Arrestado por ingresar “papas verdes” a la cárcel

Convencido de que su artilugio no tenía fallas, el hombre puso su mejor cara y caminó los metros que separan la vereda de la zona de ingreso al penal de Melchor Romero. Su destino final era la Unidad 45, donde iba a visitar a un familiar de 19 años.

El plan parecía perfecto, aunque todavía quedaba sortear el obstáculo más complicado: el sector en el que se efectúan las requisas de quienes entran al establecimiento para tomar contacto con los reclusos. La artimaña no dio resultado y el sujeto terminó aprehendido por “infracción a la Ley 23737”.

El episodio ocurrió en las últimas horas en el edificio de 520 y 176, y fuentes oficiales revelaron que el acusado -de 39 años- había intentado pasar con 67,4 gramos de marihuana escondidos en tres papas cocidas que presuntamente eran para su familiar.

Los tubérculos habían sido hervidos y ahuecados. Tras cortarlos al medio, en su interior les colocaron directamente las plantas secas (cogollos y flores) de cannabis sativa. Luego “pegaron” las mitades y con ese artificio quisieron engañar a los revisores.

Los voceros indicaron que, al detectar y desbaratar la maniobra, el individuo apresado fue trasladado a la comisaría decimocuarta junto a la droga incautada. El test orientativo constató que se trataba de marihuana y se dio conocimiento del hecho a la UFI 3, a cargo del fiscal Marcelo Martini.

La utilización de alimentos para ingresar estupefacientes u otros elementos en las cárceles no es una novedad. En los últimos años se incautaron cantidades considerables de droga, oculta en bolas de fraile y otros panificados, pasteles de papa, guisos y hasta morrones.

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Dos casos fueron de los más ingeniosos. El primero ocurrió en 2017 en la Unidad Penal N° 4 de La Pampa, cuando personal del Servicio Penitenciario Federal capturó a una paloma mensajera que cargaba en su lomo una tela como si fuese una mochila, cargada con pastillas y un pendrive. En Córdoba, un detenido utilizaba una gomera y una ballesta de fabricación casera.