La inflación gira alrededor de los pronósticos para 2021

¿Habrá rebote económico y control de la inflación en 2021? ¿O son reales los pronósticos que hacen mención al riesgo de una fuerte crisis financiera con explosión inflacionaria el año próximo? Esas alertas se definen con rapidez como agoreras por el oficialismo, aunque son muchas las voces profesionales que advierten sobre el peligro de una inflación cada vez más alta en el 2021. La administración del Alberto Fernández ha echado mano a la emisión para cubrir el gasto del COVID, expandiendo a 2,5 billones de pesos la base monetaria, incrementando en 50% respecto del año anterior. El confinamiento social y los controles contuvieron los precios, pero a medida reinician las distintas actividades, han iniciado un curso al alza. Así ocurrió en octubre, noviembre y se repetirá en diciembre.

La semana última, el ex ministro Domingo Cavallo, desde su blog personal, difundió un estudio de Joaquín Cottani, otro cordobés que vive en el exterior, especializado en temas financieros, que tras un analizar lo ocurrido en las últimas seis décadas en la Argentina, advierte (según el ex ministro) que “si no se avanza rápidamente hacia la eliminación del déficit fiscal primario, será muy difícil evitar una explosión inflacionaria tipo Rodrigazo o una reprogramación compulsiva tipo Plan Bonex”. Entre tanto, en las últimas semanas se fueron confirmando el giro electoralista y anticapitalista de la gestión del Presidente. Como se señaló en esta columna, el Gobierno dejó de lado los intentos “fiscalistas” de su ministro Martín Guzmán para acercarse a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Esa meta se dejó de lado y perdió prioridad ante las advertencias de la vicepresidenta Cristina Kirchner, de alinear jubilaciones, salarios y tarifas en vista de las elecciones legislativas de octubre próximo.

Los ajustes de tarifas de luz, gas y otros servicios, a lo que se agregó las telefónicas, quedaron postergados sin fecha, aunque esa decisión signifique otro fuerte aumento del desequilibrio fiscal, debido a los mayores subsidios que recibirán esos sectores. Luego, tras el acto político en el Estadio de La Plata, en donde se intentó mostrar la unidad del frente electoral gobernante, CFK anticipó otra vuelta de tuerca a las expectativas económicas: la vicepresidenta rescató el modelo económico de Axel Kicillof, en su última gestión hasta el 2015. Finalmente, para dejar poco margen a la especulación, el episodio de la vacuna, buscando en Rusia o China a los eventuales proveedores, decantó el giro hacia otros horizontes, más alejados de los EE UU y las economías desarrolladas.

La nueva administración de Joe Biden no ofrece casi nada al gobierno argentino y el FMI definió que no asistirá con nuevos fondos a la Argentina; solo está dispuesto a refinanciar el capital y a cobrar los intereses de esa deuda. Los demás organismos como el Banco Mundial o el BID (Banco Interamericana de Desarrollo) están en igual situación. El país no recibiría fondos frescos y tampoco surge ningún interés de los grandes fondos de inversión tras lo ocurrido con la renegociación de la deuda. Occidente no está interesado en arriesgar ni un dólar en el país, pese al horizonte de fuerte liquidez, alza de los precios de los commodities, y recuperación en el 2021 de la economía internacional. Con ese escenario, el giro ideológico hacia China o Rusia surge de una necesidad imperiosa, aunque también de doctrinas anticapitalistas en el frente gobernante.

El trabajo de Cottani es anterior a las últimas definiciones que desembocan en mayor emisión. Considerando la información oficial anterior, calcula que el año próximo, el desequilibrio ascenderá a 10,5% del PIB, equivalente a 4 billones de pesos. Esto se debe a que a las necesidades financieras del sector público se agregan el cuasifiscal originado por el Banco Central que debe renovar las LELIC y otros pasivos remunerados. En total, esa cuenta aumentaría otros 2,5 billones de pesos. En síntesis, prevé que lo más probable es que “la inflación se saldrá de control a menos que los depósitos (bancarios) se congelan o se convierten en instrumentos a largo plazo, con cupones más bajos”. En palabras más sencillas de entender, el economista prevé que si no se avanza en una reducción drástica del déficit “al nivel pre-pandémico, de entre cero y uno por ciento del PIB”, “no es fácil de ver una solución que no implique un aumento masivo de la inflación, como en 1975, o el equivalente a un Plan Bónex, como en 1989.”

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“Rodrigazo” o Plan Bonex es el pronóstico. Otros economistas hacen previsiones menos dramáticas, pero existe coincidencia en que en 2021 habrá un rebrote fuerte de la inflación, con variaciones mensuales del 4% o quizás más, y también una muy fuerte descapitalización del país. La inversión cayó alrededor del 50% este año, y el próximo tendría igualmente cifras negativas. ¿Qué tipo recuperación económica espera el gobierno? ¿Qué hará para alinear los ingresos de los trabajadores con precios que se disparan y una probable huía al dólar? ¿Qué recuperación del desempleo puede esperarse con una tasa real que está en el 20% de los desocupados y la mitad de la población debajo del nivel de pobreza?

Todos los años, con las fiestas de Navidad y fines de Año, la sociedad renueva sus esperanzas y aspira a mejorar sus condiciones de vida, sin especulaciones partidarias, un proceso natural y saludable que facilita enfrentar las nuevas dificultades que surgen cada año. Las vacunaciones masivas que comenzaron en todo el mundo abren un horizonte saludable. ¿Pero cuando empezarán masivamente en a la Argentina?, y ¿Quién puede prever algo distinto que nuevas penurias económicas, luego de la peor crisis de la historia y un descontrol de las variables económicas?