¡Gimnasia fue una máquina en su primer grito de campeón!

El 9 de febrero de 1930 quedaría marcado a fuego para siempre en la rica historia de Gimnasia y Esgrima La Plata. Y es que en aquel momento, hace ya 90 años, el Lobo obtendría su primer título oficial en Primera División, organizado por la Asociación Argentina Amateurs de Football (AAAF), entidad previa a la AFA, que respondía en su momento a la FIFA.

En aquel certamen, que comenzó en julio de 1929, pero que se extendió hasta principios del año siguiente, el Tripero dejaría en el camino primero a River, erigiéndose en lo más alto de la Zona Impar, para luego concretar la hazaña haciendo lo propio en una atrapante final ante Boca, en la que dio vuelta la historia y derrotó al Xeneize por 2 a 1 con goles de Martín Malianni.

Aquel encuentro, que se disputó en la vieja cancha de River, situada en Avenida Alvear y Tagle, y que reunió a más de 30.000 personas, terminaría con una sorpresa para todo el mundo naciente del fútbol y para la prensa especializada, que claramente tenía al equipo de Capital como el máximo favorito; más aun teniendo en cuenta que desde 1915 hasta la fecha, sólo Racing, Boca, Huracán, San Lorenzo, Independiente y River habían podido coronarse campeones.

Desde su ascenso a Primera, en 1915, hasta el recordado “Expreso”, de 1933, Gimnasia logró quedar entre los primeros seis equipos en diez ocasiones distintas, en las que fue desandando el camino que antes lo pondría en lo más alto, con la Copa Estímulo de 1929.

LA CAMPAÑA, CORONARIO DE AÑOS DE FORMACIÓN Y ESFUERZO

Para tomar una real dimensión de lo que fue aquel certamen y la consagración, es necesario recordar el contexto deportivo que se vivía en Argentina.

Eran momentos de apogeo del fútbol, que se encontraba nuevamente unificado desde 1927, y en el que cada institución buscaba la forma de reclutar talento dentro de un amateurismo que comenzaba a dar sus últimos pasos. Los jugadores, entonces, debían dividir su tiempo entre entrenamientos y empleo, y los dirigentes debían “seducirlos” con posibilidades laborales.

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Así, y de la mano por ejemplo de Mario Sureda, Augusto Liliedal o Juan Carmelo Zerillo, fueron llegando poco a poco nombres vitales como Francisco Varallo o Martín Malianni, que se sumaron a talentos de la casa como Evaristo Delovo, Miguel Curell e Ismael Morgada. Todos ellos, junto al recordado arquero Felipe Scarponi, Antonio Belli, Julio Di Giano y el español Jesús Díaz, lograron conformar un equipo que dejó bien en claro su objetivo desde el primer partido.

El 21 de julio de 1929, el Lobo daba el primer paso con la gran victoria ante Colegiales en condición de visitante por 2 a 1, con los tantos de Malianni y Morgada. A partir de allí, hilvanaría nueve triunfos al hilo, con uno que fue una final anticipada ante el poderoso River.

Con los ánimos por el techo debido al gran inicio de torneo, el equipo comandado por José Luis Ripullone recibía el 13 de octubre al Millonario en el Bosque. Aquel plantel de River tenía en su equipo exponentes de gran jerarquía como Juan C. Iribarren, Alejandro Giglio y Camilo Bonelli.

Aquel torneo se dividió en dos zonas, con la final entre los ganadores de las mismas

Sin embargo, las ganas de revancha de Gimnasia por lo sucedido el año anterior, en Nuñez, y la obligación de mantener el invicto en su Zona fueron fundamentales.

El Lobo se apoyó en una gran tarea de Varallo, quien convirtió el gol, y así se encaminó a comandar definitivamente la Zona Impar, a la espera del rival para definir el título.

Tras 17 partidos, Gimnasia superaría al Millonario por una unidad (28 puntos contra 27), producto de 14 encuentros ganados y sólo tres empatados, frente a las 12 victorias, tres igualdades y dos caídas de los de Núñez. Además, el Tripero acumularía 33 goles a favor y apenas 11 en contra.

Del otro lado, Boca y San Lorenzo, igualados en 27, debían definir mano a mano al otro finalista. Después de dos empates, recién en un tercer partido el Xeneize se impuso por 3 a 1 y se clasificó para enfrentar a Gimnasia, por lo que la definición se estiró más de lo pensado.

Así, luego de dos subcampeonatos consecutivos, en 1927 y 1928, los de la Ribera querían alcanzar el título mayor y cumplir con el axioma de “la tercera es la vencida”.

LA GRAN FINAL

De esta manera se llegó al 9 de febrero de 1930, con una expectativa que se hacía sentir tanto en Buenos Aires como en La Plata.

Minutos antes de las 17.30, momento en que el árbitro Manuel Jurado daría el pitazo inicial, ya más de 30.000 almas colmaban la cancha de River para ser testigos de aquel histórico mano a mano.

Entusiasmado por la gran posibilidad, Gimnasia comenzó algo mejor. Sin embargo, la fortuna probaría el carácter de aquel equipo, ya que, tras un mal rechazo de Di Giano, comenzaría en desventaja, resultado que se estiró hacia el complemento.

Pese a esto, en la segunda etapa el Lobo reaccionaría de la mano Martín Malianni, quien apareció en todo su esplendor, primero a los 17, y luego a los 25, para vestirse de héroe y bordar así la primera estrella en la camiseta mens sana.