nuevos (piernas hinchadas)”.

También se destacó que hay que consultar en caso de palpitaciones nuevas, dolor súbito con cambio de color o temperatura en los miembros inferiores, pérdida de fuerza o sensibilidad en alguna parte del cuerpo.

“Es importante que la gente sepa que la atención está segmentada, es decir, que los casos sospechosos de COVID-19 tienen, en la mayoría de los centros de salud, un circuito separado del resto, por lo que ir a un hospital no es sinónimo de contagiarse el virus”, señaló el titular de la entidad.

La SAC, en referencia a la atención del sistema de salud, destacó las normas de seguridad que están siguiendo la mayoría de las instituciones, como circuitos diferenciales entre pacientes sospechosos de COVID-19 y no, y el tratamiento de todos los pacientes con normas de seguridad como si fueran sospechosos de coronavirus, además de la necesidad de realizar testeos de coronavirus a pacientes con cuadros de insuficiencia cardiaca, aunque no presenten síntomas.

Del mismo modo, el ICBA, Instituto Cardiovascular, Fleni, Fleming y la Fundación Favaloro, sugirieron no aplazar ni estudios ni cirugías, no suspender ningún tratamiento, y realizar la consulta cuando se está frente a una emergencia cardíaca.

 

 

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