Siguen el legado de un médico que murió: estudiantes combaten el Covid en un barrio vulnerable de La Plata

Un grupo de estudiantes de la Facultad de Medicina de la UNLP lleva adelante una innovadora experiencia educativa en un comedor comunitario del Barrio Malvinas de La Plata que le proporciona a niños en condiciones de vulnerabilidad la posibilidad de aprender conocimientos y recursos de salud para hacerle frente a la pandemia. El proyecto se realiza en el comedor Estrellita para Todos, a partir de una iniciativa de la cátedra Salud y Medicina Comunitaria, y además recoge el legado del jefe de servicios del Centro de Atención Primaria N° 42 de esa zona, Jorge Germán Benítez, fallecido el año pasado a los 37 años, a quien se recuerda por su rol social en la zona.  Según destacan, por la metodología, basada en una modalidad de taller y con una intensa propuesta lúdico-educativa, la iniciativa será replicada por futuros médicos en Brasil.

Desde el grupo de alumnos de la cátedra, orientados por el profesor Jorge Pastor Asuaje y supervisados por la doctora Ana Bo, recordaron que en un primer momento se acercaron al comedor para colaborar con la convocatoria a un operativo de vacunación infantil. Pero en la recorrida por el barrio se encontraron con que “había una gran cantidad de niñas y niños jugando en las calles sin utilizar tapabocas, con el consiguiente peligro de contagio”.

“Dado que el programa de la materia les impone analizar la situación de salud de la comunidad y elegir un problema para el cual proponer soluciones, los jóvenes decidieron abocarse a esa situación de vulnerabilidad”, explicaron.

Pamela Suelen Jurascek, una alumna brasileña que vino a La Plata hace tres años para estudiar la carrera, contó que “al principio, los acompañábamos presencialmente, en el comedor, donde fueron revisadas sus vacunas, situaciones de salud y auxiliados en sus tareas escolares. Después planteamos actividades que les serían divertidas y al mismo tiempo importantes en esta etapa de la pandemia: Llevamos telas y utensilios para enseñarlos como hacer barbijos, y lo más importante de esta actividad es que ellos mismos hicieron sus barbijos desde el molde de papel, hasta estar listo para utilizar”.

Jarascek contó que así los chiquitos “se interesaron por coser, aprendieron actividades manuales, lidiar con tijeras, agujas, y se entusiasmaron ellos mismos en hacer sus propios barbijos. Otra cosa que nos llamó la atención fue que con esta actividad les pudimos explicar para qué sirve el barbijo, porque debe ser doble, como es su correcta utilización y de esta manera ellos aprendieron y fue una actividad muy provechosa de todos los aspectos”.

A partir de las nuevas restricciones por la pandemia dijo que “la actividad siguió de una manera muy interesante porque los chicos no tenían mucho contacto con tecnologías, internet o con clases virtuales desde sus casas, y pasaron a ir al comedor para realizar actividades virtuales, teniendo la oportunidad de conectarse, conocer nuevas tecnologías, y les gustó mucho los encuentros por internet”

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La alumna recordó que “en el día del trabajador hicimos actividades con respecto a la fecha, los chicos se disfrazaron de distintas profesiones y nos mostraron, de manera virtual, sus actividades y sus disfraces”.

También destacó “un juego creado por nosotros mismos, donde tenían un tablero dibujado, con casilleros que iban avanzando de manera cómo iban contestando bien las preguntas, que involucraban todas las actividades ya hechas con ellos. Fue una manera de tomarles lo que habían aprendido, fijar el conocimiento de todo que ya les habíamos enseñado, bien como de pasar más informaciones de una manera divertida y hecha para su edad”.

“La promoción de salud a niños o la educación en salud a niños fue vista por nosotros como algo que les debería ser presentado de manera divertida para que también se interesen por los temas. En las preguntas había temas de todos los tipos, tales como: pandemia, salud general, geografía, temas escolares y conocimientos culturales en general. Fue muy productiva y muy interesante la actividad porque se interesaron mucho por el juego, estaban participativos y preocupados en contestar las preguntas”, resaltó.

 “El premio del juego les fue entregado para que aprendan a esforzarse por los estudios y por estar siempre informados”, agregó. En ese sentido dijo que “creamos una caja con cuadernos, lápices de color, cartucheras, golosinas, y diversas cosas que les gusten y que les lleve satisfacción en haber participado y haber aprendido. Había una caja para el grupo que perdió donde tenían varios regalitos a todos los chicos y muchos barbijos”. “Las cajas fueron hechas por nosotros y también las cosas que los regalamos, las cartucheras, los cuadernos todo los hicimos nosotros, sin gastos abusivos y solamente nos costó el trabajo, lo que fue muy gratificante", añadió

El resultado obtenido en esta experiencia hizo que desde Brasil otras personas que trabaja con niñas y niños en situación de vulnerabilidad se hayan interesado en replicarla. “Eso se dio porque el grupo que trabajó en el barrio Malvinas estuvo integrado por alumnas y alumnos de distinta procedencia: dos platenses, una de Gualeguaychú, otro de Necochea y tres extranjeros: uno de Colombia y dos de Brasil. A través de una de estas personas fue que desde el vecino país se enteraron de la metodología y decidieron que sería muy útil para aplicarla en poblaciones infantiles de Río Grande Do Sul, donde piensan aplicarla ante la emergencia por la pandemia”, destacaron.

Los estudiantes fueron invitados al comedor “con la intención de continuar con la tarea que venía realizando desde la unidad sanitaria de la zona el doctor Jorge Germán Benítez. Hasta su fallecimiento en octubre del año pasado, Benítez había dirigido los primeros operativos de detección de casos de Covid-19 y era ampliamente reconocido por su trabajo en toda la comunidad”.